Cartel y precinto policial ubicado junto al Palacio de Rubalcava. LV

La Policía Local de Orihuela corta dos calles ante el riesgo de derrumbe del Palacio de Rubalcava

El Ayuntamiento asegura que se trata de una medida preventiva para evitar posibles desgracias y aclara que no se ha producido ningún desprendimiento

Sábado, 7 de octubre 2023, 00:25

El riesgo de derrumbe en Rubalcava es muy real, pero este viernes se ha hecho especialmente palpable y, sobre todo, visible. Con la estructura prácticamente al aire, apoyado sobre un suelo inestable y con los obreros lejos de palacio desde finales de julio, el Ayuntamiento no quiere que suceda ninguna desgracia. Por este motivo y con carácter preventivo, el equipo de gobierno ha ordenado a la Policía Local acordonar los aledaños y cortar las calles Francisco Díe y Hospital hasta nuevo aviso. Los carteles puestos, además, no dejan lugar a dudas: «¡Peligro! Riesgo por caída de cascotes».

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La otrora señorial casa de los Roca de Togores languidece más que nunca y el olvido de tantos años ya le ha puesto entre la espada y la pared, en el momento clave en el que el neobarroco palacete se juega nada menos que su supervivencia. El Consistorio, aun así, pide calma a los vecinos y aclara. «Se informa que esta decisión se ha adoptado para garantizar la seguridad de los ciudadanos. El citado inmueble no ha sufrido ningún deprendimiento ni derrumbe», manifiestan en un escueto comunicado difundido en redes sociales.

Aunque eso no sucederá por mucho más tiempo si no regresan pronto los obreros. El Ayuntamiento, tal y como avanzó este periódico, espera que eso suceda esta semana que viene. Sin ir más lejos, este mismo día y después de que el Pleno redotara los trabajos con 3,3 millones de euros de remanentes, estaba previsto que los técnicos levantarán la suspensión de las obras de rehabilitación.

Ya al inicio de los trabajos las cosas no empezaban con buen pie. Se esperaban imprevistos, como con todo edificio histórico, pero a la llegada del nuevo equipo de gobierno PP-Vox en junio, la constructora lanzaba ya el primer aviso por asentamientos en el terreno. Primero, llegó la ralentización de los trabajos; después, la parálisis total. Y por si no fuera poco, el Gobierno central, advertía, «si no se justifican los fondos europeos Edusi (con los que se pretende financiar al menos el 50% de las obras) antes del próximo año, la ayuda se perderá». Otra puntilla a una historia que se remonta mucho tiempo atrás.

Las obras en el Palacio de Rubalcava comenzaron el pasado marzo con el desbroce de los jardines. El objetivo de las trabajos es bien claro: sacar al Palacio del pozo de la Lista Roja del Patrimonio, en el que entró en 2016, y devolver la casona a su antiguo esplendor. Un año y dos meses son los que tiene Actúa para acometer los trabajos valorados en 3,8 millones, pero cuya factura, con los imprevistos, ya supera holgadamente los cuatro.

Intervención polémica

Desde que Rubalcava fuera postergado al más absoluto olvido, la única intervención que ha tenido fue la de su cúpula y cubierta en 2009. El proyecto de ahora, por contra, pretende ser integral. El objetivo es reforzar la cimentación y las escaleras para sacarlo de su actual situación de inestabilidad. También está previsto sustituir forjados y restaurar elementos ornamentales como las yeserías y molduras de sus salones nobles, prácticamente destruidos en la intervención de 2009. Según el proyecto, la suma de estos espacios permitirá acoger un aforo máximo de 486 personas.

En 2021, fueron los votos del PSOE los que desbloquearon el proyecto al gobierno de Emilio Bascuñana (PP) después de que Ciudadanos, entonces socio de gobierno de los populares, se posicionara en contra. Tras la moción de censura de abril de 2022, el líder de los naranjas, José Aix, ya en el gobierno con el PSOE, se hizo con el área de Patrimonio y se apuntó el tanto de haber arrancado las obras.

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El Palacio de Rubalcava fue construido entre los años 20 y 30 del siglo XX en el solar sobre el que se ubicaba la casa abacial de la iglesia de Santiago. En 1981, fue adquirido por el Ayuntamiento de Orihuela y, desde entonces, el edificio sirvió para la celebración de bodas civiles, como oficina de Turismo e incluso como sede de la Asociación de Moros y Cristianos.

Uso hostelero

En ese sentido, todavía es una incógnita cuál será su utilidad final tras la rehabilitación. El anterior ejecutivo rehusó ponerle apellido cuando adjudicaron la dirección de obras, aunque, durante el mandato de Emilio Bascuñana, se habló de que sirviera para albergar una escuela de hostelería, una cafetería, biblioteca y salas polivalentes.

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El proyecto ha sido reivindicado con ahínco sobre todo por las asociaciones culturales, temerosas de que Orihuela viera caer otro de los pilares más señeros de su riquísimo patrimonio. Por lo pronto, un grupo de ciudadanos ya se ha movilizado para exigir que el Palacio albergue un Museo de la Ciudad.

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