Es la rambla del Albujón, 'ministra tapón'

Tapón. Estamos en el año I de la era teresiana. La era del «prohibido mirar hacia el otro lado», Teresa 'dixit'. La era de aquellos millones con sello de origen europeo sin apenas concreción y ejecución, prometidos al 'largo me lo fiais'. La era de las promesas y las palabras. Justo lo que le sobran al Mar Menor. Promesas y palabras.

Míralo por donde quieras, pero no es de recibo que una ministra que va de lo que va permita una cifra que debería quitarle el sueño: 820 toneladas de nitratos vertidos por la rambla del Albujón en lo que va de año y con el Mar Menor a punto de estallar. Tan difícil es reparar, en tiempo y forma, una estación de bombeo y controlar los vertidos de la rambla. «Es la rambla del Albujón, ministra tapón», le gritan aquellos ecologistas que ya no están dispuestos a volver a hacerle la ola, remedando aquel «Es la economía, estúpidos», del genial James Carville en el duelo Clinton-Bush del 92.

Urgencias. Esto es , un suponer, como si te llevan a urgencias con un gotero que te está envenenando, que encima se ha averiado y que, además, te encuentras en la mesa de quirófano al cirujano y al anestesista discutiendo quién arregla el gotero. Y tú a punto de palmarla. Anda y que os jeringuen, troncos, saltas de la camilla y les dices, que os vayan dando por donde amargan los pepinos y traedme a alguien que sepa arreglarme el puto gotero, aunque sea el celador de guardia. Como la vida misma.

Tú supón que ya te han cerrado el dichoso catéter del Albujón, pero no te pueden mandar a casa porque tienes un inmenso forúnculo purulento, asqueroso que te llega desde encomedio de la espalda hasta la curcusilla. En el caso del Mar Menor , ya sabes, el acuífero que jode la eutrofización de nuestra laguna, es tan grande el jodío, vuelvo al símil, que te ha infectado hasta la coronilla. Tendrán que drenártelo y limpiarlo lo mejor posible antes de darte el alta porque, de lo contrario, lo que te van a dar es el matarile. Bueno, pues aquí este comité de sabios que rodean a Ribera y a Morán, todavía no se ha aclarado con la cuestión del drenaje del acuífero l. Y luego se quejan de que un informe del Instituto Oceanográfico les endiñe el ochenta por ciento en la responsabilidad en la situación actual y en sus alternativas de urgencia.

Dignidad. «En el Mar Menor nos jugamos nuestra dignidad y nuestra credibilidad como región», decía el otro día Eugenio Galdón con acierto en el foro tertulia 'La Luz'. Razón de más para un esfuerzo común. Todos juntos, incluyendo un sector agrario que tiene que erradicar a los tramposos y plantear un nuevo modelo. Con un pesoe donde Vélez debería aparcar sus críticas tibias y sus chistes sin recorrido. Solo tiene que pensar en lo que diría Page si este envenenamiento se produjera en las Lagunas de Ruidera. O Puig, si fuese en La Albufera. La disidencia, Pepe Vélez, también se pacta en Ferraz y más cuando de por medio hay una ministra 'comevotos'. Por su parte, el gobierno Miras también debe elevar su perfil. No evitando la presión, sino la mera confrontación. Es mucho más práctico buscar alternativas, exponerlas ante la opinión pública y evidenciar quién está por la labor de recuperar el Mar Menor y quién solo está por ponerse en la foto prometiendo, prometiendo...