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Parque Doña Sinforosa. Recreación del entorno de las dos torres de 26 alturas y la reurbanización del jardín. GRUPO BARAKA
Torrevieja espera autorizar la construcción de 18 torres de hasta 29 alturas en cuatro años
Rascacielos

Torrevieja espera autorizar la construcción de 18 torres de hasta 29 alturas en cuatro años

El Ayuntamiento defiende que proyectos como el del parque de Doña Sinforosa darán a la ciudad zonas verdes y una mejor oferta hotelera

Domingo, 21 de enero 2024, 08:16

El 'skyline' de Torrevieja podría resultar irreconocible para los mortales de hoy dentro de una década. Hoy dominado por la visión imponente de las lagunas y las garveras hasta arriba del blanco mineral, los edificios más altos que se otean son las dos torres Atalayas de la playa de Los Locos, pero pronto podrían salirle competidoras mucho más elevadas en la carrera que se ha abierto por conquistar el cielo de la ciudad salinera.

Aquellos dos bloques podrían quedar en un mero ensayo frente a lo que está por llegar. El Ayuntamiento espera encarar en estos cuatro años de mandato la autorización para la construcción de otras 18 torres de hasta 29 plantas.

Un nuevo fulgor del ladrillo cuyos orígenes se retraen, paradójicamente, a los momentos más crudos del estallido de la burbuja inmobiliaria. En 2010, Torrevieja a aprobaba la modificación 52 de su Plan General. En esta se establecían seis áreas en las que el aprovechamiento económico que tendrían las fincas sería el mismo, solo que en lugar de desarrollarse de forma 'extensiva', es decir, ocupando todo el suelo disponible, sería 'intensiva' o en altura, elevando cuantas plantas fuera preciso y, por tanto, sobre una porción de terreno significativamente más reducida.

Estos seis espacios están ubicados estratégicamente junto a los principales arenales de la ciudad. Uno se encuentra frente a la playa del Náufragos, otro junto a la curva del Palangre, uno más en la playa de La Mata, otros dos en ambos solares separados por el canal del Acequión, el adyacente al parque de Doña Sinforosa y el ubicado sobre el antiguo Campico San Mamés, y un último –el único no próximo a la línea de costa– que estaría en La Loma, muy cerca de los juzgados.

De estas, sobre La Loma y La Mata, ningún promotor ha mostrado interés en desarrollar dichos terrenos. El resto sí tienen quienes los impulsen. Las conocidas torres Sinforosa son objeto de deseo del grupo Baraka, del oriolano Trinitario Casanova. En su vecina parcela, Metrovacesa es la empresa promotora, mientras que en la curva del Palangre los propietarios son de la ilicitana Don Sento y en Los Náufragos la mercantil es Puente La Sal.

Una modificación del Plan General permite ubicar elevar la altura en seis áreas estratégicas junto a las principales playas

Pero no todas están ni mucho menos con sus proyectos igual de avanzados. La fase de aprobación del estudio de detalle consta de tres fases que van alternadas por sucesivos periodos de información pública y alegaciones hasta que finalmente el proyecto es aprobado por el pleno municipal. Mientras Don Sento (4 torres), Los Náufragos (9) y Metrovacesa (3) se hayan en la fase más inicial, la única que ha sorteado con éxito todos los trámites y está pendiente de la definitiva licencia de edificación son las torres que proyecta Baraka junto a Doña Sinforosa. Estas son sin duda las que desde el Consistorio confían en ver elevarse primero.

En otro orden de cosas, estas han sido precisamente las más polémicas. El Ayuntamiento alcanzó un acuerdo con el promotor para abrir la parcela al tránsito público en un proyecto de reurbanización donde ecologistas y algunos grupos de la oposición temen que se dañe el arbolado del célebre parque, con ejemplares de gran tamaño que podrían estorbar las vistas a algunos de los futuros inquilinos y moradores de estos dos colosos, que tendrán 26 alturas cada uno.

Por su parte, el actual equipo de gobierno tilda estas especulaciones de alarmistas y defienden las bondades, al igual que los promotores, de estos proyectos y de esa modificación 52.

Las torres de Metrovacesa se ubicarán sobre el conocido como Campico San Mamés, junto al canal del Acequión. LV

Por un lado, desde el ejecutivo local insisten en que estas torres, lejos de tener un gran impacto ambiental, lo que permitirán es abrir nuevas zonas verdes en un casco urbano como el torrevejense dominado precisamente por el hormigón y escaso en áreas para el esparcimiento público. Esto, manifiestan desde el gobierno Dolón, es lo que se ha buscado preservar de la esencia de la modificación con el caso de Baraka, que, dicen, conformará un gran pulmón verde junto al espacio liberado al otro lado del canal del Acequión por Metrovacesa y el cercano parque del Salinero.

La otra bondad que llevan a capa y espada es que estas torres, dicen, servirán para multiplicar la oferta hotelera y el Ayuntamiento está dispuesto a persuadir a las grandes cadenas. Con una disponibilidad de camas escasa y de pocas estrellas, sin ir más lejos, a Baraka se le impone un 50% de uso hotelero, es decir, una de las dos torres. Un porcentaje que varía en el resto de áreas designadas.

Nada de Benidorm

Con estas matizaciones, Torrevieja aleja su destino del de Benidorm. La modificación 52, manifiestan desde el ejecutivo, limita el desarrollo en altura a esas seis zonas que están «blindadas», puesto que extender esto al conjunto, inciden, sería una modificación estructural del Plan General que debería tener el visto bueno, no solo del pleno, sino también de la Generalitat. Ahora, a nadie se le escapa que, si la ciudad quiere seguir creciendo, el suelo, una vez empezada la urbanización de La Hoya, ya empieza a escasear muy seriamente.

Las torres de Los Náufragos serán de altura escalonada para evitar que proyecten sombras sobre la playa. LV

Hasta el momento la principal amenaza que se cierne sobre estos proyectos es el criterio de la Demarcación de Costas. El órgano estatal se muestra frontalmente contrario a estas torres por su impacto paisajístico, que, considera, vulnera la Ley de Costas. Baraka, pese a tener todos los pasos dados, todavía no se ha aventurado con las obras en vista de que la Justicia se pronuncie sobre el contencioso que mantiene con esta institución. El Ayuntamiento, por si acaso, alcanzó un acuerdo para descargarse de responsabilidad en caso de un fallo desfavorable. Una decición que, por otra parte, podría ser un jaque a la modificación 52 y, con ella, al sueño de los rascacielos.

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