La alquimia inalterable de Dire Straits

Las canciones de los Dire Straits llevan acompañando a millones de personas desde hace casi cinco décadas, mostrándose así como un infalible artefacto de nostalgia musical donde se dan cita diversas generaciones. Una admirable forma de sobrevivir al paso del tiempo que se entiende mejor cuando se analiza desde la grandeza de los grandes clásicos firmados por un grupo que hizo del virtuosismo un inesperado homenaje al tarareo contagioso, de la lírica de acento Springsteen un rodillo de guiños cómplices y del fraseo del Santo Padre Bob (Dylan) un compromiso infranqueable.

Con estos elementos, la banda británica conquistó parte de la cima del rock ochentero gracias a trabajos tan formidables como 'Making movies' o el impoluto 'Brothers in arms', título que, además, sirve como perfecto puente para alcanzar la propuesta que aterriza en Cartagena el próximo sábado dispuesta a reivindicar la estupenda salud de los viejos tiempos. Nueve músicos, un repertorio repleto de clásicos basado en el impresionante 'Alchemy: Dire Straits Live' del 84 y una escenografía medida al milímetro se dan cita en el nuevo espectáculo de Brothers in Band, una de las formaciones más destacadas del panorama europeo en lo que tiene que ver con el tributo a la banda de Mark Knopfler y compañía. Así, El Batel acogerá una celebración por todo lo alto de un repertorio que, en opinión de Miguel Queixas, batería de Brothers in Band, se mantiene «único, singular e irrepetible», subrayando además su «profunda carga melódica y emocional, aparte de una evidente maestría de la guitarra de Knopfler con un estilo y sonido propio muy marcado».

Un catálogo inmaculado en el que brillan con luz propia «la fuerza y energía que tienen canciones como 'Sultans of swing', 'Romeo and Juliet', 'Tunnel of love' y 'Telegraph road'», temas que señala Queixas como principales protagonistas del «clímax máximo» de un concierto con el que, además, se busca generar una sensación de «emocionante viaje musical que haga del presente un feliz paso por los recuerdos que cada uno de nosotros tenemos asociados a estos temas que forman parte de nuestra vida». Al fin y al cabo, de eso se trata, de reincidir en el culto a las postales inolvidables de la memoria, sumando, eso sí, a nuevo público en el trayecto. «Es una alegría ver a familias en nuestros conciertos», admite el batería, «ver abuelas con nietos, padres con hijos disfrutando, compartiendo y descubriendo el legado de Dire Straits es muy valioso y ser parte de ese vehículo de transmisión es muy satisfactorio». Una felicidad que traspasa el escenario y con la que también se reivindica el papel de las bandas tributo, formato duramente criticado por parte de una industria musical que siempre ha observado este tipo de espectáculo con el gesto fruncido y las cejas arqueadas.

En este sentido, el batería de Brothers in Band lo tiene claro, recalcando que «como no puede ser de otra manera, el respeto por todas las opiniones y opciones debe ser el punto de partida», antes de señalar que «nosotros siempre hemos pretendido homenajear con respeto a Dire Straits, cuidando al máximo los detalles, pensando en ofrecer una propuesta de calidad que durante unas horas transporte al espectador a otro momento y ambiente, buscando generar sensaciones especiales. Creo que esto no difiere de lo que cualquier músico pretende conseguir cuando sube a un escenario, independientemente del estilo o de la autoría del repertorio, y que no es más que congeniar con la gente, crear esa cálida relación del directo, encontrar la ansiada comunión con el público».

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