No se puede hablar de nada

No le voy a hablar de política nacional, pero sí le voy a hablar de cosas que tienen que ver con la política. Concretamente, de lo sumamente difícil que es decir la verdad hoy en día sin que a uno le acusen de ser fascista. Le pongo varios ejemplos de conatos de escándalos internacionales por relatar hechos o plantear teorías. A ver qué opinan.

Primero. Hace calor. Usted lo sabe y yo lo sé, porque sudamos a la vez. ¿Hace más calor que hace 10 años? No sé si en Asturias están acostumbrados a llegar a los 30ºC, pero desde luego en Murcia capital desde que tengo uso razón he salido del colegio a las 15h con el termómetro de la plaza Juan XXIII marcando cincuenta. Entonces, hace casi 20 años de eso, nadie se planteaba que el planeta se estuviera destruyendo por la acción del hombre, simplemente hacía calor porque es verano.

Recordará usted el típico mapa del tiempo en el que la temperatura está graduada por colores. Antes, por debajo de veinte grados se pintaba de azul, entre 20 y 30 entre verde y amarillo, entre 30 y 40 de naranja y a partir de 40 de rojo. Vamos, una graduación normal para la época estival. Si se fija usted en el mapa de hoy de TVE, verá que 18ºC de máxima ya está coloreado en rojo y a medida que sube el rojo se transforma en violeta con una intensidad que avecina muerte, destrucción y apocalipsis. ¿No es un ejercicio de manipulación bochornoso intentar hacer pasar una situación ordinaria por extraordinaria utilizando hipérboles comunicativas y de imagen que proyectan una sensación de gravedad que no refleja la realidad de los hechos? Pues intente usted decir que 40ºC ha hecho siempre y que si esto es el cambio climático aquí cambio ha habido poco. Suerte.

Segundo. Es el mundial de fútbol femenino y las chicas están arrasando. He visto un par de partidos, me está encantando y el otro día se me ocurrió leer un artículo cuya tesis era que es mucho más difícil entrenar a un equipo femenino que a uno masculino porque ellas son pareja entre sí y eso genera unas dinámicas tóxicas en el vestuario. Desconozco si es una hipótesis, un estudio científico o una mera suposición, pero parece tener sentido: es el motivo por el que en muchos trabajos está prohibido tener relaciones sentimentales con compañeros, con independencia de su orientación sexual. El autor de la tesis, cuyo nombre no voy a mencionar para no contribuir aún más a su linchamiento, prácticamente ha tenido que exiliarse a Marte bajo acusaciones de homofobia y machismo avergonzante. ¿Por qué está tan castigado socialmente realizar un planteamiento que parece perfectamente lógico, normal y racional? Nadie dice que las mujeres sean peores, ni mucho menos las lesbianas: habla de las relaciones entre compañeros. Pruebe usted a soltar esto en un entorno de izquierdas. Suerte.

Tercer y último. ¿Ha visto usted 'Barbie'? No le voy a hacer 'spoiler', pero se lo resumo todo en una frase: dice más veces la palabra 'patriarcado' que la palabra 'muñeca'. A partir de ahí, hágase cargo del rollo: Ken y todos los hombres son analfabetos disfuncionales (excepto el personaje gay) y todas ellas son magníficas (excepto Barbie embarazada). Es tan obsceno que ni siquiera intenta ser una película de entretenimiento, es un manifiesto político. ¿Por qué hemos renunciado a que el cine sea un mero instrumento de diversión? ¿Es necesario salir de la sala con una hoja de afiliación a Podemos? Pruebe a decir que es innecesario meter propaganda comunista en cada acción comunicativa. Suerte.

En fin, lo que le contaba al principio. Que no se puede hablar del tiempo, ni de deporte femenino ni de cine ni de música ni de nada. Me van a obligar a escribir de López Miras al final. Es lo que toca.