Toda una noche de aterrador temporal pasó amarrado William Turner al mástil del 'Ariel' para no perder detalle de ese para él sublime instante y ... plasmarlo en su célebre cuadro 'Tormenta de nieve', en el que un barco a vapor como en el que el célebre acuarelista navegaba por aguas británicas tambalea angustiosamente entre los blancos copos que caen del cielo y las furiosas aguas. Eso al menos cuenta la leyenda, quién sabe.

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Los griegos ya definieron lo sublime como lo que esta más allá del límite y que, como añadiría Edmund Burke en el siglo XVIII, produce un sentimiento de peligro y dolor, un desbordamiento de los sentidos y una suspensión del alma que conduce al terror y al asombro. Emmanuel Kant lo describió como «lo que es absolutamente grande» en contraposición con lo bello que es un acto reposado y de tranquila contemplación. Para Schopenhauer un sentimiento de lo bello es la luz reflejada en una flor; un sentimiento de lo sublime, la naturaleza turbulenta; un sentimiento completo de lo sublime, la naturaleza turbulenta y abrumadora; y el sentimiento más completo de lo sublime, la inmensidad de la extensión o duración universal.

Eso pensaron ellos, pero yo me pregunto: ¿se puede vivir lo sublime un lunes de agosto, a cientos de kilómetros del mar, con 40 grados a las siete de la tarde y el agua de la ducha ardiendo aunque supliques agua fría para refrescarte? En Osuna doy fe de que sí y me bastó con pararme frente a la fachada del Palacio de los Cepeda y la barroca de piedra, dos plantas y columnas toscanas del Marqués de la Gomera, convertido en un más que recomendado hotel de policromados artesonados y patio arcado. Porque sublime también es algo dotado de nobleza y elegancia que conmueve y a mí la calle de San Pedro de este encantador pueblo que desde el cerro domina la campiña sevillana me puso los pelos como escarpias. Le debió pasar lo mismo a los de la Unesco, que la han declarado la segunda más bella de Europa y la primera de España con su galería interminable de casonas renacentistas y palacios. Ancha, recta y elevada en pendiente desde su mitad, Zeffirelli eligió esta calle como uno de los escenarios de su película sobre la vida de María Callas.

Calor hace allí y mucho, para qué engañarles, pero la parada mereció la pena con sabroso jamón incluido y así también el viaje hasta la portuguesa playa de Bordeira no se hizo tan pesado. «El sol es dios», sentenció Turner en su lecho de muerte y yo digo y sostengo que la Osuna monumental es de lo más sublime que he visto en mis viajes.

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