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Orihuela
El 'oro líquido' del segundo palmeral más grande de EuropaEntre 1.800 y 2.000 kilos de aceituna espera recoger el Ayuntamiento durante la presente campaña en este enclave declarado BIC
El aceite de oliva, un indispensable de cualquier despensa mediterránea, va camino de convertirse en artículo de lujo. Antes, darse el capricho de comprar un excelente aceite de oliva virgen extra para la tostada y la ensalada era más común, pero ahora se vuelve casi prohibitivo. Picual, hojiblanca o arbequina, 'oros líquidos' exclusivos hay para todos los gustos, pero pocos dirán que su supervivencia depende de apenas un centenar de árboles. Estos son los que producen el aceite si cabe de más difícil acceso en toda la Vega Baja, el que se recoge año a año en el palmeral de Orihuela, el segundo más grande de Europa tras el de Elche. El Ayuntamiento y propietario de este majestuoso vergel maneja el monopolio de este caldo que, a menudo, ha servido para obsequiar a las visitas ilustres, amén de para hacer promoción turística de la ciudad en los más altos foros.
La semana pasada, los trabajadores de la empresa encargada del mantenimiento de este entorno declarado Bien de Interés Cultural (BIC), Actúa, empezaban a recoger a varazos esas preciadas aceitunas para llevarlas en furgonetas camino de la almazara. Estos ejemplares, unos 220 de los que solo la mitad están en producción, se ubican a pie de la ladera de la sierra y en un recodo protegidos entre las palmeras y el barrio de San Antón.
En años anteriores, de estos seleccionadísimos ejemplares se ha obtenido entre unos 1.800 y 2.000 kilos de aceituna, la producción aproximada que este año también se espera cosechar. Como novedad, el Ayuntamiento está valorando que, a modo de ayuda, parte de la producción se destine a fines benéficos y sea donada a familias vulnerables a través de entidades locales.
Sea quien sea el comensal, con todo esto no cabe duda de que el aceite es el producto más presumido del palmeral, pero ni mucho menos es el único que sale de este singular paraje que hunde sus raíces en época andalusí. También existen higueras que aún no están en producción, aunque, como es evidente, la cosecha de dátil es siempre la más voluminosa. Frutos que, si bien no se comen, sí son utilizados para el estudio de las diferentes variedades existentes y constituyen un reservorio, un archivo de ese 'genoma' de la palmera oriolana y una fuente fructífera de las decenas de plantones que se cultivan en los invernaderos municipales para dar descendencia a sus mayores caídos.
Alfalfa contra el carrizo
Antaño, la palmera, en este caso, servía no solo como cultivo, sino también para marcar las lindes entre bancales al tiempo que el llano se usaba para plantar desde cítricos a hortalizas y cereales. En estos momentos, explica la concejala de Medio Ambiente, Noelia Grao, estos cultivos continúan practicándose ante la necesidad de poner coto al carrizo. Y de entre los tres cereales tradicionales de la zona: el trigo, la cebada y la alfalfa, dice, «este último es el más efectivo». «En la actualidad hay aproximadamente cuatro hectáreas plantadas». Una vez cosechada, explica, esta se vuelve a usar como enmienda orgánica para regenerar el suelo.
Las próximas ampliaciones agrícolas en el palmeral, añade Grao, ya serán de cítricos. En ese sentido ya tienen localizadas dos posibles parcelas: una junto al polideportivo y otra precisamente junto a la zona de oliveras. «Estamos hablando con la Escuela Politécnica para escoger aquella variedad que pueda agarrar mejor al terreno». El compendio botánico lo completa el algodón, «cuya finalidad es esencialmente didáctica. En estos momentos, estamos recibiendo mucho interés por parte de colegios de toda la provincia. También hemos empezado a colaborar con alumnos del instituto El Palmeral. Ya tenemos dos trabajando en el vivero», apunta la edil de Medio Ambiente.
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Nuevas parcelas para poner coto a la plaga del picudo
La batalla que continúa poniendo en jaque el palmeral sigue siendo el picudo. Pero por mucho que el Ayuntamiento invierta a veces, esto no es suficiente por la poca empatía de algunos propietarios privados que, pese a estar obligados a mantener limpias sus parcelas y sus palmeras escardadas, hacen caso omiso. En este sentido, el Ayuntamiento suele enviar un bando a todos los propietarios precisamente en estas fechas recordándoles su deber. Aun así, hay terrenos como los colindantes con el instituto El Palmeral que lucen llenos de basuras y, lo más preocupante, plagados del escarabajo matapalmeras. Ejemplares que, bien pronto, saltan a terreno municipal causando estragos entre ejemplares sanos, algunos de ellos de mucha edad.
Es por esto que la concejala Grao ha pedido consignar una partida de cara a los Presupuestos de 2024 –actualmente en elaboración– para ejecuciones subsidiarias, es decir, para que, en caso de que estos propietarios no respondan a los requerimientos del Consistorio, este actúe de su bolsillo y después pase factura correspondiente por los arreglos y la limpieza. Asume Grao que esto no debería ser la forma de proceder habitual, de ahí que, manifiesta, tarde o temprano y cuando el Ayuntamiento disponga de la liquidez se termine por comprar aquellas parcelas que están abandonadas dentro del palmeral para garantizar su preservación y se eviten, además, daños a zonas adyacentes como es el picudo, que, junto a los hongos, son los principales causantes de que el enclave luzca cada vez menos tupido.
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