Despega la nueva era de Second

Entraron al top 14 de la lista de ventas en la semana del lanzamiento de 'Anillos y raíces' y este fin de semana, tanto esta noche como la de mañana, inician en la Sala REM de Murcia su gira nacional de presentación reventando aforos. Han agotado las localidades de sus dos fechas murcianas, pero también las de Madrid -nada menos que en el Teatro Circo Price-, Sevilla y Zaragoza y están a punto de hacer lo propio en Barcelona, Córdoba y Valencia.

Pero aunque hoy el sol haga brillar sus dientes de oro, a Second nadie le ha regalado nada. Nunca. Ni el público, al que se han ido ganando canción a canción, disco a disco, directo incontestable a directo aún más incontestable; ni la crítica especializada, reacia en sus inicios al poderío escénico de la banda en época de mirarse los zapatos, reacia más adelante al paso del inglés al español considerado casi como una traición (¿a quién?), reacia finalmente a la sospecha de todo aquello que tenga éxito (aquí me permito citar la frase de Miguel Rivera, de Maga: «En España gustan mucho los músicos muertos, pero muertos de hambre»). Bien, hoy todo se ha relajado y pocos dudan de que Second se ha ganado a pulso de buen hacer, talento y evolución su actual estatus como una de las formaciones más deseadas de ese indie que ni lo es, ni deja de serlo, ni a quién le importa (lo que yo haga).

Para elaborar este 'Anillos y raíces' -octavo álbum de estudio, noveno de su discografía- se tomaron un año, no sabático o de asueto como en principio pretendían, pero sí de ruptura con los escenarios. Quizá por ello las ganas de verlos sean aún mayores. Me lo confesó el propio Sean Frutos tras su concierto en el Warm Up de 2017.

-¿Qué te ha parecido el concierto? [me preguntó].

-Bien, muy festivalero.

-Vamos a parar, no puedo más. En cuanto solventemos los compromisos pendientes, nos vamos a tomar un año de descanso.

Una decisión acertada, que no fácil -la pasta está en los directos- ni tampoco del todo ajustada pues, insisto, la pausa finalmente lo fue solo escénica. Pronto, Jorge, Fran, Nando y Sean comenzaron a trabajar en nuevas canciones, ahora sin los parones de fin de semana motivados por los conciertos, sin la presión de una fecha de entrega. Volvieron a hacer una de sus fructíferas concentraciones -la primera, en Cabo de Gata, dio lugar a 'Invisible', el álbum que les hizo dar un importante paso adelante- y todo cobró forma y sentido. Café, vino y canciones. «Lo necesitábamos más que nunca. Llevábamos 12 años ininterrumpidos de gira-disco-gira e incluso las grabaciones de los discos las hacíamos mientras estábamos de gira... y llegó un punto en que necesitábamos esto. Hemos tenido tiempo para reflexionar, no solo sobre las canciones, sino también sobre el grupo, sobre lo que queremos, hemos vuelto a pensar en qué somos, encontrarnos a nosotros mismos y trabajar con calma. Creo que ha sido muy positivo y se ha notado en el resultado del disco y también en la salud del grupo», explica Sean Frutos.

Desde su primer disco, un 'Private life' (2000) que el grupo se autoeditó financiado con los premios obtenidos en los dos certámenes que ganaron ese año -el autonómico y ya desaparecido Murcia Joven y el local Creajoven, hoy CreaMurcia- Second ya lanzó un mensaje para todo el universo. Aunque tardó en llegar. Los primeros en captarlo fueron los ingleses, que de esto saben un rato. Los nombraron 'mejor nueva banda internacional' en los Global BOB Awards y, a partir de ahí, todos se lanzaron a 'descubrirlos'. Había que estar ciego y sordo para no darse cuenta de que no se trataba solo de otro buen grupo más. Que estábamos ante lo que iba a ser una gran banda.

Han pasado los años y los discos y, entre ambos, muchos kilómetros, discográficas y escenarios. Siempre tomando decisiones de modo consensuado, funcionando de manera grupal. Y tras un año entregados al proceso de elaboración, por fin el pasado mes de noviembre vio la luz 'Anillos y raíces', su noveno álbum, octavo de estudio. Todos parecen coincidir en que se trata de un retorno a sus inicios, pero yo no lo acabo de ver así. Me parece que se trata de un paso más en su evolución. Un disco profundo, envuelto en una cierta épica, que propone algunas novedades armónicas y estructurales sin dejar de ser 100% Second. Una colección de canciones a la altura de sus mejores trabajos, que habla de deseos de cambio y liberación -de hecho han cambiado de todo: discográfica, editorial y agencia-, de escapar de la rutina y romper la norma, algo ya presente en sus dos álbumes precedentes, de encontrar nuevas vías de expresión sin traicionarse a sí mismos. Un disco que presentan desde hoy mismo. Despega la nueva era.