Secciones
Servicios
Destacamos
No soy experto y, por tanto, tampoco quien puede dar soluciones a las más que cuestionables políticas medioambientales relacionadas con la protección de nuestros bosques, ... tan devastados desde siempre por los incendios, pero este año ya de forma muy sublime en décadas.
Y digo políticas medioambientales porque, al menos, salvo que me equivoque, puede que haya unas 18 normas o leyes a escala nacional y regional, porque es posible que se tenga la idea de que si el bosque del vecino se quema, el fuego no traspasará nuestra jurisdicción.
Espero no pecar de excelsa arrogancia si alzo la voz en nombre de los ciudadanos de a pie para mostrar mi indignación al calificar esta situación –en la que casi todos los días se anuncia un nuevo incendio– como crimen medioambiental de Estado. Y no porque haya una acción premeditada de los poderes públicos (inviable, por supuesto), sino tal vez peor, porque aún a sabiendas de lo que se tiene que hacer, no se instrumentaliza adecuadamente para prevenir lo que podría evitarse o minimizarse.
No hablamos de una situación excepcional y casual. No hablamos de que este año sea especialmente seco y donde el cambio climático esté actuando con especial dureza, porque si el cambio climático, que recordemos no viene de ahora, fuera el único o principal causante de esta situación, como algunos gobernantes y científicos le atribuyen, se deberían por responsabilidad (utilizo la misma palabra tan manida que usan los políticos para todo), haber tomado medidas hace ya tiempo. Pero aquí estamos. Con una supuesta política preventiva a la que no se le dota de grandes medios técnicos, humanos o científicos teniendo en cuenta que el medio ambiente no es solo una prioridad, es una urgente necesidad que debiera ser portada de la agenda política.
No tengo más remedio como ciudadano que preguntarme que cómo es que si tenemos satélites suficientes capaces de detectar la fricción de mi mano contra el bolsillo, por qué no los tenemos para identificar y controlar los incendios una vez hay un atisbo de ello.
O cómo contando con drones capaces de lanzar en alta mar un chaleco salvavidas y salvar vidas, no tenemos para la permanente vigilancia de las zonas rurales. O por qué no tenemos una política de limpieza y conservación altamente adecuada ante los posibles riesgos durante todo el año en base a las características de cada bosque.
¿Tenemos planes y protocolos de actuación de forma especial en aquellas zonas de mayor dificultad de acceso?
¿Tenemos suficientes profesionales y bien formados que circulen y actúen en puestos de vigilancia las 24 horas durante todo el año, que no tengamos que estar contratándolos cada 3 meses con lo que ello supone de inseguridad y riesgo?
¿Tenemos planes de concienciación de la población? ¿Se estudia en los centros escolares adecuadamente la importancia de la preservación de nuestros bosques?
Si estas y otras preguntas fueran contestadas afirmativamente por nuestros líderes políticos, habría entonces que hacerles una nueva pregunta: ¿Qué es lo que falla para que todos los años haya cientos de incendios que están arrasando algo tan esencial para la vida y la biodiversidad como son los bosques, las zonas rurales, nuestra flora y fauna, y que solo en lo que va de 2022, más de 200.000 hectáreas han sido reducidas a ceniza?
Pero la mayoría de los dirigentes políticos están actuando de forma muy tímida en sus manifestaciones en cuanto a lo que está sucediendo, por lo que tal vez seamos los ciudadanos quienes tengamos que responder a esta y otras preguntas, fuera de toda demagogia, para afirmar que no han sido arrasados por el fuego, sino por la nefasta gestión que de modo aturdido se lleva a cabo.
¿No hay voluntad para crear pactos y legislación común de la que todas las comunidades compartan su necesidad?
A veces no es solo cuestión de dinero, sino de capacidad y verdadera querencia. Hay voces autorizadas que dicen que tenemos los sistemas de extinción de incendios con mayor capacidad del mundo (¡?) y que hay que invertir en otros ámbitos más eficientes. ¿Y a qué estamos esperando?
Hay comunidades autónomas donde todavía no se han producido incendios. ¿Debemos pensar que es debido a su gestión impecable o, por el contrario, el azar está jugando un papel importante, sin restarle méritos a lo que hacen, pero mirando todos los días porque en un momento dado, su política cogida con pinzas puede verse desmoronada?
La Naturaleza es salud y prevención de enfermedades, por eso, la ciudadanía es corresponsable de cuanto sucede en la misma a través de las acciones directas que lleva a cabo, o no, en su preservación, así como que también está obligada a evitar que se deje exclusivamente nuestro futuro en manos de algunos irresponsables, así como el de nuestros descendientes y, por tanto, el del propio planeta, que también respira para y por nosotros, si se le deja.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.