Agresiones en el ámbito sanitario: cómo proteger a los médicos

Este trágico y despreciable suceso marcó un antes y un después en el abordaje de la violencia en los centros sanitarios, algo que entonces permanecía oculto a ojos de la sociedad. Sin embargo, el asesinato de María Eugenia desató la creación de un movimiento unánime de toda la profesión médica y fue el principio de un largo camino de lucha, concienciación y visibilización que persiste a día de hoy.

El aumento del número de agresiones año tras año llevó al Colegio de Médicos y al Sindicato Médico de la Región de Murcia a crear, en julio de 2024, el Observatorio contra la violencia a sanitarios en la Región de Murcia, organismo que nació con el objetivo común de luchar contra esta lacra.

Porque, a pesar de las medidas preventivas que se han implantado en los últimos años, las agresiones (especialmente a médicos) se han incrementado.

Y, entre las causas, diversas situaciones.

En ocasiones, los pacientes o sus familiares se sienten frustrados, vulnerables o ansiosos por la situación médica que enfrentan y estos sentimientos pueden desencadenar reacciones impulsivas. Sobra decir que nada, absolutamente nada, justifica una agresión. En caso de no estar de acuerdo con la atención recibida, existen cauces normativos para quejas y reclamaciones.

Entre otros motivos, la sobrecarga asistencial existente por la falta de facultativos o sustitutos incrementa los tiempos de espera y genera un caldo de cultivo que propicia la crispación.

Ante la violencia, desde el Observatorio apostamos por la prevención. Algunas de las principales medidas que proponemos son la capacitación en el manejo de conflictos, es decir, dotar al personal sanitario de herramientas para gestionar situaciones tensas o conflictivas. La comunicación asertiva y saber escuchar de manera empática puede ser la diferencia entre una conversación difícil y una situación violenta, mejorando la comunicación para que no sea una barrera para el entendimiento entre el médico, el paciente y los familiares.

Asimismo, desde el Observatorio también sugerimos dotar a los médicos de medidas de seguridad en su entorno laboral como los 'botones del pánico' o sistemas de alerta inmediata en caso de que aparezca un agresor, notificando con rapidez y agilidad al personal de seguridad, el cual debe estar presente y capacitado para intervenir de manera efectiva y ágil ante cualquier amenaza.

Asimismo, planteamos que el respaldo legal y apoyo jurídico ante denuncias es fundamental. En caso de que la víctima no quiera denunciar (por miedo o cualquier otra razón), la Administración, como empleador, debe hacerlo para que ninguna agresión y ningún agresor queden sin castigo.

En este sentido, la Administración juega un papel esencial en garantizar la seguridad de sus trabajadores. Es su responsabilidad crear el espacio seguro en el que los médicos podamos ejercer nuestro trabajo sin miedo y sin exposición a la violencia y denunciar las situaciones que rompen con esa seguridad.

Toda agresión debe ser castigada y tanto Colegio de Médicos como Sindicato Médico consideramos que la implantación de sanciones administrativas con multas económicas al agresor sería una iniciativa disuasoria para el agresor. Varias comunidades ya han implantado esta medida y se ha comprobado que reduce las reincidencias.

Finalmente, entendemos que sin educación no hay prevención, por lo que consideramos importante y útil promover campañas de concienciación a la población para incentivar el respeto a los profesionales, dedicados con esfuerzo y vocación a servir a la sociedad.