Carlitos el héroe

Hace justo una semana fui al partido de octavos de final a verle en la pista y era todo una sensación un poco extraña. Carlos Alcaraz es de Murcia, y por lo tanto nuestro, pero todo el estadio le jaleaba como suyo porque es verdad que lo es. Parece una construcción gramatical propia de Rajoy, pero le desarrollo un poco la idea. Cuando un zagal que nació en La Arrixaca, seguramente como usted y como yo, se convierte en un fenómeno de masas mundial es un poco como si de repente lo fuera nuestro vecino. Muy pocas personas de la Región han convivido con Carlitos porque en un lugar de millón y medio de habitantes se escapa un poco a la lógica eso de que nos conozcamos todos, pero este chico es tan nuestro como si hubiera sido el compañero de pupitre de su hijo desde siempre.

Murcia es España y España con Alcaraz es más Murcia que nunca, pero no se hace usted a la idea de lo que es sentarse en una pista con miles de personas y que el grito de ánimo equivalente al ya famoso «¡vamos Rafa!» sea «¡viva Murcia!». Y además no profesado por un paisano nuestro, sino mejor aún por un asturiano o manchego cualquiera al que de repente la Región le parece un lugar exótico y lleno de talentos capaces de llegar al número uno del mundo incluso en la época de gigantes como Nadal o Djokovic.

Carlos Alcaraz es más bajo que sus compañeros de torneo y, como diríamos aquí, tiene aún cara de crío, pero vaya crío. Su tenis es un espectáculo hasta para los que no entienden nada de deporte, y su don y su capacidad de trabajo es un ejemplo que debería trascender lo meramente físico. Porque Carlitos no es Rafa, ni es ese chico humilde que empezó ganando Roland Garros contra un todopoderoso Federer. Carlitos es un chaval que hace un año y medio paseaba por El Palmar y apenas lo reconocían sus amigos y hoy es un miembro más del Olimpo de los deportistas nacionales a la altura de Fernando Alonso y muy por encima de Carlos Sainz.

Cuando a Carlitos le preguntan por qué ha tumbado al número cinco del mundo en un partido por 6-1, 6-2, en vez de contestar cualquier estupidez socialguardiolista dice que lo ha conseguido porque ha jugado muy bien y se le ha dado bien todo, y la pura verdad es que tiene toda la razón y por qué ocultarlo. Un chico de 20 años recién cumplidos que tiene un don y además una capacidad incalculable de esfuerzo y sacrificio que no podemos ni imaginar los que somos simplemente personas normales, merece que se llame a las cosas por su nombre: es un fuera de serie y está bien que se lo crea.

Y además es maravillosa su autoestima porque luego el zagal, que lo es y será por haber nacido aquí, es un 10 sobre 10 con todos sus fans, a los que atiende hasta que no queda ninguno y sin ponerle ni media mala cara hasta al más impertinente de todos. Para que luego digan que tener referentes no es importante, qué sería del mundo deportivo sin la elegancia de Nadal que tan bien ha heredado Alcaraz.

Les decía que es una cosa extrañísima que nuestro Carlos sea ya el Carlos de todos porque estamos tan acostumbrados a que nos digan que somos de segunda, que los murcianos no podemos creernos que en realidad somos los primerísimos de la liga de primera. Que hoy el orgullo de España no pronuncia las eses y seguro que dice 'acho' en la intimidad, que firma las cámaras poniendo «Viva Murcia» y que nos tiene a todos, a estas alturas de la película, presumiendo ante nuestros amigos diciendo «yo nací en un hospital de El Palmar como Carlitos».

Qué héroe tan murciano, tan español, tan suyo, tan mío y tan de todos. Que sea eterno.