Miñarro. «¿Mbappé al Real Madrid? me preguntáis... ¡Pero si ya tenemos a Vinicius!», soltó la otra tarde en la tertulia La Luz , la 'mano derecha' de Florentino Pérez en el Real Madrid y en ACS, Catalina Miñarro, que además de ser vicepresidenta de Mapfre ( ... unos traen ceos mientras otros pagan por feos) pertenece a una muy querida saga empresarial lorquina y será la pregonera de la simpar Semana Santa de Lorca el próximo 24 de marzo. El caso es que esta auténtica embajadora de la Región en el palco del Bernabéu, según se dice uno de los más prolíficos y reputados centros de negocios de todo el mundo, esta señora catalogada como una de las cien mujeres más influyentes del país ya que no en vano ocupa dos sillones en altas empresas del Ibex 35, se sometió durante casi dos horas a las preguntas de empresarios, periodistas, políticos, representantes institucionales, universidad, etc. Y, a lo que iba, la gente empezó y terminó hablando de fútbol. Sí, al principio se habló de las consecuencias del 'trasvasicidio' para la economía levantina y española, de lo que cuesta llegar a Murcia, AVE sinuoso incluido o de la batalla de la imagen que parece haber perdido definitivamente esta región. Pero es curioso que no saltaran temas tan de rabiosa actualidad como el «¡que te vote Txapote!» que va persiguiendo a Pedro Sánchez por todos sus mítines en el solar patrio, la despectiva ausencia de Mohamed VI en la reciente cumbre hispano-marroquí, la sensible situación económica. Tratándose de una reputada abogada del Estado la que estaba con el micrófono en mano, a nadie se le ocurrió preguntarle por el 'caso Puigdemont'. La gente, lo que yo te diga, pasa más de lo que debería del rollo político. Y eso con la triple urna (municipales, autonómicas y al final de año, generales) a la vuelta de la esquina. Así que se acaba hablando de Vinicius. Es decir, de fútbol.

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Macron. Reducir el fútbol a la frase feminazi de «veintidós señores casi en pelotas persiguiendo una pelota», además de ser incorrecta porque al fútbol también juegan, y muy bien, las señoras, no corresponde a su evidente incidencia social. Albert Camus, que jugaba de portero, siempre decía que «todo lo que sé sobre moral y obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol». Benedetti, acuérdate, usó el gol de Maradona a los ingleses para catalogarlo como «la mano de Dios». Sartre veía en un partido de fútbol cuestiones básicas de sus teorías existencialistas. Walter Scott confesó que había tenido muy en cuenta los paralelismos entre la vida y el fútbol antes de escribir 'Ivanhoe'. Oscar Wilde destacaba su pasión por el fútbol por ser un «juego de caballeros practicado por bárbaros» (pregúntaselo a Vinicius después de la entrada criminal que le hizo Gabriel Paulista la otra noche). Orwell definía al futbol como «la guerra pero sin los tiros». Y así podría citarte a otros muchos para cerrar con aquella frase de Galeano: «En su vida, un hombre puede cambiar de partido político, de mujer o de religión. Pero lo que no puede cambiar es de equipo de futbol». Así que la gente acaba hablando de futbol. Y cuando a la directiva del Real Madrid le preguntaron y repreguntaron por Mbappé salió a relucir la frase que nada menos que todo un presidente de la República Francesa, Emmanuelle Macron, le dijo a la estrella parisina para evitar que cayera en las garras de Florentino Pérez. «Kylian, tú eres más importante para Francia que yo. Por eso debes quedarte». Y el que quiera entender que entienda.

Vinicius. Así que, ya te digo, la gente se lo pasó pipa hablando de Mbappé, de Ancelotti, de Florentino, de Bellingham (un inglés de 19 años llamado a ser la nueva estrella madridista a partir de este verano), de la Superliga, del Nuevo Santiago Bernabéu como el centro multiusos más importante del mundo, de Halland... y de Vinicius, el brasileño cuyas galopadas nos dejan ojipláticos. ¿Mbappé?, si ya tenemos a Vinicius. La voz merengue, acaben viniendo o no Mbappé o Halland, piensa que la estrella del futuro ya tiene presente y viste de blanco: Vinicius.

Esplendor. Entre 'melée' y 'melée', a lo que íbamos, la gente prefiere la del fútbol. No es que en política no existan los hachazos al tobillo, siega de piernas, plantillazos, codazos en la yugular y agarrones dentro del área propia (que se lo pregunten a un futbolero como Pepe Vélez cuando su compañera Teresa Ribera dispara en dirección contraria). Sucede que, al menos, en la 'melée' del futbol no cabe la 'remanguillé' por lo que acabas viendo a un joven atleta saltando sobre defensas resabiados y subterráneos. Desde tiempos del Buitre no veía yo un esplendor así sobre la hierba. Oye, que viendo correr a este gamo carioca que despierta fobias racistas injustificables e inadmisibles, me ha entrado la nostalgia de volver a escribir de fútbol. Como te lo cuento. Será por estas cosas, vuelvo al principio, la gente prefiere hablar de fútbol a hablar de política. Baila Vini, baila.

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