Inflación en Selectividad
Rebeldía murciana ·
¿Éramos nosotros sustancialmente más tontos que los chavales de ahora, son ellos más listos o aquí hay una movida más seria de lo que parece?Rebeldía murciana ·
¿Éramos nosotros sustancialmente más tontos que los chavales de ahora, son ellos más listos o aquí hay una movida más seria de lo que parece?Ahora se llama Evau, Ebau o PAU, pero de toda la vida de Jesucristo nuestro Señor ha sido Selectividad y así se va a quedar. ... Esta semana se hicieron públicos los resultados de los exámenes en prácticamente toda España y ahora miles de adolescentes que creen que la universidad será la mejor etapa de sus vidas (no les saque usted de la ignorancia, que es mejor vivir así) celebran o lloran por la misericordia de los correctores.
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Supongo que en su etapa aún no existía la marcianada de calificar sobre 14, pero ya llevamos una década con el sistema. Esencialmente el planteamiento era garantizar que dos asignaturas sectoriales importantes para la formación universitaria posterior pudieran tener un peso específico superior en la nota final. Es decir, que si uno iba a estudiar ingeniería le computara el doble la calificación de matemáticas que la de historia de España. Tiene cierta lógica, pero no deja de ser una reforma aprobada con el único objetivo de reformar. Como casi todo, vaya.
Yo hice Selectividad hace la friolera de 11 años, y entonces era el segundo año en el que el 10 se transformó en 14. Era una situación curiosa porque la referencia de la nota media de los años anteriores no servía: para entrar en medicina ya no hacía falta un 8,75, ahora se necesitaba alrededor de un 12.
Y en este punto exacto es en el que me quiero detener: si hace una década superar el 12 era prácticamente un milagro, ahora quedar por debajo del 13 básicamente descarta cualquier opción de entrar en una carrera de alta demanda. ¿Cómo es posible que la inflación de las notas haya subido tantísimo en tan poco tiempo? ¿Éramos nosotros sustancialmente más tontos que los chavales de ahora, son ellos más listos o aquí hay una movida más seria de lo que parece? Permítame que preserve mi vanidad y le eche la culpa al sistema en vez de al coeficiente intelectual de mi generación.
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En los últimos años las notas de los alumnos han subido. Y no hablo de Bachillerato, en el que siempre nos hemos encontrado con el clásico estereotipo, probablemente cierto, en el que los colegios privados regalan nota media de 10 con una ligereza pasmosa y algunos públicos machacan en exceso a sus alumnos. Es verdad que nos enfrentamos a una generación de alumnos covid a los que hay que apoyar especialmente porque han perdido mucho tiempo de su formación encerrados en casa o acudiendo al colegio con bozal, que si nos influye a nosotros con el ánimo adulto imagínese a un adolescente hormonado. Pero la clemencia de los correctores considerando cosas que antes eran buenas como excelentes, lejos de ayudar a los buenos estudiantes lo que hace es condenarles.
En un entorno en el que la excelencia se regala, ésta deja de existir. Cuando conseguir un 13 sobre 14 es un reto al alcance de una parte sustancial de la población, obtenerlo deja de ser meritorio. Igual que el acceso universal a la educación es un derecho indiscutible, que un porcentaje mayoritario de españoles tenga carrera universitaria lo único que hace es devaluar los propios títulos. Que el 97% de los alumnos aprueben Selectividad hace que el examen no se tome en serio. Que la condescendencia se convierta en un criterio de corrección provoca que el mérito de los que merecen reconocimiento desaparezca y el aprobado de los que llegan justos les sirva para avanzar en el papel manteniéndose estáticos en la mediocridad que la vida real va a ser incapaz de obviar.
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Selectividad, la Evau, PAU o como sea que le vaya a llamar el nuevo ministro de Educación de Feijóo, es un sistema de acceso a la universidad esencialmente justo, que lo será más cuando pregunten lo mismo en Murcia que en Guipúzcoa, pero cuyo sistema de corrección con la mal entendida condescendencia de los que regalan el 10 está consiguiendo devaluar a los que se esfuerzan sin hacer ningún favor a los que aprueban sin merecerlo.
Este examen es solo una nota, pero es la nota que va a determinar el futuro de la vida de muchas personas. El rigor y la seriedad no es otorgar un 13,5 al que merecería un 11, sino hacer valer al que, sacrificándolo todo, ha conseguido ser excelente. Porque la perfección, a pesar del Gobierno, existe. Solo hace falta no aniquilarla por envidia.
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