Nuca. Con ese nombre han bautizado a la tortuga boca que fue ayer rescatada en el puerto de Torrevieja. El ejemplar, una hembra adulta de 58 kilos de peso, fue avistada el pasado 3 de diciembre por un vecino, el cual dio alerta al biólogo municipal de la ciudad salinera, José Antonio Pujol. El experto, que participa del protocolo autonómico para la captura y protección de esta especie en peligro, empezó desde ese momento a planificar la manera de capturarla y trasladarla a un lugar más seguro de la mano de la Fundación Oceanogràfic, la Generalitat y la Universidad de Valencia.
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Junto con los responsables de los Museos Flotantes de Torrevieja, el equipo siguió los pasos y la rutina de la tortuga. El operativo para extraerla del agua no comenzó hasta este pasado martes. Se sabía que rondaba la zona pesquera, ya que este rincón de la bahía torrevejense le podía suministrar de ese alimento que los pescadores desechan en La Lonja o que sale de la limpieza misma de las redes de arrastre. De hecho, sospechan que, por ese motivo, puede que acabara Nuca con el anzuelo en la boca. Se desconoce, por contra, cómo pudo perder una de sus aletas delanteras. Si fue fruto de un accidente o del ataque de algún depredador.
La captura se realizó disponiendo dos embarcaciones en dos puntos separados junto a la zona pesquera. Una de ellas era una zodiac con base en el Real Club Náutico, que iba pilotada por el conocido fotógrafo torrevejense Joaquín Carrión. La otra era un bote de mantenimiento que usan en los Museos Flotantes y en la que iban tanto el biólogo municipal como uno enviado por la Fundación Oceanogràfic. Equipo al que se sumaron también dos veterinarios.
La operación, según relata Pujol a LA VERDAD, podría haber acabado en un rotundo fracaso, pues estaban al albur de que Nuca decidiera emerger a la superficie para desvelar su posición exacta. La suerte finalmente les acompañó y la tortuga se asomó. Antes de que pudiera volver a esconderse en las profundidades de la bahía, el biólogo del Oceanogràfic, equipado con su neopreno, pudo capturarla sin riesgos y subirla al bote para, a continuación, montarla en la furgoneta camino de Valencia.
Actualmente Nuca es otro ejemplar más de cuántos viven en cautividad en el Arca del Mar. Así llaman al espacio reservado en el acuario y centro de investigación valenciano reservado a la protección de estas especies marinas. Sin ir más lejos, ella no es la 'torrevejense' que reside allí temporalmente. Entre sus instalaciones también están algunos de los hijos de Pura Vida, la tortuga que llenó a Torrevieja de alegría después de gratificar a los arenales de Los Locos y La Mata con dos puestas de huevos. Un fenómeno que, con el cambio climático y la proliferación de plásticos, se ha hecho cada vez más excepcional y, por tanto, un motivo de celebración.
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Aun así, señala Pujol a este periódico, tampoco es tan raro que algunas tortugas bobas acaben aleteando dentro de los límites que marcan los torrevejenses diques de Levante y de Poniente. De hecho, según el biólogo, a ello puede favorecer la orientación misma del puerto de Torrevieja, que mira de frente al sureste, por lo que está expuesto a los vientos de 'lebeche', es decir, los que vienen de Cartagena. Lo que sí es excepcional de Nuca es que permaneciera dos meses dentro. «Algunas entran, se quedan un poco y luego salen», señala el experto que trabaja para el Ayuntamiento de Torrevieja y que recuerda que la última vez que tuvo lugar un suceso de estas características fue en la primera década de este siglo.
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