Llevado por la actualidad, dos veces he escrito ya sobre la ley del 'sí es sí'. No voy a hacerlo una tercera. Sin embargo, sí ... tengo que partir de una premisa: lo que algunos consideran roto de la ley, no puede ser arreglado. Si la ley estableció un régimen más favorable para los condenados por agresiones sexuales, ningún cambio legislativo puede privarles ahora de esa mejora. Se podrán poner penas más severas para los nuevos agresores, pero los del pasado que han sido beneficiados, siempre se beneficiarán. A partir de ahí, el circo:

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Podemos, casi siempre con enfado, mantiene que la ley no está mal, que nunca estuvo mal, que los que están mal son los jueces fachas, felices de liberar violadores –que antes eran algunos y ahora, con los datos que están saliendo, van a ser todos–. Pero también mantiene, a la vez, que la ley no está mal, porque las penas más altas no son por ello mejores. Argumento que me parece convincente, pero incompatible con el anterior. Tienen también un tercer discurso, más reciente, y es que el problema es que las sentencias anteriores a la ley eran muy malas, y por eso pasa lo que pasa, no por la ley. En todo caso, denuncian que se quiera volver al Código Penal de 'La Manada' (y se refieren, supongo, al Código Penal con el que se condenó, a 'La Manada', a 15 años de prisión –que les podrá parecer poca pena, pero es de las penas previstas para el asesinato)–. Y, como argumentación final, cualquier cosa antes que votar cualquier cosa con «la derecha», que bastante tienen con respirar el mismo aire, probablemente contagioso.

El PSOE, frente a los 'efectos indeseados', va a arreglarlos. Cómo, no se sabe. Porque, como empecé diciendo, no se puede. Podrán subir las penas, hasta tantear si quieren la pena de muerte para los que vengan, pero los efectos que no deseaban, no se van a ir por desearlo. En realidad, a través de su fiscal general del Estado (que está a sueldo del Estado, pero bajo las órdenes del presidente), van a intentar que el Tribunal Supremo lo solucione, buscando una interpretación más creativa que revoque todas las rebajas cuando recurran hasta él las cientos –o miles– de reducciones. Pero, claro, al margen de la adecuación o no jurídica de esa medida, imaginen la cara de tontos que se les iba a quedar si, después de 'arreglar' ellos la ley –y nada menos que en comandita con la 'derecha'–, viene el Supremo a decirles que la ley no estaba rota.

El PP, por su parte, está encantado con su desencanto. Maldita ley, oh dioses, proclaman; mientras cuentan cada violador excarcelado como uno de sus mayores éxitos electorales en lo que llevamos de Feijóo. Porque, claro, mal hacía Sánchez cuando no 'arreglaba' la norma; y mal hace Sánchez cuando la quiere 'arreglar'. Altura de miras y ánimo generoso para afrontar, de forma conjunta, los problemas del Estado.

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Vox, que, por momentos, está aún más enfadado que Podemos... pues Tamames. Y Ciudadanos... dicen que existen todavía. El resto, en general, están a las cosas de su terruño, que para eso han venido: vendiendo los votos que les puedan comprar, y colocando el resto donde más portadas les puedan dar.

Mientras, tenemos cientos de normas que están objetivamente mal, que tienen arreglo, y siguen languideciendo décadas después. Sin que a nadie de los que hacen las leyes le importe, y sin que les vaya a importar. Sin ir más lejos, esta semana en clase les explicaba a mis alumnos un artículo del Código Civil que, muy vigente él, dispone las consecuencias para el cónyuge que sea culpable del divorcio... aunque esa culpabilidad se derogara en 2005. También, en la misma clase, les explicaba un artículo que se ocupaba de las consecuencias de haber donado bienes pensando que un hijo había muerto cuando, en realidad, estaba vivo... caso hoy también frecuentísimo, cada vez que nuestros hijos se van a las Américas y no conocemos su suerte salvo en las misivas que nos traen los navíos tras años de incertidumbre. En otra rotura menor, en 2015 se sustituyó la prohibición de matrimonio de «los parientes en línea recta por consanguinidad o adopción» (casarse con padres, o abuelos) por el críptico texto de «(...)»; y en vez de arreglar la norma desde el Parlamento, se prefirió 'arreglarlo' en el boe.es, que tiene el mismo valor legal que si lo cambian en la Wikipedia.

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Y esto es lo que tenemos, señoras y señores. Para llorar de alegría. Nuestro Legislativo en acción.

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