![Técnicos municipales abogan por desentubar el azarbe del Palmeral de Orihuela](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/06/14/1467869388-kcLB-U200553955445Z7B-1200x840@La%20Verdad.jpg)
![Técnicos municipales abogan por desentubar el azarbe del Palmeral de Orihuela](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/06/14/1467869388-kcLB-U200553955445Z7B-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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El arroyo al que van a parar las aguas que manan de los antiguos baños de San Antón, más que un alegre y serpenteante caudal vigoroso en variedad de vegetación y fauna, está hoy más cerca de asemejarse a una pestilente ciénaga. Ese es el estado en el que se encuentra el azarbe de las Fuentes, que cruza el Palmeral de Orihuela. Un situación que, de prologarse, podría poner en peligro la subsistencia de algunos de los ejemplares que pueblan este entorno natural declarado BIC y solo comparable a su hermano mayor de Elche. La solución, por suerte, no sería en exceso compleja. El plan del Ayuntamiento para acabar con este foco de plagas y enfermedades es bien tradicional, dejar al aire libre lo que un día se decidió con dudoso criterio entubar.
Así lo confirma a LA VERDAD el concejal de Medio Ambiente en funciones, Guillermo Cánovas (PSOE). El edil asegura que esta es la solución por la que abogan los técnicos municipales al cargo del cuidado de esta joya verde del municipio. «Estamos trabajando para elaborar un convenio con Hidraqua y que esta acometa la obra», explica al tiempo que reconoce que los tiempos políticos no le permitirán guiar dichos trabajos. Este próximo sábado se constituye el nuevo ayuntamiento y se elegirá al nuevo alcalde. Cánovas decidió no concurrir en la lista de los socialistas a las pasadas elecciones.
Por su parte, la Asociación de Amigos del Castillo de Orihuela se hacía eco del estado de esta acequia pensada por los antiguos labriegos propietarios del paraje para evacuar las abundantes aguas que recogen las laderas del monte San Miguel y la sierra de Orihuela y que hacen de este lugar emblemático una zona altamente inundable. Alertaban además del peligro que suponía que, tras las últimas lluvias, el azarbe luciera como un cenagal de aguas estancadas. Un 'hábitat' muy propenso, indicaban, no solo para la proliferación de mosquitos y malos olores, sino también de hongos que puedan pudrir las raíces de las palmeras, algunas de ellas de muy avanzada edad.
Así lo ratifica el propio Cánovas, que asegura que ya se intentó de forma manual intervenir el azarbe retirando los lodos acumulados, pero se constató que las raíces de las palmeras habían penetrado en el interior de la conducción imposibilitando la maniobra de desantranque. Una situación, asume, preocupante y que invita más si cabe a dejar este canal de riego como fue pensado por sus constructores: a cielo abierto. «Así, cuando se vuelva a producir un atasco, se podrá localizar y deshacer más fácilmente», suscribe.
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