Enamorarse es un don, y, como todos los dones, es un asunto muy minoritario. Muy poca gente puede enamorarse ni en una sola ocasión a lo largo de toda su existencia, igual que muy poca gente puede ser pintor de verdad, o escribir artículos en ... la prensa, que es lo contrario de redactar corto (columnistas en mi pueblo 'habemos' nada más que dos o tres y me sobran manos). Hay un axioma: si afirmas 'creer' que has estado enamorado, que el equívoco no quede entre nosotros, no has estado enamorado jamás. No se cree; se sabe. Si dices que no lo sabes, ya lo sabes: no.
Publicidad
No se vayan todavía, aún hay más: si ya a cierta edad, 'at certain age', afirmas 'creer' que has estado enamorado 'alguna vez', no solo no te enamoraste sino que estás incapacitado para enamorarte nunca. En otras palabras, eres una persona no habilitada para hacer locuras, ni siquiera transitorias. Asúmelo y no envidies a nadie. Crece. Hay buenas noticias para ti: no conocerás lo mejor de la vida, pero tampoco lo peor de entre lo pésimo. No es poca cosa, créeme. «Mejor no saber», que decía el personaje racional de Dana Andrews al final de 'La noche del Demonio', de Jacques Tourneur.
Enamorarse es un don y como todos los dones tiene una pequeña semilla de divinidad en el centro, ingénita, y una barbaridad ingente de trabajo después que la rodea. Un don no sirve para nada si uno no se dedica a él las 24 horas del día, durante el resto de sus días. Yo, lo haga mal o bien, con poco o ningún éxito, no dejo de escribir sobre todo si no estoy escribiendo. Sobre todo si estoy durmiendo. Hay un artista considerado genial, Cacho, quien siempre afirma, en broma o en serio, que sus obras le están trabajando todos los días, durante años, aunque no las toque ni una sola vez. Mucho de eso hay. Estar enamorado es lo que queda tras haber estado enamorado. Es resucitar tras haber agonizado y morir. Enamorarse solo está al alcance de aquellos para los que dar la vida sobre ese altar les parece nada. Si uno aplica cálculo, si tus enamoramientos han significado una mejora de posición social y económica constante, no eres de enamorarte de nadie, excepto de ti mismo. Si calculas, diseñas estrategias o dudas sobre si eres artista, no eres artista.
«Estoy a gusto y no necesito más, quiero tranquilidad». Frase infausta donde las haya. El amor es precisamente lo que está más allá de cualquier necesidad, porque te destruirá tarde o temprano y, claro, qué necesidad hay. Los dones como poder amar suelen concederse a personas que nacen con graves carencias que no afectan a la generalidad, es una especie de 'compensación', como el que nace con mala vista y se le da un privilegiado sentido del paladar. El precio a pagar luego, eso sí, es exorbitante, sobre todo si la cosa va bien. Cuanto más tiempo feliz haya las deudas serán más impagables. Enamorarse es entrar en el reino de los dioses y los fantasmas, donde no hacemos pie, y ahí, igual que hay un resplandor sublime en lo alto, alcanzable por un tiempo, existe también un ascensor que baja directamente al Hades, de donde solo algún arquetipo griego regresa. Y nosotros no somos arquetipos griegos. Puedo amar y tú no. ¿Cómo se te queda el cuerpo?
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.