El Festival de Jazz de San Javier se prepara para recibir a Calexico

A lo largo de dieciséis canciones, la banda estadounidense liderada por Joey Burns (voz y guitarra) y John Convertino (batería) traslada al oyente a unos inmensos parajes de rock fronterizo con alma de western desde donde se divisan riachuelos de country y folk, colinas de jazz, silbidos de pop y vientos latinos. Hablamos de una obra total que el grupo ha decidido recuperar y presentar como gran protagonista de su nueva gira, una aventura musical en la que festejan las ya más de dos décadas de vida de este 'Feast of wire' que sigue sonando con la fuerza que caracteriza a los pasos que suponen un antes y un después.

A continuación, analizamos tema a tema este inmenso álbum antes de que Calexico lo recuerde junto a otros grandes éxitos de su catálogo en una de las jornadas más esperadas y prometedoras de la vigésimo sexta edición del Festival Internacional de Jazz de San Javier.

Gloriosa apertura que condensa en sus poco más de dos minutos un prólogo y decenas de hallazgos. A ritmo de vals, Calexico nos recibe con un mimo musical que funciona a la perfección en su condición de bienvenida. Una vez dentro, mecido por esta joya titulada 'Sunken waltz', solamente deseas que el trayecto avance para seguir descubriendo el resto de las paradas. Un inicio soñado. Una composición que roza la perfección.

Las guitarras raspan, la percusión agita, la voz se mueve en la penumbra como un afilado susurro y los vientos aparecen para reventar y reinventar el mismo latido del álbum. Esta fantástica 'Quattro (World drifts in)' aglutina un buen puñado de géneros en su interior, pero en ningún momento deja de sonar como una pieza única y alejada de toda clase de etiqueta.

Instrumental que demuestra la efectividad total que pueden llegar a albergar este tipo de pasajes, sobre todo cuando se trata de ir edificando una historia propia.

El tema más extenso de 'Feast of wire' es también una de sus cumbres incontestables. 'Black heart', con su impresionante arreglo de cuerdas, su oscuridad galopante, su melancolía abrasadora y su distorsión que zarandea los cimientos de arena y polvo, es un clásico instantáneo. La primavera se congela, la sangre derrapa y el tiempo se detiene cada vez que nos dejamos seducir por esta obra maestra.

Segundo instrumental del disco, 'Pepita' sustituye las sombras del piano de 'Stucco' por un hipnótico cuerpo de guitarras que termina generando con su sofisticado movimiento una postal musical que casi se puede oler.

Aunque el título nos lleve hasta Fleetwood Mac, 'Not even Stevie Nicks' suena (mucho) más a otras propuestas como Big Star, Elliott Smith, los primeros Radiohead o los últimos Wilco. Y cualquiera de ellos habría firmado sin dudar por incorporar un tema de este nivel a su repertorio.

Sinfonía de enorme belleza, 'Close behind' presenta una fuerza instrumental que te hace bailar y suspirar. Una de las piezas más cinematográficas (y logradas).

Desde el mismo centro de la noche emerge con calma y elegancia una 'Woven birds' que mantiene el altísimo listón dejado por sus predecesoras. Contando entres sus múltiples virtudes con una soberbia interpretación vocal por parte de Burns, este tema de alas rotas, lluvia y nubes fugitivas es una auténtica delicia.

Se adivina un piano en la lejanía. Las cuerdas te acurrucan en sus brazos de madera. Puedes intuir que el frío se cuela por la ventana y las puertas. Los perdedores regresan a casa dispuestos a contar sus victorias. Suena 'The book and the canal'.

Como si The Flaming Lips optaran por coquetear con el rock fronterizo, así suena 'Attack El Robot! Attack!', el tema más experimental del disco.

Si me viera en la obligación de tener que escoger una sola canción de 'Feast of wire', lo cual supondría un reto considerable, es bastante probable que la elegida fuese 'Across the wire'. Uno de los mejores temas de la carrera de Calexico. Y la joya de esta reluciente corona.

Instrumental ligero que, aunque no aporte demasiado, se escucha con agrado. Punto menor, que no bajo, de 'Feast of wire'. Alguno tendría que haber, ¿no?

Sabor y aroma latino para recuperar el pulso y volver a ubicar al disco a una altura destacada. Además de tener un título tan increíble como 'Güero Canelo', estamos frente a una composición cuyo modelo de llamada-respuesta se vuelve realmente adictivo. Intenta escucharla sin mover los pies.

Si se resalta tanto el espíritu cinematográfico que recorre de inicio a fin este 'Feast of wire' es por piezas como 'Whipping the horse's eyes'. Un instrumental tan breve como sugerente que nos prepara para la recta final.

El jazz tarda en llegar con fuerza al disco, pero, cuando lo hace, es a través de esta composición fabulosa y refinada titulada 'Crumble'. Merece la pena esperar si la recompensa es así de valiosa.

Calexico concluyen esta inolvidable expedición musical con 'No doze', cierre que nace como ligero roce y acaba en estruendo.