En toda España hay violadores a punto de salir de prisión gracias al Ministerio de Igualdad, ese que cambia el nombre de Instituto de la ... Mujer a Instituto de las Mujeres porque el heteropatriarcado falocrático al parecer penetra más en el uso del singular que en el del plural. Esto sería un escándalo de primer orden en un país medianamente normalito en el que, yo qué sé, no se hable cada día en la prensa de un dictador muerto hace 50 años y no se pacte con terroristas sobre el lugar en el que pueden ejercer su acción los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero 'Spain is different' y si aquí no pasa nada por indultar a golpistas, quién se va a escandalizar por que los pedófilos dejen de ser procesados penalmente en supuestos por los que antes hubieran ido a prisión. Como la normativa es de izquierdas, paz y después gloria.

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A pesar de que esto no iba a tumbar al Gobierno en ningún escenario porque la moqueta siempre por encima de la dignidad, lo cierto es que Irene Montero estaba en la diana como nunca antes en toda la legislatura. El proyecto estrella de Podemos haciendo agua ante los ojos de su impulsora y con el macho alfa saliendo a defenderla ni por orgullo ni por amor, sino para volver a tener tres minutitos de atención mediática que se echan de menos de vez en cuando desde el olvido de la mansión de Galapagar.

Y justo cuando todo estaba a punto de caramelo, una diputada de Vox la convirtió en mártir sin quererlo y las izquierdas la elevaron al altar de los damnificados por el filofascismo. Como ya no les quedan insultos para categorizarlos porque hasta a Mariano Rajoy le llamaban nazi, pues todo es cada vez menos original, pero vamos, que se hacen a la idea de la terminología. El nuevo eslogan de Podemos es que lo que le pasó a Montero el otro día fue «violencia política» y una muestra evidente del «machismo estructural que soportan las mujeres por parte de la ultraderecha». Como yo soy mujer, si es que la izquierda me lo permite porque una ya no sabe a qué atenerse, me ha dado por reflexionar sobre varios episodios en los que efectivamente nuestro género ha sido insultado de manera abierta, a ver si Irene Montero tiene razón y efectivamente estamos en guerra contra el patriarcado.

Se me viene a la mente un ejemplo. En el año 2014 un Pablo Iglesias en pleno apogeo soltó en 'La Sexta Noche' que Ana Botella solo era alcaldesa de Madrid por ser la mujer de José María Aznar. Si comparamos la larga experiencia de Irene Montero antes de ser ministra, con un arduo expertise como cajera de Saturn, con la desdeñable trayectoria sin impacto de Ana Botella con 30 años como alta funcionaria del Estado, supongo que se explica por qué el comentario del macho alfa es jarabe democrático mientras que el de Vox es fascismo. La diferencia es que una cosa es vilipendiar a una facha, que por serlo ni es mujer ni es persona, y otra tocarle un pelo retórico a una hermana feminista. Cómo se me ocurre siquiera compararlo.

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Otro ejemplo. Isa Serra, la principal asesora de Irene Montero en el Ministerio, ha sido condenada en firme por la Justicia por llamar «puta, hija de puta, cocainómana, mala madre» a una policía municipal que estaba en acto de servicio mientras ella montaba un escrache por un desahucio a okupas. ¿Es violencia política utilizar el peor insulto posible contra una mujer si esta es policía y se enfrenta a Podemos? Supongo que las señoras con licencia de armas no son féminas ni merecen sororidad.

A estos casos podríamos añadirles los de «Ayuso asesina» en las manifestaciones de Más Madrid, los escraches a Begoña Villacís embarazada de 9 meses, los insultos a Soraya Sáenz de Santamaría en su casa con su hijo recién nacido, por no hablar de lo que sufren cada día las mujeres anónimas que simplemente creen que no hemos pasado de estar bajo la tutela de nuestros maridos para que ahora sea una Ione Belarra cualquiera la que nos diga qué hacer.

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En fin, qué horror todo lo que ha pasado esta semana: han insultado a una ministra con lo mismo que dice ella a las de enfrente. Menos mal que en medio no han derogado la sedición por la puerta grande, han ahondado en el indulto a corruptos o nos han impuesto un infierno fiscal. ¿O al final esto sí ha pasado? Entre tanta violencia estructural no me entero.

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