La protesta de los trabajadores de residuos y limpieza viaria daba ayer el salto a las calles. Los sindicatos UGT y CCOO –mayoritarios en el Comité–, junto a CSIF, se plantaron frente a las puertas del Ayuntamiento mientras, en el interior, se celebraba el último pleno del presente curso político.
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Encabezados por su portavoz, José Luis Bear (CCOO), se dieron cita cerca de un centenar de empleados de la contrata gestionada por la multinacional Acciona. Entre los concentrados estaban también familiares, el delegado de UGT, Antonio Escamilla, el presidente del Comité de Empresa, Mario Piqueras y uno de sus predecesores, el histórico sindicalista Juan Osuna. También acudió desde Alicante el responsable de CCOO en el sur de la provincia, Miguel Ángel Mira.
En línea con lo expresado en anteriores ocasiones por estas secciones sindicales, denuncian un maltrato por parte de la empresa a los trabajadores, así como incumplimientos del convenio. Precisamente en aras de hacer cumplir dicho documento y antes de la convocatoria, los trabajadores fueron avisados de que el convenio prohíbe el uso del uniforme de trabajo fuera de servico y se les conminó a no usarlo en la protesta. Reclamación que fue atendida por los concentrados, que acudieron vestidos 'de calle'.
La pasada semana, traslada Bear, mantuvieron una reunión con la empresa, de la cual asegura que no hubo ningún avance y que quedaron emplazados para volver a reunirse en septiembre.
Bear acusa a la dirección de la empresa de maniobrar para tener un Comité de Empresa afín. En este sentido, los representantes del sindicato USO en el Comité no estuvieron presentes, pues siempre se han mostrado contrarios a la estrategia seguida por el resto de sus compañeros.
Bear también señaló a Acciona por supuestamente tratar de amedrentar a los trabajadores con sanciones para que no se sumen a la protestas y también, dijo, contratar a familiares y amigos. Tras la convocatoria, el portavoz sindical señala que habrá una nueva asamblea general y que en ella se decidirá si continúan la estrategia de presión. Lo siguiente, afirma, sería plantear parones temporales en el servicio. Por el momento asegura que no han querido hacer huelga porque quieren evitar que los torrevejenses, dice, se vean más perjudicados.
En la concentración, se dejaron ver pancartas con mensajes sobre los que Bear incidió. Señalaban que la contrata es la más cara que costea el Ayuntamiento, a quien le cuesta unos 24 millones al año. También manifestaron que la empresa, a su juicio, no está cumpliendo con los refuerzos que se le exigen para la temporada estival. Según el líder sindical, hay trabajadores a los que se les asignan más rutas de las que pueden cubrir, así como empleados que, pese a tener achaques por la edad, señala, no se atienden sus peticiones de asumir tareas físicamente menos exigentes. «No estamos pidiendo dinero, solo que se nos respete», repetía con insistencia Bear.
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