Se nos ha querido transmitir la sensación de que todo el barrio del Carmen estaba levantado en armas contra el equipo de gobierno del Ayuntamiento ... de Murcia por la ejecución del Plan de Movilidad. La plataforma 'Cierran mi barrio' había acaparado la voz y la representatividad de una ciudadanía que, a tenor de lo esgrimido por esta, parecía preferir la contaminación, el ruido y el tráfico al transporte urbano, las bicicletas y el crecimiento de las zonas peatonales. Pero he aquí que, durante esta última semana, se ha presentado en sociedad el movimiento 'Carmen abierto', integrado por quince asociaciones vecinales del sur de la ciudad y de zonas limítrofes, para defender el Plan de Movilidad del municipio de Murcia y afirmar –con mucha razón– que «será el primer barrio de la Región en convertirse en una zona de bajas emisiones contaminantes». Si la sensatez campara por el espectro político local, la derecha más cerril y la ultraderecha recularían en sus ataques al proyecto de transformación del barrio del Carmen. Pero, claro, ya sabemos cómo funciona esto: no tardarán las voces que proclamen que 'Cierran mi barrio' representa a la ciudadanía real, neutra, sin intereses políticos, mientras que 'Carmen abierto' está integrado por un puñado de rojos que le han declarado la guerra al progreso. Ni siquiera se tendrá la honestidad de reconocer el disenso y las diferentes sensibilidades que conviven en este distrito de la ciudad de Murcia. No. Unos tendrán siempre la legitimidad y la verdad, y otros serán considerados activistas políticos y antimurcianos –como los integrantes de la Plataforma Pro-Soterramiento–.
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La intervención que el pasado miércoles realizó, en la Asamblea Regional, la diputada por el PSRM Lara Hernández ha sido una de las más necesarias, contundentes y emocionantes de la presente legislatura. La candidata a la alcaldía de Alcantarilla acusó al consejero de Salud de mentir, al negar este que el SMS derivara a centros concertados y fuera de la Región a mujeres que habían solicitado abortar. Lara Hernández expuso el caso de dos mujeres que habían tenido que abortar fuera de España, en lo que calificó como un claro ejemplo de violencia institucional. Y así es: la objeción de conciencia se está empleando como una herramienta ideológica para desobedecer el marco legal y estigmatizar a mujeres que, en ocasiones, deciden abortar por malformaciones del feto. La violencia sistémica adquiere frecuentemente la forma de una segunda y fina piel que se superpone al engranaje social, para acabar camuflándose con él. No contrasta demasiado con la legalidad para, de esta manera, alimentarse de la 'normalidad' y no caer en una deslegitimación manifiesta. Y, en lo relativo al aborto, esta es la práctica habitual del Gobierno de la Región de Murcia: el fomento de una 'normalidad aberrante' que solo se percibe en los matices, si fijas la mirada detenidamente en la realidad. Entonces, descubres una neutralidad ideologizada, que, en rigor, constituye la forma más sutil y depurada de violencia que existe.
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De nuevo, los bancos vuelven a estar en el centro del problema. El Banco Nacional de Suiza aportará 50.000 millones de liquidez a Credit Suisse para evitar su quiebra. ¿Nos suena, no? En España todavía estamos esperando que la banca devuelva los también 50.000 millones que el Gobierno invirtió en su rescate. Eso sí, a la hora de eximir de comisiones a los clientes, de ofrecer buenos servicios, de devolver todo lo adeudado por las cláusulas abusivas, de evitar desahucios, de rebajar la presión sobre las hipotecas... Ahí, viva el neoliberalismo. Que cada uno se las apañe como pueda. El mercado es el mercado, y los bancos no son ONG que deban establecer relaciones de empatía con sus clientes. Cuando escribo estas líneas, el Banco Central Europeo no ha decidido todavía si aplicará una nueva subida de los tipos de interés o si, por el contrario, y ante el pánico bursátil que afecta a los bancos, decidirá aplazarlo. Manda huevos. Lo que la asfixia de las familias no ha conseguido ante las dificultades para afrontar las mensualidades de las hipotecas, lo ha conseguido la mala gestión de un banco. ¿Qué quiere decir esto? Que la salud de la banca solo afecta a la ciudadanía cuando es mala y provoca una crisis económica, porque, cuando es buena, el cliente no disfruta de ningún beneficio. Es más, la voracidad de esta por obtener beneficios y pagar altos sueldos a sus ejecutivos hace que se incrementen las comisiones, etc, y que lo único que viva el ciudadano sea situaciones de expolio sistemático. Sinceramente, es oír la palabra banco y me vuelvo un antisistema.
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