En España tenemos a Antonio Ozores. En Argentina a Fidel Pintos. O teníamos y tenían. Cualquiera se acuerda de los parlamentos ozorianos que acababan en ... un «¡No, hija, no!». Lo del comediante Fidel Pintos era la sanata. Se trata de hablar mucho con murmullos y palabras inconexas que no tengan ningún sentido, aunque se mantenga la apariencia de que está uno expresando algo profundo y coherente. Pintos empezó en los años 30 como animador de bailes y orquestas de tango.

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Cuando no se acordaba de qué decir, empezó con ese tipo de oratoria vacía. Un poco como los silencios del Loco de la Colina, que al principio fueron involuntarios. Un mucho como la política. La gracia está en que el oyente no perciba la anomalía. Lo de hablar sin decir nada no lo ha inventado Yolanda Díaz, pero es una de sus más destacadas practicantes. Claro que ponte a explicar lo del gasto en Defensa, el cambio climático y la paz en el mundo. Hola, Miss Agente Especial.

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