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La sacristán de la iglesia de Santiago señala el lugar en el que encontró hurgando al caco. J. N.
Cazan 'in fraganti' a un ladrón robando un cáliz de la iglesia de Santiago de Orihuela: «Esta vez no se me escapa»

Cazan 'in fraganti' a un ladrón robando un cáliz de la iglesia de Santiago de Orihuela: «Esta vez no se me escapa»

La sacristán y su marido resultaron heridos tras forcejear con el caco para impedir su huida. Los párrocos alertan de que estos intentos son cada vez más frecuentes

Jueves, 1 de junio 2023, 15:55

A plena luz del día y sin ningún pudor. Cada vez los párrocos de Orihuela deben andarse con mil ojos por si algún feligrés ingresa en su templo con intenciones no piadosas, sino más bien del todo pecaminosas. Se refieren a faltar al séptimo mandamiento: no robarás. Así incumpliéndolo 'in fraganti' pilló a un caco tras el altar mayor Águeda, la sacristana de la iglesia de Santiago, el pasado viernes.

«Estaba limpiando los reclinatorios cuando escuché un ruido extraño. Yo conozco todos los que hay en la iglesia cuando, por ejemplo, una madera cruje. Incluso pensé que podía ser una rata», recuerda. Pero tal fue su sorpresa cuando al asomarse al altar recién fregado encontró a un ladrón sacando el cáliz del sagrario.

«Salí corriendo a la puerta, pedí a la de la farmacia que llamara a la Policía y eché las aldabas de la puerta principal». Allí empezó un forcejeo entre ella y su marido con el ladrón. Una pelea en la que ambos salieron, él con cortes y ella con contusiones, pero finalmente con el caco esposado y en manos de los agentes de la Policía Nacional camino de vuelta al cuartelillo.

Según fuentes policiales, el autor del intento de robo, de 37 años, arrastra múltiples detenciones por delitos contra el patrimonio y había sido detenido días antes por un robo en un bazar chino, también en Orihuela, donde forcejeó con el dueño tras intentar sustraer un cargador valorado en 15,95 euros.

Los sacerdotes lanzan la voz de alarma. Hay miedo a que estos hechos se reproduzcan. Aunque hasta ahora no habían sido violentos, sí son reincidentes. «Ya me entraron una vez y se llevaron mi móvil y mi bolso. Y otra vez encontré a un hombre que entró a la sacristía y se llevó una pulsera que había dejado de una mujer para que la bendijeran. Claro, esta vez mi reacción fue: esta vez no se me escapa», señala Águeda, ya más tranquila tras el susto.

El deán de la Catedral, José Antonio Gea, sabe muy bien de lo que habla. «Aquí entran constantemente». La Semana Santa del año pasado, sin ir más lejos, cuenta que se ya le robaron unos equipos de megafonía. «Ahora mismo estoy funcionando con uno de segunda mano a la espera de que me traigan el nuevo. También pillamos a uno que se intentó llevar un monitor de plasma».

Gea lamenta que estas personas muchas veces están en situación de extrema necesidad o metidas en adicciones, pero tampoco entiende que se permita a algunos reincidir. «Al que nos robó lo pillaron por las cámaras del claustro y la Policía ya le conocía y le tenía fichado», asegura.

Por lo pronto el ladrón cazado en la iglesia de Santiago, tras pasar a disposición judicial, el juzgado decretó su ingreso en prisión.

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