Si yo no puedo más y me dedico a esto no me quiero imaginar qué le pasa a usted. Esto es horrible, es peor que ... el día de la marmota. Entiendo que si simplemente consume actualidad política en televisión o en el periódico puede tomar la decisión en un momento dado de dedicarse a leer sobre la nieta de Ana Obregón, que es sustancialmente más interesante que esto que le escribo yo, pero de verdad que es un suplicio. Otras elecciones más no, por favor.

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Y sin embargo, aquí estamos. Y todo porque Pedro Sánchez no quiere que se hable del magnífico resultado del PP y, sobre todo, de su estruendoso fracaso. El único principio inmutable del 'sanchismo' es que la vida de los españoles orbita alrededor de su ego, pero en fin, qué le voy a contar. Si es que usted se lo sabe tan bien como todos. Termino hablando de lo que él quiere recordándole únicamente una cuestión: ya puede estar en Kuala Lumpur que el 23 de julio hay que votar para echarle. Se acabó esta pantomima a costa de todos los españoles.

Y ahora, a lo que de verdad importa: los resultados de aquí. Murcia vuelve a ser el pilar más importante de la civilización occidental y el número uno en arroz bomba y en la ATP de tenis, no necesariamente en ese orden. El resultado es tan espectacular para el conservadurismo que la izquierda debería hacerse mirar el fracaso y la derecha empezar a imitar lo que aquí pasa: en Murcia el bando azul y verde tiene 21 de 29 de concejales. Casi nada. Sobre todo, después de dos años en los que ha habido un alcalde socialista que no ha tenido mejor idea que levantar la ciudad al completo en periodo electoral y reventar las fiestas de Navidad y Primavera porque debe ser que eso de disfrutar es de fachas. Lástima que lo de votar también.

López Miras ha tenido la legislatura más difícil que se haya vivido en política regional, con gobiernos de coalición, rupturas, tránsfugas, mociones de censura, condenas de prisión a personas de las que usted me habla y una pandemia mundial que al parecer pasaba por ahí. Llegó al liderazgo de la Región casi de casualidad y hoy se ha ganado su papel de barón con todas las de la ley. El resultado de Vox y Antelo también ha sido increíble, y veremos a ver qué lugar ocupa Alberto Garre en el próximo mandato. ¿Presidente de la Asamblea? Sería una buena opción en caso de no haber Gobierno de coalición.

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Pero permítame que vuelva a Ballesta, y ahora específicamente a él. Hace dos años sufrió una moción de censura injusta en la que pagó el pato de unos supuestos gurús que creían que la capital de esta gran Región era un daño colateral de una estrategia global. Un alcalde bueno, querido y con gran arraigo entre sus vecinos salió de La Glorieta censurado por brillante pero por la puerta grande, y ha vuelto de la única manera que podía hacerle justicia: con una mayoría absoluta incontestable que le posiciona como el mejor regidor que ha tenido nunca esta ciudad. Hay una serie de personajes ya desaparecidos que deberían pedirle perdón por el bochorno al que han sometido a Murcia, pero sobre todo por la inexplicable e injustificable falta de respeto que profirieron a una persona cuyo único pecado era ser de un sitio que a unas mentes pensantes de Moncloa les parecía irrelevante.

Hoy, que es 4 de junio de 2023 y ya han pasado muchos meses de todo aquello, los que perpetraron la matanza son parte del pasado y las víctimas han vuelto encumbradas. Algo así como una justicia poética predecible que cualquiera que supiera un poco de política regional hubiera advertido que iba a ocurrir sí o sí.

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Quedan unas pocas semanas para las elecciones nacionales en las que Pedro Sánchez va a ser historia, y además estoy convencida de que va a ser así por dos motivos: uno, porque usted va a votar aunque tenga que recorrer el mundo para ello, y dos, porque si en Murcia hemos hecho justicia con Ballesta y López Miras en España, haremos lo propio con el 'sanchismo'. Buenos días, y buena suerte.

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