Otro vendrá que bueno lo hará

Ahora he entendido el porqué buenos socialistas, que los hay, los que no se consideran parias de la tierra ni famélica legión, siguen apoyando la continuidad de Sánchez I el Tirano.

Creyeron que con la defenestración de Zapatero terminarían los mandatos de inútiles y malvados socialistas, y ahora se han dado de bruces con otro peor, más malvado, más inútil y más dañino; piensan que de propiciar su caída otro vendrá que bueno lo hará. ¿Qué podríamos hacer para convencerlos de que es muy difícil, por no decir imposible, que otro supere a este mendaz personaje? Cantera tienen que les sobra, lo que les falta es buen tino para elegir al líder. Desde la oposición tendrán una larga temporada para meditar su error, y sin necesidad de encenizar cabezas ni rasgar vestiduras, seguro que sabrán elegir a alguien bien preparado, dialogante, demócrata y respetuoso con los oponentes, las instituciones y con la Constitución, y al que no se le va a ocurrir sentar en el Consejo de Ministros a tuercebotas sectarios, antisistemas e incapaces.

Pero para bien de todos el cambio tiene que venir ya antes de que este Pedro o Antonio nos lleve, los sanchistas primero, al más estrepitoso de los naufragios. Tras ofrecerle una salida digna, previa conversación con el nuevo y flamante líder popular, deberían invitar o en su caso obligar a don Sánchez I el Mendaz a abandonar su privilegiado puesto. Otro socialista sería elegido por el Parlamento con la anuencia del PP, y así podríamos llegar al final de la legislatura sin que todo se fuera al garete. Saben mis lectores que yo me inclino por una moción de censura de la que, a pesar del previsible resultado, El Largo saldría tocado de muerte, y el sanchismo dando las ultimas boqueadas, pero el tiempo se agota. El Banco Central Europeo, antes de este verano, va a dejar de comprar deuda, se les acaba la fiesta y el derroche a estos manirrotos, hay que pagar la cuenta y como las arcas, a pesar de tanto impuesto, están vacías, no hay más que deudas, España entrará en quiebra y, sin la menor duda, seremos intervenidos. El bolsillo de los españoles se vaciará como el agua en un cántaro roto, y a pesar del esfuerzo del más de un centenar de asesores de Pedro I El Mendaz, de los apesebrados locutores de las televisiones sanchistas y tertulianos bien aforrados, los arruinados españoles van a mandar a don Sánchez a ese sitio que el pudor me impide nombrar y del que nunca debió salir, y los socialistas tendrán que pasar una larga travesía del desierto. Si no fuera porque los españoles vamos a sufrir lo indecible de no enmendar piloto y rumbo, ese escenario sería incluso gratificante.

Para paliar ese sufrimiento que llega es por lo que me he permitido dirigirme a los socialistas de bien que conozco desde los tiempos de la 'denostada' Transición. Seguro que no me harán puñetero caso, pero que no digan que no les advertí. En el tejado del PP está ahora la pelota. Abajo con ella y a jugar con el mismo empuje, tesón e ilusión que nuestro paisano Alcaraz.