Votos calcificados

PRIMERA PLANA ·

La polarización acentúa la rigidez del cuerpo electoral. Hoy parece tan entumecido que hace difícil el trasvase de votos entre la izquierda y la derecha, que sigue siendo mayoría en la sociedad murciana y sin señales de cambio de tendencia en los jóvenes que se incorporan a las urnas. La movilización será clave para unos y otros

Domingo, 19 de febrero 2023, 07:23

El último sondeo el Cemop apunta de nuevo en la misma dirección: como sucede desde 1995, la derecha volverá a gobernar en la Región de Murcia tras las autonómicas de mayo. Ocurrirá incluso en el improbable caso de que el PSOE repitiera cuatro años después como partido más votado. Ni siquiera en ese supuesto sumaría con Podemos en la Asamblea. El PP está a dos escaños de la mayoría absoluta, según las proyecciones del barómetro del Cemop, que han venido a reflejar como un casi perfecto espejo las del sondeo de Sigma Dos para el diario 'El Mundo' del pasado mes de enero. La única diferencia es que ahora Podemos obtiene un tercer diputado. También están en línea con los datos demoscópicos de septiembre en las ciudades de Murcia y Cartagena, recabados también por Sigma Dos, en este caso en sendos estudios para LA VERDAD.

Publicidad

Aun así, con un 30% de votantes indecisos, el posible reparto de escaños debe analizarse con cautela. Dos meses son una eternidad en política. Siempre puede aparecer un 'cisne negro' que dé un giro imprevisible a los acontecimientos. Solo cuentan los votos en las urnas. Dicho eso, mi impresión es que, salvo sorpresas mayúsculas, López Miras tiene casi todo a su favor para conseguir un gobierno monocolor en minoría. Sobre todo porque la alternancia en el poder es mucho más complicada hoy que hace cuatro años por la creciente polarización, especialmente desde la fallida moción de censura de 2021, que ha acentuado la rigidez del cuerpo electoral, calcificando el voto y reduciendo las posibilidades de transferencia de votos del PP al PSOE y viceversa.

El electorado murciano no vive en una burbuja. Está expuesto a una agenda política nacional de muy marcado carácter ideológico. Y especialmente en este tramo final de la legislatura con un protagonismo importante de Podemos, que con sus leyes del 'solo sí es sí', el aborto y la ley trans está movilizando el voto más ideológico, lo que beneficia al partido morado más que al PSOE.

Esta polarización fija el voto en función de la identidad partidista de forma similar en todos los territorios, pero en la Región acentúa sus efectos anquilosantes porque desde 1995 la sociedad exhibe una mayoría conservadora (en torno al 60% de la población). No hay paridad social entre la izquierda y la derecha. Y no parece que las nuevas generaciones estén alterando ese desequilibrio. El Cemop aportó datos de trasvase de votos pero no estimación de voto por edad. Sí lo hicieron las encuestas de Sigma Dos para LA VERDAD, proporcionando pistas: en Murcia, el 43,5% de los más jóvenes de 18 a 29 años opinaron que López Miras sería mejor presidente, frente a un 14,9% que pensaba eso de José Vélez. No se aprecian pues cambios ideológicos en los jóvenes murcianos. Al contrario.

En vez de adaptarse a su realidad, como otras federaciones regionales, el PSOE parece esperar pacientemente a que cambie la sociedad murciana, sin advertir que las transformaciones sociales son tan lentas como la tectónica de placas (y además no siempre van en la dirección deseada). Por eso los socialistas mantienen un robusto suelo electoral, pero no terminan de despegar: les cuesta crecer a derecha y a izquierda. Podemos le está marcando en Madrid la agenda a Sánchez y aquí el espíritu combativo y el discurso más fluido de la candidata María Marín, que carece de ataduras en ciertos asuntos, capta con más eficacia la atención del votante de izquierda. Vélez sigue con bajo conocimiento público y una pobre valoración como líder, lo que acrecienta las dudas sobre su perfil como candidato. Su carácter resolutivo e innegable capacidad de trabajo juegan a su favor, pero aparece y desaparece con demasiada frecuencia, más volcado en lo orgánico que en el contacto con los distintos colectivos de la sociedad civil. Una buena campaña y el tirón de sus mejores alcaldes pueden hacerle recuperar lo que hoy le araña Podemos. Para vencer lo tiene más complicado con 11 puntos por debajo del PP en estimación de voto. Su única opción es una movilización masiva de la izquierda, un gran ascenso de Vox en detrimento del PP y ganarse al mayor número de ese 30% de indecisos.

Publicidad

Fernando López Miras tiene las elecciones de cara si los que dicen que le votarán no se quedan en casa y acuden a las urnas. La polarización ha afianzado el voto popular y ha hecho que la gestión del Gobierno de coalición, deficiente en muchos casos, quede en un segundo plano para el electorado murciano, que no suele ni premiar ni castigar la administración de lo público. Además, la aprobación del plan del Tajo, con el consiguiente recorte del Trasvase, le va a dar un rédito electoral incuestionable en la medida que cuenta con el rechazo del 71,5% de los votantes. El relato del agua de nuevo será electoralmente decisivo porque, aunque se quiera llevar al plano de la gestión técnica y de los números, tiene un componente atávico y emocional, cuyos resortes son fácilmente maleables con el discurso adecuado. Y en eso López Miras va tres pasos por delante. Lo tiene además fácil porque realmente existe un daño en términos económicos que reconoce hasta la propia CHS en el Plan del Segura.

En principio, 21 escaños serían suficientes para gobernar en minoría, aunque Vox presionará para entrar en el Gobierno y vender caro su apoyo a la investidura. López Miras se resistirá a un Gobierno de coalición, a la vista de la experiencia de esta legislatura, también rechazado por una mayoría de los ciudadanos. Gran parte de su campaña girará en torno a la idea de alcanzar un Gobierno en solitario para ofrecer estabilidad durante cuatro años. Veremos si podrá lograrlo. Dispone de la ventaja de que las autonómicas son previas a las generales y será difícil que Santiago Abascal vaya a las urnas habiendo permitido que gobierne la izquierda en la Región. La posibilidad de un pacto para ceder la alcaldía de Murcia a Luis Gestoso (Vox), a cambio de apoyar a López Miras, no parece realista, menos aún con la mecánica de elección de los primeros ediles, que favorece a la lista más votada si no hay acuerdo el día de la constitución del Consistorio. La incógnita es Vox, que retrocede en estimación de voto aunque muestra un respaldo sólido y crece al menos en tres diputados. Vox lo fía todo al tirón de Abascal, pues renunció a buscar un candidato autonómico con proyección pública y cierta talla intelectual. La campaña será decisiva para Vox, aunque tendrá más que perder que ganar cuanto más se le vean las costuras al candidato, la gente recuerde la infinidad de líos internos que generaron y el batallón de personajes que llevaron a primera línea.

Publicidad

Como en las dos autonómicas precedentes, el PP se juega la mayoría absoluta en Cartagena. La perdió por contar con Barreiro hace ocho años y hace cuatro por no incluir a Garre. El Cemop no otorga a MC, la formación de José López, el 3% de votos regionales necesarios para entrar en la Asamblea, pero puede dar la sorpresa en Cartagena y frenar las aspiraciones del PP a nivel regional. Todo está abierto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad