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Montaje de la Pasión de Vicente y Carmen Luisa. Eva Moya

La Pasión según Enrique y Carmen Luisa revive al completo en un garaje de Orihuela

Una familia del barrio de San Francisco recrea en su casa todos los pasajes de la muerte de Cristo en un montaje articulado con luces y efectos especiales

Miércoles, 10 de abril 2024, 00:29

Ya ha pasado la Semana Santa, y la Pascua, pero es tal la expectación que levanta el montaje de la Pasión que los aficionados belenistas Carmen Luisa y Enrique han montado en la cochera de su propia casa, que han tenido que extender su exposición hasta este viernes. Ambos vecinos del barrio de San Francisco (avenida de la Constitución, 83), llevan desde la semana previa al comienzo de las procesiones con las puertas abiertas por las tardes para recibir a multitud de curiosos que no quieren perderse un espectáculo digno de la famosa película de Mel Gibson.

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Y es que el conjunto, el cual tardan en montar cerca de dos meses, cuenta con todos los detalles. Para empezar, la visita, indica Carmen Luisa, no es la de ningún belén al uso. El conjunto se pone en penumbra y, a partir de ahí, empieza a sonar una narración, mientras se van iluminando una tras otra cada una de las escenas, desde la Sagrada Familia, pasando por el bautismo en el Jordán, la Samaritana, la entrada en Jerusalén, el sanedrín, la cena, la oración en el huerto, el prendimiento y, así, hasta la misma resurrección.

Algunos de los momentos son tan impactantes que se quedan grabados en la retina. Detalles tan únicos como que, en el momento de la crucifixión, la propia cruz se alce automáticamente del suelo o que el templo se raje en dos tal y como recogen las sagradas escrituras que sucedió en el mismo momento en el que Jesús exhaló su último aliento de vida.

«Cada año vamos incorporando algún detalle nuevo. Este año, por ejemplo, hemos decorado un poco más la casa en la que se desarrolla la última cena con cuadros, mesas, unos pájaros...», explican.

Las piezas que van incorporando, aclaran, son todas compradas. Las últimas que han adquirido son las que representan la primera de las tres caídas en el camino de Cristo al Calvario. «Nos las hizo un padre y una hija en su taller de Villena. Pero todo el decorado y las estructuras son hechas a mano por nosotros».

Todo comenzó de una manera muy natural, cuentan. «Somos muy aficionados y se nos ocurrió empezar esto hace 11 años», relata esta vecina, que además compite con los propios franciscanos por atraer visitantes a su belén en Navidad. «Ya se va corriendo la voz de que en San Francisco tenemos los mejores belenes», reconoce entre risas.

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