Desde el principio de Monty Pithon, Terry Gillian sabía que tenían que centrarse en «la idea del hilo de pensamiento». No querían agarrarse al chiste ... de remate. Eso parece la política española, un chiste que nunca acaba. La noche del domingo en la calle Ferraz, delante de la sede del PSOE, se escuchó la sintonía de 'Verano Azul', de Bernaola. Choteo a costa del PP. Pero el público también gritó «perro» a Sánchez y jaleó el «sanchismo». Se apropió y dio resignificación al insulto. El discurso reverso de Foucault. Llamarse a sí mismo maricón, sudaca, facha, gorda… Pero, claro, la reapropiación del supuesto insulto solo funciona si la hace el previamente insultado. Aunque más que Monty Pithon, la política española es la canción del 'Barquito chiquitito'. Ves a Locomotoro, el tío Aquiles, a Valentina y al capitán Tan con lo del barquito que no podía, que no sabía navegar. «Y si esta historia parece corta, volveremos, volveremos a empezar».
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