Después de cenar un hervido de judías verdes con cebolla, patata y poco caldo o unas lonchas de pavo y un Danone desnatado para compensar ... los excesos del fin de semana, domingo sí, domingo también me acuesto con el firme propósito de no volver a leer un periódico e ignorar la radio y las redes sociales; tele no tengo desde hace más de diez años. Para cuidar mi salud mental también me prometo a mí misma contar hasta diez antes de maldecir a alguien o a algo y caminar los días impares hasta el faro del pueblo en el que vivo que dicen que va a durar hasta que duren los mares.

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Lunes. 7 am. Suena el despertador, abro el ojo, ¿y Alsina qué estará contando? Resisto la tentación de sintonizar Onda Cero, café, tostadas y a lo mío, al mundo que le vayan dando. Paso la mañana en blanco sin enterarme de nada hasta que después de comer me entra el mono y a Twitter, a bucear en las cloacas. ¿Y qué me he encontrado por ahí abajo esta semana? Con lo de la amnistía no les quiero aburrir, sí decirles que ni en la peor de mis pesadillas contemplé la posibilidad de que la gobernabilidad de mi país dependiera de un tránsfugo de la justicia que se fugó escondido en el maletero de un coche para que no lo cazaran; tampoco que un presidente de Gobierno tuviera las santas narices de pasarse por el forro la Constitución y perdonarlo y que una vicepresidenta y ministra viajara hasta Bruselas para dedicarle sonrisas y abrazos. Ya que hablamos de Yolanda Díaz déjenme que les cuente el plan secreto que, según la gallega, tienen las personas que están más forradas. Lo dijo este lunes en no sé qué acto y copio al pie de la letra sus palabras que son para enmarcarlas: «Esas personas inmensamente ricas son conscientes de que nos vamos al carajo y lo que están haciendo es diseñar un plan B, muy restringido, fundamentalmente basado en huir del mundo para protegerse ellos y ellas solas. Es el mundo de los cohetes para escapar de la Tierra, es el mundo del metaverso o es también el de sus mansiones fortalezas en Nueva Zelanda».

Qué país, santo Dios, qué país y qué gobernantes. Yo no necesito un cohete, a mí me sobra y basta con un avión de los de toda la vida para plantarme en otra parte. Japón me parece un buen destino y además Japan Airlines acaba de poner en marcha un servicio de alquiler de ropa –paquete casual, smart casual o mix– con el que cumplir el sueño que tengo desde niña de viajar sin equipaje.

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