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Además de a la euforia, como reza el título de su duodécimo trabajo de estudio, Carlos Goñi, garganta, corazón y tinta de Revólver, es adicto al escenario y al hermoso arte de contar historias en forma de canciones. Así lo lleva demostrando, con notable talento, ... desde hace más de cuatro décadas, tiempo en el que el cantante y compositor nacido en Madrid, pero valenciano de adopción, ha firmado alguno de los temas más significativos y apreciados del pop/rock español. Un buen número de clásicos que, junto a las piezas que conforman el citado y estupendo 'Adictos a la euforia', sonarán esta misma noche sobre el escenario del Teatro Circo de Murcia. Charlamos con Goñi.
–La última vez que hablamos fue el mismo día en el que se publicó 'Adictos a la euforia'. Más de medio año después, ¿se le ha pasado ya el inevitable vértigo que conlleva cada nuevo paso del camino?
–Soy una persona que no se tira mucho tiempo relamiéndose. Estoy feliz, claro, pero desde el momento en el que veo que las canciones empiezan a crecer y el público y nosotros a disfrutar con ellas, empiezo a pensar en lo que viene. No suelo quedarme demasiado tiempo en los laureles. Cuando miro hacia atrás, algo que hago muy poco, es para no cometer los mismos errores, porque ya tengo bastante con los nuevos.
–Tenía usted toda la razón cuando aseguraba que 'El anillo de boda' era una de las mejores composiciones de su trayectoria. ¿Qué sensaciones identifica para detectar que tiene entre manos una de esas canciones destinadas a perdurar en el tiempo y el repertorio?
–No suelo darme cuenta de ese tipo de cosas. Lo que detecto es lo que provocan en mí y lo que me emociona. Luego, por supuesto, no acierto siempre. Por ejemplo, yo nunca detecté el potencial de 'Si es tan solo amor', pero jamás. A mí las que me gustaban eran 'Tormenta en la puerta del sol' y 'Si no hubiera que correr' (risas). Lo que pasa con 'El anillo de boda' es que representa gran parte de la música que llevo escuchando desde que era un crío. Decidimos echarle valor y abrir los conciertos de esta gira con ella, lo cual es una gozada. Respecto a lo de perdurar en el tiempo, bueno, eso es algo totalmente imposible de anticipar hasta que estás sobre el escenario. Me ha pasado con muchos temas que pensaba que iban a funcionar y han terminado durando muy poco en el repertorio como, por ejemplo, 'Adictos a la euforia' o 'Calor y tiempo', todo lo contrario que 'El otoño está al caer' y 'Al infierno sin papeles', dos canciones que han caído totalmente de pie.
Cuándo Viernes, a las 21.00 horas.
Dónde Teatro Circo. Murcia.
Cuánto 26 € / 32 €.
–¿Cómo trata un artista de su experiencia de evitar que influya de alguna manera en su proceso creativo la opinión posterior que pueda dar el público?
–Independientemente de la disciplina, ningún artista es impermeable a la opinión del público, la prensa y los amigos. Todos somos extraordinariamente sensibles con este tema. Puedes encontrar treinta comentarios buenos y uno malo, pero va a ser ese último el que te termines llevando a casa. Lo que ocurre es que, al menos en mi caso, no permito que nadie entre en el proceso creativo. Y nadie es nadie. Ni familia, ni banda, ni amigos, ni entorno. Es una cuestión exclusiva entre mi corazón y yo.
–¿La carretera, los hoteles, las maletas y los viajes de ida y vuelta siguen siendo terrenos propicios para que nazcan las canciones o la calma del hogar ha ido ocupando ese lugar?
–He utilizado todo eso que comentas y no de forma única. He pasado épocas en las que me dedicaba a escribir desde casa y ha habido momentos en los que tenía más notas sobre las letras de las canciones en la primera página de un libro o en las bolsas para vomitar de los aviones. También es verdad que, como últimamente tengo ganas de no parar de tocar, voy tomando apuntes por todos lados. Se trata de seguir vivo. Hay que tener la boca bastante cerrada y los ojos y los oídos bien abiertos para ir captando lo que pasa a tu alrededor e ir sacando canciones desde ahí.
–¿Podremos disfrutar del tramo acústico marca de la casa en el concierto de esta noche?
–Por supuesto. Aunque te diré que es la primera vez en toda mi carrera que me gusta más tocar con la banda que en solitario. Es algo que jamás me había ocurrido. Pero claro que necesito esa parte acústica, no estaría completo sin ese momento en el que le digo al público que, mientras el grupo descansa, se quedarán un rato a solas con el telonero, que soy yo (risas).
–En estos tiempos musicales tan marcados por las giras de despedida, los reencuentros puntuales y la celebración del ayer, usted aboga por la euforia y la excitación del presente. ¿Cómo hace para evitar la tentación del pasado?
–La nostalgia y yo nos llevamos mal. Durante épocas de mi vida he sido bastante usuario de la melancolía, eso sí. Me atrevería a decir que estoy en el mejor momento de mi vida. Por eso me resulta muy sencillo encarar y disfrutar el presente y no usar el tiempo para regodearme en lo que fue.
Empecemos haciendo justicia por los discos que no están, cosas de espacio y extensión, pero que bien podrían haber formado parte de este repaso por las obras fundamentales de la trayectoria artística de Revólver. Veamos, si acudimos a los primerísimos tramos del camino, está claro que 'Si no hubiera que correr' juega un papel fundamental, mientras que, si hablamos en clave acústica, la trilogía básica asiente sonriente desde la cima. Ajustando la mirada al siglo XXI, encontramos grandes trabajos como '8.30 a.m.' y, una debilidad personal, '21 gramos'. Ahora sí, vamos con los seis discos que han logrado colarse finalmente en la selección de lo mejor del Revólver de Carlos Goñi.
Ni una pizca de relleno. Estribillos y letras que estallan en épica y emoción. La cima de Revólver brilla con la luz de 'El Dorado'.
Solamente por su tema principal, impresionante, ya merece estar aquí. Y el resto del disco, por si hay alguna duda, está a la altura.
Un trabajo memorable. 'Básico 2' es una gozada desde todos los puntos de vista que mantiene intacta su destreza para apasionar y enamorar.
Pocas veces ha sonado Goñi tan feliz como en 'Adictos a la euforia', un último disco a la altura de lo más destacado de Revólver.
Pasó injustamente desapercibido, así que conviene ir señalando a 'Capitol' como el inspiradísimo trabajo que siempre fue.
De 'San Francisco' a 'Viaje a ninguna parte', 'Sur' se desenvuelve con las formas inconfundibles de los grandes discos. Una joya.
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