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El agua como elemento intrínseco y vertebrador de una comarca fue junto a aquellos que han defendido su llegada en cantidad y calidad suficiente a la Vega Baja los protagonistas de la segunda noche de los premios que otorga el Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela. El auditorio de La Lonja se convirtió este martes en escenario de una gala que reconoció el papel de dos personas y una institución que han sido claves en la defensa de los derechos de los regantes y en la historia reciente de la agricultura del Bajo Segura. Sobre la tarima, el presidente de Riegos de Levante Margen Derecha, José Antonio Andújar, el rector honorífico de la Universidad de Alicante, Antonio Gil Olcina, y la Escuela Politécnica Superior de Orihuela como centro educativo recibieron el hondo agradecimiento a una labor incansable de años de lucha por mantener vivos los valores de la huerta frente a inundaciones, sequías y crisis políticas.
Al encuentro auspiciado por el juez de aguas, José Bernabé, asistieron una nutrida representación institucional y de la agricultura comarcal. Destacada fue la presencia tanto del president de la Generalitat, Carlos Mazón, y el presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez. El jefe del Consell acudió en compañía también de la directora general del Agua, Sabina Goretti, y la de Patrimonio, Pilar Tébar. Desde la institución provincial acudió a su vez la vicepresidenta segunda Marina Sáez.
También se dejaron ver el presidente del Scrats, Lucas Jiménez, y los alcaldes y alcaldesas de Almoradí, María Gómez; Albatera, Ana Serna; Pilar de la Horadada, José María Pérez; Benejúzar, Vicente Cases; y Cox, Antonio Bernabeu. Así también acudió una representación del equipo de gobierno oriolano con el alcalde, Pepe Vegara, a la cabeza, así como una delegación de los grupos políticos de PSOE y Cambiemos en el Ayuntamiento. Incluso estuvo también presente la exalcaldesa oriolana Mónica Lorente.
Los miembros del Tribunal de las Aguas de Orihuela escogieron a los galardonados en la sesión extraordinaria del pasado 15 de febrero, según destacaron, «por su vinculación con el estudio del agua, la defensa del regadío tradicional y la contribución al desarrollo educativo de la agricultura en la comarca de la Vega Baja».
El juez Bernabé fue así el primero en tomar la palabra, comunicar el fallo y, de paso, brindar un sentido y reivindicativo discurso. Un recordatorio a las instituciones presentes de las cuentas pendientes que mantienen con el regadío tradicional. Manifestó que «los agricultores saben reutilizar al máximo hasta la última gota», pero recordó que, para ello, «es necesario que los acueductos por los que circulan esas aguas se encuentren en perfecto estado para evitar pérdidas de este bien tan escaso».
Junto al mantenimiento de las infraestructuras de riego, destacó la gran riqueza cultural que atesora el Juzgado. «De primer rango es su archivo, fuente de investigaciónpara eruditos y universitarios nacionales e internacionales». Un tesoro que instó a preservar como condición 'sine qua non' para la consecución de la declaración del tribunal (consuetudinario desde 2021) como Bien de Interés Cultural inmaterial. Reconocimiento que, deseó, espera que pueda coincidir el año que viene con 750 aniversario de la fundación de la institución oriolana por privilegio de Alfonso X 'El Sabio'.
«Es fundamental la colaboración de todas las administraciones local, provincial y autonómica y de la Confederación Hidrográfica del Segura. Porque todo ello no sería posible sin tener garantía de un agua de calidad para garantizar nuestros cultivos y, con ellos, la propia existencia del Juzgado», reivindicó José Bernabé.
En este sentido, llamó a todas las instituciones a un «dialogo constructivo» y a demostrar «responsabilidad y compromiso» en pro de conseguir abordar todas las obras pendientes para un mejor aprovechamiento del agua y para la lucha contra las inundaciones. Máxime, indicó, en un territorio que necesita que se «garantice la sostenibilidad de aquellas zonas deficitarias en agua, lo cual se traduce en trabajo y riqueza para toda España». El agua, recalcó en este sentido Bernabé, «es un bien común, bien que debe ser protegido y cuidado por el bien de todos».
Con este dicurso, Bernabé dio paso a los premiados. El primero en subir a dirigir unas palabras a los congregados fue José Andújar. El también vicepresidente del Scrats y exalcalde de Almoradí recibió de manos del juez de aguas oriolano el blusón huertano con el escudo del Juzgado y un facsímil del privilegio alfonsino que atestigua la fundación de la institución oriolana.
El histórico líder de los regantes en la comarca, que se saltó los saludos para acortar su discurso, puso de relieve el gran vínculo que en su vida ha tenido con Orihuela. Recordó con cariño su primera visita a la ciudad. Una excursión en autobús, contó, en la que fue recibido entonces en el Palacio Episcopal por el obispo José García Goldáraz. Una visita «entrañable» que, calificó, como premonitoria de lo que luego fue su vinculación a la Iglesia como abanderado de Acción Católica que recibió al obispo Pablo Barrachina cuando asumió la mitra al cruzar en burra la puerta de la Olma y después como seminarista durante cinco años «inolvidables» en lo que aprendió filosofía, teología y latín.
«De Orihuela he recibido lo mejor que puede recibir alguien», reconoció al tiempo que puso en valor, dijo, «la grandeza cultural que ha tenido la ciudad», la cual ejemplificó en la prolija actividad cultural que desarrolló en su época tanto la Caja Rural Central como la extinta Caja de Ahorros de Monserrate.
En Orihuela, relató, también vivió, ya como regante, un momento crucial en la historia del Trasvase. Con el túnel del Tálave pendiente de terminar, Andújar recordó cómo una convención de ministros de la UCD acordó rematar la obra del acueducto Tajo-Segura. «Fue Orihuela el que dio ese impulso decisivo para que el Gobierno de España terminara el Trasvase».
Andújar calificó de «un honor» el galardón y reconoció que este reconocimiento le apelaba «a seguir trabajando por el agua del Segura y por nuestra agricultura». Asimismo, animó a no «desfallecer» a los regantes «porque el agua ha sido la vida de Orihuela, aquello que nos dio valor y riqueza».
Antonio Gil Olcina, que recibió los atributos en este caso del alcalde oriolano, Pepe Vegara, hizo un prolijo relato de la historia del regadio en la Vega Baja. El reconocido profesor universitario de origen lorquino afirmó que «no hay tribunal de las aguas en España por encima del de Orihuela». Una tesis que sustentó en la dificultad que tuvo construir un sistema de circulación de aguas vivas y muertas sobre lo que era un llano de inundación.
Olcina destacó así la antigüedad, dijo, «milenaria» y que, defendió, responde a una tradición todavía más pretérita que el privilegio fundacional de Alfonso X, que el año que viene cumplirá 750 años.
Gil Olcina señaló a los regantes como pioneros en lo medioambiental y puso en valor el papel regulador del Juzgado sobre las caudales del río en tiempos de sequía. «Cuando se empezó a hablar de reciclaje y reutilización de las aguas aquí se llevaba siglos haciendo. Agua que llega a la Vega Baja no morirá sin haber cumplido hasta tres ciclos de riego».
El rector honorífico, del mismo modo, hizo hincapié en la pervivencia de la potestad de hacer justicia del Juzgado. Cuando Orihuela perdió sus fueros y su posición privilegiada dentro del Reyno de Valencia con los Decretos de Nueva Planta, recordó Gil Olcina, el derecho regante siguió operando sin alteración alguna.
Por último, el estudioso lorquino señaló que la configuración de los diferentes juzgados de aguas que fueron desgajándose del de Orihuela también fue determinante en la génesis de buena parte de los municipios que hoy forman la Vega Baja. Muchos de ellos surgidos fruto de la consecución de su independencia respecto de la capital comarcal, correspondiéndose muchos de sus términos con viejos señoríos alfonsinos.
A Olcina le tomó el relevo la Escuela Politécnica, la cual, representada por el rector de la Universidad Miguel Hernández, Juan José Ruiz Martínez, y el actual director del centro, Juan Martínez Tomé, recibieron el blusón y los facsímiles del president de la Generalitat, Carlos Mazón.
El rector de la UMH, que también ejerció como docente y director durante 11 años de la Escuela Politécnica, recordó el hecho de la fundación de la escuela sobre la antigua granja experimental de la CHS y como centro adscrito primero a la Universidad Politécnica de Valencia con el objetivo de «proveer de la asistencia técnica que precisa el gran complejo socieconómico que ofrece el aprovechamiento conjunto del Tajo-Segura».
Desde los años 70 hasta la actualidad, Ruiz Martínez destacó que la EPSO se ha consolidado como un centro «de excelencia» que ya se sitúa, dijo, entre los tres mejores campus agroalimentarios de España y entre los 100 mejores del mundo.
El rector consideró a la Politécnica oriolana como la entidad universitaria más antigua de la provincia de Alicante desde la extinción en el siglo XVIII de la histórica Universidad de Orihuela, de la que también dijo que, al igual que la Universidad de Alicante, se sienten herederos.
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