Es fácil de comprender que a alguien que este año cumplirá cuatro décadas vinculado a RTVE le resulte decepcionante que su empresa ofrezca a la opinión pública la sensación de que sigue siendo moneda de cambio de los políticos. La configuración del próximo Consejo de ... Administración, merced a un acuerdo tácito entre los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, ha sido la última prueba del algodón. Parece que regresa el bipartidismo, también a la radio y televisión públicas.

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Los últimos gobiernos no han estado por la labor. Ni el de Mariano Rajoy, que volvió a la designación gubernamental del presidente de la corporación, ni el de Pedro Sánchez, con una sucesión de errores calamitosos que desembocaron en el nombramiento de una administradora única provisional en 2018, con plenos poderes, que ha venido ejerciendo el cargo hasta ahora. Lo del concurso público para elegir a los integrantes del Consejo ha constituido un auténtico sainete, pero en la acepción que la RAE le atribuye como situación o acontecimiento grotescos o ridículos y a veces tragicómicos. Ha sido un continuo marear la perdiz para acabar en esto, contentando a ciertos partidos –PSOE, PP, Unidas Podemos y PNV– con la colocación de personas de su absoluta confianza en un órgano que debería ser del todo independiente.

El currículum del próximo presidente es, sin duda, nutrido, notable y consistente. Se trata de José Manuel Pérez Tornero, un catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona que puso en marcha la televisión educativa, década de los 90 del pasado siglo, en TVE. En su comparecencia parlamentaria, que tuvo lugar a mediados de enero, dentro de la ronda de candidatos al concurso, calificó la cuestión de la radiotelevisión pública como «una piedra angular en la esfera pública democrática». Puede que no le falte razón, pero lo que resulta evidente, desde tiempo atrás, es que se trata de una de las asignaturas pendientes que con la democracia tiene este país. Y es que en España se está por conseguir todavía una RTVE alejada del control y la disputa partidista, como de hecho ocurre en otros países, lo que suele acarrear problemas habituales como las reiteradas acusaciones de manipulación o la drástica bajada de las audiencias.

Es lamentable que RTVE venga siendo desde su fundación, en pleno franquismo, un apéndice más de los gobiernos de turno

Es lamentable que RTVE venga siendo desde su fundación, en pleno franquismo, un apéndice más de los gobiernos de turno. Era de esperar que con la llegada de la democracia fuera distinto, pero la verdad es que la situación no cambió y los sucesivos ejecutivos mantuvieron casi siempre la tentación de controlarla desde dentro, con apenas un par de oasis en todos estos años, periodos que finalizaron con la vuelta a las andadas.

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Sigue siendo una constante aspiración de la inmensa mayoría de los profesionales de la radiotelevisión pública que se nos permita trabajar con unos marcos de libertad, independencia, rigor y pluralismo, muy alejados de las directrices que pueda impartir un hipotético comisario político de turno. Resulta muy duro y bastante decepcionante tener que escribir esto, y no sobre Corea del Norte o Irán, sino de la España de 2021. Con todo, confiemos en que Pérez Tornero, al que se le presume preparación y conocimientos contrastados, asuma el reto de devolver la ilusión y las ganas a los que trabajamos día a día en RTVE, así como a los que aún nos ven –o nos oyen– y a los que ya no lo hacen para que vuelvan a hacerlo. Es alguien que se ha referido también al fin de la interinidad, que tanto lastre ha dejado para la imagen, la credibilidad y la audiencia de la propia corporación pública –mínimo histórico de sus canales el pasado febrero–, y a la llegada del 'liderazgo compartido'. Habrá que ver lo que le permiten hacer durante su mandato quienes todos sabemos o intuimos. Porque fácil, precisamente, no lo va a tener.

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