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El Caballero Cubierto es recibido por el obispo frente al altar mayor de la Catedral.

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El Caballero Cubierto es recibido por el obispo frente al altar mayor de la Catedral. FOTOS: EVA MOYA

La Diablesa y el Caballero Cubierto dan entierro a Cristo en Orihuela

Antonio Martínez-Canales reivindica en su discurso el regreso de la actividad universitaria a Santo Domingo

Domingo, 31 de marzo 2024, 08:59

Hay mil motivos que hacen única la Semana Santa de Orihuela, pero si algo la convierte en especialmente singular es su tarde de Sábado Santo. Nada hay parecida a ella sea cual sea el rincón en que se rebusque de toda la geografía nacional. Ayer, de nuevo, La Diablesa y el Caballero Cubierto unieron sus pasos a los de San Juan Evangelista, la Virgen de la Soledad y ese prodigioso Cristo Yacente de Séiquer Zanón para dar cristiana sepultura a Jesús, el nazareno, rey de los judíos.

La jornada comenzó con la recepción que ese señor que jamás se desprende de su chistera ofreció en el patio de la antigua universidad oriolana, actual Colegio Diocesano Santo Domingo. Antonio Martínez-Canales, presidente de Pilares de la Soledad y nombrado para encarnar al caballero de luto, inició su alocución agradeciendo al Ayuntamiento la distinción. «Este gesto generoso y significativo me ha conmovido profundamente».

Martínez-Canales quiso tocar temas de rigurosa actualidad local. El primero fue ese consorcio que impulsa el Ayuntamiento para la recuperación del patrimonio histórico. En este sentido, agradeció las palabras del president de la Generalitat, Carlos Mazón, durante la inauguración de la exposición que el Patronato Histórico protagoniza en el Palacio Episcopal. El jefe del Consell comprometió la participación del Gobierno valenciano. Un deber que Martínez-Canales describió como una «obligación moral, real, histórica y económica».

El Caballero Cubierto aprovechó también su presencia en Santo Domingo para volver a evocar ese sueño frustrado de devolver al 'Escorial de Levante' la actividad universitaria que acogió durante tres siglos. Su sueño, dijo, es que Santo Domingo «complete su innegable y valiosa labor educativa con niños y jóvenes, ampliándola y completándola con estudios superiores y con la creación de un campus universitario internacional, intercomunitario y regional, donde confluyan, además de las universidades de Alicante y Elche, como ya lo están, el resto de universidades de la Comunidad Valenciana».

El ingeniero jubilado también quiso reclamar para la Vega Baja «el agua que nos corresponde». «El volumen anual de lluvia precipitada en España es suficiente para cubrir las necesidades hídricas del país», indicó, al tiempo que animó a los presentes a asistir al congreso internacional de agua que acogerá Orihuela en mayo.

Como hombre de «valores cristianos» y «apasionado de la Semana Santa oriolana», el Caballero Cubierto evocó lo que, a su modo de ver, engrandece a la procesión del Entierro. «Una procesión que, más que procesión, es simplemente un entierro. Tan humano que puede parecer divino, en donde el bien y el horrible mal se hacen belleza; en el que, por vetusto, es único y, como único, será más temprano que tarde, Patrimonio del Orbe. Un entierro que, por su olor a pasado, debiera ser firme raíz de futuro».

Sale del zaguán

Con un cerrado aplauso, el hombre que tantas veces ha acompañado a La Soledad en el entierro de su hijo, enfiló el pasacalles hasta la iglesia de Santa Justa. De allí salieron las imágenes, mientras La Diablesa hizo lo propio desde el zaguán del Ayuntamiento, su casa provisional desde el verano pasado.

El cortejo avanzó por López Pozas e ingresó en la plaza del Salvador desde la calle Mayor. La Cruz de los Labradores y su diabólica fémina aguardaron afuera al tener la magnífica obra de Nicolás de Bussy vetado su acceso a terreno sagrado.

Martínez-Canales hizo el tradicional paseíllo por las bóvedas de la Catedral con el estandarte negro en mano. Así hasta llegar al altar, donde le aguardaba el obispo, José Ignacio Munilla, para realizar el protocolario saludo a la persona que ostenta la mayor distinción de la Semana Santa.

A la salida de la seo oriolana, el fúnebre cortejo terminó su vuelta a los puentes y, casi de seguido, fue el momento de aguardar a que dieran las doce y poder cantar por aleluyas la resurrección del Mesías, broche de oro a una Semana Santa de Interés Turístico Internacional y de valor universal.

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