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Dos visitantes observan el boceto de Ramón Gaya junto al cuadro original de Velázquez.

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Dos visitantes observan el boceto de Ramón Gaya junto al cuadro original de Velázquez. Eva Moya
Exposición en el Museo de Arte Sacro

Ramón Gaya sale en misión pedagógica a Orihuela

El museo del artista murciano reúne en el Palacio Episcopal un conjunto de obras inspiradas en los cuadros más célebres de Velázquez

Viernes, 24 de mayo 2024, 01:08

El caricaturista Alfonso Ortuño, hijo predilecto de Orihuela, siempre se ha confesado prendado por la obra de Velázquez. Entrar en su estudio es imbuirse de un ambiente 'meninesco' –si se permite la expresión–. Otro hijo predilecto, en este caso de Murcia, también fijó sus ojos en el genio sevillano para firmar sus obras. Su nombre es el del ilustre pintor Ramón Gaya. Así, no son pocos los paralelismos que invitan a pensar que, si no todos, buena parte de los artistas a orillas del Segura han tratado de emular alguna vez al pintor de cámara más alabado de la Corte de los Austrias.

Considerado Gaya por un exdirector del Prado «como el mejor escritor sobre arte del siglo XX», el museo del «pintor escritor» –así se llamaba a sí mismo el murciano– ha traído todos aquellos bocetos, algunos minuciosos estudios anatómicos, que dan prueba de esa admiración por el más brillante pincel de la pintura barroca española. Así, de hecho, lo dejó negro sobre blanco Gaya en 'Velázquez, pájaro solitario', el libro con el que el murciano brindó homenaje al genio de Sevilla y que ha sido escogido para titular la exposición que aterriza hasta el 30 de septiembre en el Museo Diocesano de Arte Sacro, antiguo Palacio Episcopal de los obispos de Orihuela. Con 19 pinturas, el Museo Ramón Gaya supera las lindes de la capital del Segura y hace su colección «circulante». Una forma, entienden desde la institución apadrinada por el Ayuntamiento de Murcia, de hacer honor a su pintor más querido recuperando de manera simbólica el espíritu de las Misiones Pedagógicas que impulsó el Gobierno de la República con el fin de hacer partícipes y conocedores de la cultura y el arte a los pueblos. Un proyecto del que, recuerdan los comisarios de esta exposición, tanto Gaya como otros ilustres intelectuales como, por ejemplo, Antonio Machado, trataron de sacar de la ignorancia y la incultura a cientos de españoles poco antes del estallido de la guerra.

Como hicieran en los años 30 del pasado siglo aquellas ilustradas misi ones, Gaya se hace, por medio de esta exposición, presente ante los oriolanos a los que, de la mano de su obra, invita a acercarse al arte de Velázquez y, además, desde la casa que atesora uno de los cuadros más virtuosos del sevillano. Privilegiada Orihuela con ser la ciudad más 'pequeña' que cuenta con un Velázquez, desde ayer la imagen de la 'Tentación de Santo Tomás' luce ya junto al boceto que Gaya dedicó a esta obra y, en particular, a ese arcángel que acude en socorro del filósofo de la iglesia cuando este estaba siendo tentado por una meretriz dispuesta a hacer tambalear sus vocaciones sacerdotales.

Mitológicas y cortesanas

Pero la muestra no termina ni mucho menos ahí. La completan multitud de cuadros cedidos por la pinacoteca murciana en los que Gaya versionó con su fino pincel imágenes icónicas del Museo del Prado. Desde la etapa más italianizante de Velázquez, con escenas mitológicas como 'La Fragua de Vulcano' o 'El Triunfo de Baco', pasando por escenas más costumbristas como la del Niño de Vallecas y culminando el conjunto –cómo no– con sus variadas interpretaciones de las Meninas y otras escenas más cortesanas. Todo además en un momento en el que el Museo de Arte Sacro se ha hermanado con El Prado y, de hecho, ya acoge de manera temporal uno de los cuadros de la prestigiosa galería madrileña.

Dos de los cuadros que dedicó Gaya a las Meninas. Eva Moya

Gaya, así, llega para sumar por unos meses a un proyecto museístico, el del Museo de Arte Sacro, que, en otro orden de cosas, cose y une lazos fraternales entre la capital de la Región de Murcia y la de la Vega Baja del Segura. Así lo destacaron de forma unánime los representantes de las diferentes instituciones que han puesto su granito de arena en esta muestra única. En la inauguración estuvieron presentes el director del Museo Ramón Gaya, Rafael Fuster; el director del Museo de Arte Sacro, José Antonio Martínez, y los concejales de Cultura de los ayuntamientos de Murcia y Orihuela, Diego Avilés y Gonzalo Montoya, respectivamente. A los que cabe añadir los profesores oriolanos Mariano Cecilia y Gemma Ruiz, vínculo de unión entre el museo diocesano de Orihuela y el departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia.

Intrahistoria

Fuster, en este sentido, expresó la envidia que suscita en Murcia que Orihuela cuente con un espacio de la calidad del Museo del Arte Sacro. «Un sitio tremendamente especial en un emplazamiento único», describió el director de la pinacoteca murciana, que destacó las piezas más singulares, algunas de ellas además con una intrahistoria que daría para guión de película.

Así, Fuster reseñó cómo Gaya, tras salir de su cautiverio en el campo de concentración de Saint Cyprien, se lanzó a retratar a las Meninas a partir de una mera postal. «Fue la única pertenencia que le quedó». Hoy el resultado de aquella desgracia que marcó a la postre el idilio entre Gaya y Velázquez se puede ver en Orihuela. «En definitiva, hemos hecho un barrido por lo mejor que tenemos en el museo considerando que este museo no podía recibir nada diferente», resumió Fuster.

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