El acento es un tesoro, le hacen decir a la difunta Lola Flores en un anuncio. Y tienen razón los hacedores de esa publicidad. Todo acento es una riqueza, un enriquecimiento de la palabra, una variedad de esta. Hay, eso sí, acentos que nos hacen ... más gracia o que nos gustan más por las razones que sean. Pero, en realidad, no hay acentos mejores que otros, todos son iguales, todos son legítimos.

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Ahora bien, no todo es el acento. Otras cosas son la sintaxis, la contrucción de frases, la riqueza semántica y no solo semántica. No todo tiene que ver con el acento en cada país o, en España, en cada región, a la hora de utilizar el castellano (como ocurrirá algo parecido con otros idiomas) a la hora de expresarse.

Si aquí, sin ir más lejos, alguien dice: «Esto está más bueno que 'na'», mientras devora una pizza con cuatro quesos y se zampa un kilo de patatas fritas, el problema no es que diga 'na', que eso forma parte del acento, o más bien de una variante fonética... una contracción que en realidad es una pervivencia en el habla popular del castellano antiguo: de nata, nada; de nada, naa; de naa, na. Pero el problema no está en decir 'na', sino en decirlo siempre en determinadas circunstancias o situaciones, como en el ejemplo puesto: «Esto está más bueno que 'na'».

Si todo está más bueno que 'na' es que 'na' está bueno, porque quien así se expresa no nos da la posibilidad de comparar su rica pizza con otros manjares. Pero el problema principal es que ese hablante desvela una incapacidad para la riqueza verbal. Un gaditano, por ejemplo, además de decirlo con especial gracia, siempre tendría a mano una gran cantidad de adjetivos y ejemplos para indicar lo bueno que estaba el manjar comido, nunca diría más bueno «que 'na'».

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Ya hablé aquí de otra costumbre en nuestra Región: el 'ese' o 'esa'. «He visto por la tele al cantante ese que canta 'La vida sigue igual'», y no «he visto a Julio Iglesias». Pero en estos casos no es solo incapacidad o pobreza verbal, sino, además, cierto desprecio, e intenta hacer ver que algo no se sabe como diciendo: «A mí no me interesan estas cosas». Así, no se dirá «ha dicho el presidente Sánchez...», sino «ha dicho el Sánchez ese...».

En fin, todo esto no son más que divertimentos. Total, 'to pa na'.

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