Votantes
Rebeldía murciana ·
Al final el centro no es más que la excusa a uno y otro lado del espectro ideológico para, cuando existe la opción, votar a algo un poco más aseadito y con mejor pintaRebeldía murciana ·
Al final el centro no es más que la excusa a uno y otro lado del espectro ideológico para, cuando existe la opción, votar a algo un poco más aseadito y con mejor pintaSi no ha ido aún a votar, vaya y después siga leyendo. Habiendo cumplido con su deber democrático, sabrá usted que hay muchos motivos que ... le pueden llevar a uno a decidir la papeleta que deposita.
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Hay un grupo de votantes clásicos que son los creyentes de la fe. Y no me refiero a los que profesan la religión que corresponda, sino a aquellos que viven la política como la afición a un equipo de fútbol. Si de pequeño el papá de uno era del Barça lo lógico es que éste muera siéndolo, aunque haya comprado árbitros para ganar ligas o esté al borde del descenso. Con el PSOE ocurre idéntico: ¿que aprueban la ley de matrimonio homosexual y es un gran avance? Le voto con orgullo. ¿Que indultan golpistas y sacan violadores de prisión? Es que son los míos, les voto y ya si eso que esta vez lo hagan mejor.
Hay otro votante, cada vez más común, que es el que tiene clara su ideología pero no tanto su partido. Son aquellos que votaron al PP prácticamente siempre hasta que apareció Ciudadanos y se enamoraron de Albert Rivera, que en realidad fue un desahogo pasajero hasta que la España grande y libre hizo su entrada y Santiago Abascal Conde pareció la mejor opción. En cada elección cambian de papeleta según les parezca mejor o peor el líder de turno o, en líneas generales, según la capacidad del PP para desbancarlos a todos con holgura. En estas elecciones las derechas serán azules y las izquierdas rojas. Todo muy 'vintage', claro.
Hay un tercer tipo de votante que es el mal llamado 'de centro', que esencialmente es casi cualquier cosa que usted se pueda imaginar y que no significa absolutamente nada. Si ser de centro es combinar postulados de ambos espectros ideológicos, ¿es tan de centro una persona que esté a favor de volver a penalizar el aborto, pero quiera impuestos altos y una economía redistributiva, como otra que esté a favor de la gestación subrogada y la libertad de empresa? Al final el centro no es más que la excusa a uno y otro lado del espectro ideológico para, cuando existe la opción, votar a algo un poco más aseadito y con mejor pinta que estos dos de siempre que la lían con todo.
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El cuarto tipo de votante es el que oscila entre rangos muy locos. O quizás no tanto. Personas que en 2015 votaron a Podemos por indignación con el sistema y que precisamente por ese mismo motivo ahora van a votar a Vox. No son electores que hayan variado su realidad, es la realidad la que les ha variado a ellos. Cuando la extrema izquierda deja de preocuparse por la lucha de clases y empieza a pensar que su batalla es hormonar a adolescentes confundidos para cambiarlos de sexo, ¿cómo es posible que nadie se extrañe si de repente un electricista de izquierdas decide que sus intereses los representa mejor un tipo que dice que los inmigrantes irregulares le quitan trabajo? Curiosamente esta transición es casi siempre de izquierda a derecha, nunca al revés. La raza humana pervive.
El quinto tipo de votante es el más racional, el que vota por un asunto muy concreto del programa. Son aquellos que tienen un familiar con ELA y apoyan al partido que lleva en su programa una ley de dependencia para ellos, o los que están a favor de la gestación subrogada porque quieren reproducirse así o de una ley para liberalizar las universidades porque son profesores a los que el sistema les impide prosperar. Esta categoría, que son los que oscilan entre PP y PSOE sin mayor problema, en realidad son un porcentaje muy residual y prácticamente irrelevante: las elecciones no las decide el trasvase de bloques (es decir, los que antes votaban A ahora votan B) sino el volumen de abstencionistas a uno y otro lado.
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Pero el mejor de los tipos de votante es el sexto, que es el del afiliado del partido cornudo y apaleado que odia a su propio candidato por el motivo que sea y vota al contrario. Algo así como cuando Irene Montero haya votado a Vox esta mañana para que Yolanda Díaz sea cuarta fuerza y sufra lo que merece.
En fin, sea usted quien sea, espero que su voto merezca la pena. Esta noche lo sabremos. Y como siempre, que viva España.
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