Antonio Lizana, considerado con toda justicia una de las figuras más relevantes de la nueva generación del flamenco jazz, ha optado por dibujar el mapa al revés a la hora de crear 'Vishudda', su último trabajo. Y es que, para dar con la inspiración que ... escribiera el primer punto de la quinta obra de su trayectoria en condición de líder, el saxofonista, cantaor, arreglista y compositor gaditano se ha dejado embriagar por las postales que llegan desde las calles, tocadiscos, orillas y patios de su Cádiz del alma, unificando su pasado y presente bajo el acogedor paraguas de dos géneros musicales que potencian con idéntica fuerza la nostalgia y el hoy más arrebatado. En definitiva, hablamos de un trabajo delicioso en fondo y forma que el artista presentará en el marco del Murcia Jazz Festival junto a Daniel García (piano y teclados), Arin Keshishi en el bajo eléctrico, Shayan Fathi a la batería y El Mawi de Cádiz (baile flamenco). Charlamos con Antonio.
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Cuándo Sábado, a las 20.00 horas.
Dónde Teatro Circo. Murcia.
Cuánto 12 € / 15 € / 18 €.
–Toda su obra está marcada por la fusión entre el jazz y el flamenco, dos lenguajes musicales hermanados por la imaginación, la visceralidad, la improvisación, la elegancia y la delicadeza. ¿En qué momento se enamoró usted de cada uno de ellos?
–El flamenco me lo encontré en la calle. Aprendí la música de Camarón, Paco de Lucía y el nuevo flamenco que iba saliendo cuando tocaba con amigos en fiestas familiares y en casas. Lo que pasa es que, como ya estaba con el saxo, tuve pronto la necesidad de improvisar y desarrollar aquellas melodías que no paraba de descubrir. Fue entonces cuando comencé a buscar a los grandes maestros improvisadores y cuando conocí a mis primeros héroes dentro del mundo del jazz como Charlie Parker, John Coltrane, Dexter Gordon o Art Pepper entre muchos otros.
–¿Cuándo decidió que la unión de ambos géneros marcaría de una manera tan contundente su trayectoria artística?
–No se trató de una decisión, fue más bien el deseo de que toda la música que me gustaba estuviese representada dentro de mis composiciones. Y, aunque estuve haciéndolo de una manera u otra desde el principio, lo llevé a cabo de una forma más decidida cuando empecé mi proyecto en solitario y a interpretar mis propios temas.
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–En su currículum musical aparecen los oficios de saxofonista, cantaor, arreglista y compositor. Casi nada. ¿De qué manera equilibra los niveles de intensidad, inspiración y pasión que requiere cada una de estas facetas profesionales?
–Es complicado y hasta cierto punto frustrante porque cada una de esas carreras merecería una vida entera. En cualquier caso, yo siento la llamada de cada una de esas facetas, así que me aplico lo que puedo en todas ellas con el mayor respeto y con mucha pasión.
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–Su último trabajo, 'Vishuddha', hace referencia al nombre del quinto chakra en la tradición hindú, el cual está directamente relacionado con la pureza. ¿Cómo surgió la idea para este proyecto y de qué manera trabajó para lograr convertir en canciones este concepto?
–Estaba en el proceso de componer la música nueva y todavía no tenía el título. Me lo encontré leyendo un libro de yoga. Este es mi quinto disco como líder y aprendí que Vishuddha es el nombre del quinto chakra, el correspondiente a la garganta, y que, como dices, se traduce como pureza, un concepto muy recurrente en el ambiente flamenco. Además, según afirman en muchos lugares, alinearse con este chakra significa hacerlo también con tu voz interna y la intención de crear belleza fuera, así que, claro, después de leer eso, ya no tuve que pensar mucho más.
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–Los aromas y melodías de su Cádiz natal están más presentes que nunca en este quinto trabajo discográfico. La voz propia y más auténtica, además de la interna a la que hacía referencia en la pregunta anterior, encuentra siempre su luz más brillante en los orígenes, ¿no cree?
–No tengo la certeza de que sea así para todo el mundo, pero reconozco claramente ese sentimiento en mí. Cuanto más viajo, más deseo que mi música evoque al paisaje de mi tierra.
–¿Diría que 'Vishuddha' le ha ayudado a sentir de una manera distinta los recuerdos y cambiar su perspectiva sobre la importancia de las raíces?
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–Sí, fue un acto totalmente consciente. Quería que el disco tuviera un sonido contemporáneo y que, al mismo tiempo, se pudiera reconocer que es la música local de un rinconcito en el mundo.
–El disco termina, nada más y nada menos, que con una versión de la imponenten 'Nana del caballo grande', una de las múltiples obras de arte que encontramos en el legado de Camarón de la Isla. ¿Cómo se enfrenta uno a un clásico de estas dimensiones? ¿Supo desde el principio que querría concluir de esta forma este nuevo disco?
–Llevo algún tiempo explorando un modelo de trabajo basado en cantar y responderme con el saxo. He probado varias cosas, pero la versión de este tema siempre resultaba muy profunda, así que me pareció también una bonita manera de homenajear a Camarón de la Isla, un artista que ha sido una de mis inspiraciones más importantes como cantante.
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–En su concierto en el Murcia Jazz Festival, uno de los más esperados de esta nueva edición, estará acompañado sobre el escenario del Teatro Circo por sus insperables Daniel García, Arin Keshishi, Shayan Fathi y El Mawi de Cádiz. ¿Cómo definiría la dinámica de trabajo que tienen en este formato de quinteto?
–Bueno, al final es un grupo que ya ha rodado mucho a lo largo del tiempo. Llevamos ya un total de siete años de giras, grabaciones y mil vivencias juntos, así que la dinámica es muy familiar, a la vez que profunda. Nos conocemos muy bien y sabemos la manera de ayudarnos para que todo el mundo esté cómodo y pueda dar lo máximo de sí mismo.
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–Más allá de los aficionados que responden siempre de manera fiel a la llamada, ¿hasta qué punto considera que son importantes iniciativas como el Murcia Jazz Festival de cara a acercar este género musical y sus distintas vertientes a un nuevo público?
–Creo que promocionar este tipo de eventos hacia el público general es una tarea indispensable. Tanto el jazz como el flamenco son músicas de directo. Está claro que existen las grabaciones, pero estas artes tienen su máxima expresión en el momento en el que se crean. Habría más afición si la gente estuviese familiarizada con la belleza de este proceso.
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