Si les pasa lo mismo que a mí, es probable que lleven un tiempo oyendo y leyendo sobre el hidrógeno. Y, probablemente, estén ustedes tan ... confundidos como yo sobre el asunto. Así que decidí consultar con amigos expertos en temas de energía, para que me iluminaran y poder contarles a ustedes con ciertas garantías.
Publicidad
El hidrógeno es el primer, y más ligero, elemento de la tabla periódica. También es el más abundante y, a pesar del título, es un gas incoloro. La combustión del hidrógeno al mezclarse con oxígeno libera energía que puede usarse para mover un motor o una turbina produciendo como desecho vapor de agua. Esto representa una gran ventaja frente a la combustión de hidrocarburos que generan gases que provocan el calentamiento global, y hace que el hidrógeno sea potencialmente un combustible abundante y limpio.
Además, las tecnologías basadas en el hidrógeno están disponibles desde hace mucho tiempo. La carrera espacial que llevó al Apolo 11 a la Luna fue propulsada por pilas de combustible de hidrógeno. Su renacimiento, tras décadas de un relativo olvido, coincide con la reducción del uso de combustibles fósiles y como solución para almacenar la energía proveniente de fuentes renovables, que son por su naturaleza intermitentes y poco previsibles.
Con lo dicho hasta aquí, el hidrógeno parecería la panacea, pero ya saben que la realidad suele ser siempre endiabladamente complicada. La primera pregunta es saber cómo se obtiene el hidrógeno, que se encuentra a menudo, bien ligado al oxígeno en forma de agua, o al carbono en forma de metano. Para separar el hidrógeno en ambos casos se necesita energía. Si piensan en el proceso completo, se darán cuenta de que el hidrógeno no es tanto una fuente de energía, sino un método para almacenarla. Se usa energía para obtenerlo, se almacena y se libera la energía en otro momento. Y es justamente para diferenciar el tipo de energía que se ha usado para producirlo por lo que se han propuesto los diversos colores en la denominación.
Publicidad
La primera mala noticia es que la gran mayoría del hidrógeno producido hoy en día es de color 'gris'. Esto quiere decir que está generado utilizando combustibles fósiles, que liberan dióxido de carbono y contribuyen al calentamiento global. Es decir, que si ustedes decidieran comprar ahora un coche de pila de hidrógeno, aunque este solo emitiera vapor de agua, en el cómputo global de emisiones sería lo mismo que si fueran en uno de gasolina.
Si en el proceso de producción, ese dióxido de carbono se pudiera capturar bajo tierra, impidiendo su emisión, en ese caso se trataría de hidrógeno 'azul'. Si se utiliza energía procedente de centrales nucleares, el hidrógeno producido se dice que es 'rosa'. Pero las esperanzas futuras están puestas en el hidrógeno 'verde', que se produce utilizando energías renovables, solar o eólica. Lo malo es que actualmente obtener hidrógeno verde cuesta el doble que el hidrógeno 'gris' y a la gente le suele gustar pagar menos. Es cierto que a largo plazo es esperable que se reduzcan los costes para que el hidrógeno verde sea competitivo.
Publicidad
También podríamos echar mano del hidrógeno presente en el subsuelo directamente, de manera más barata. Este es el hidrógeno de color 'amarillo'. O si se ayuda a la extracción mediante bombeo de agua, se denomina hidrógeno de color 'naranja'. Respecto a estos últimos hidrógenos, 'amarillo' y 'naranja', surgen otras dudas. El 'amarillo' no parece que sea tan común al no haber surgido antes de manera natural en las numerosas perforaciones que se han hecho en busca de gas natural y petróleo. Y el 'naranja' tiene poco futuro en países como España que han prohibido la fractura hidráulica. Ante ese arco iris de colores, ¿cuál es el futuro del hidrógeno? Entendiendo el contexto de costes y beneficios, una vez solucionados algunos de los problemas técnicos actuales, es probable que juegue un papel importante en el almacenamiento estratégico a largo plazo ligado a las renovables y en la movilidad pesada en camiones, barcos o aviones.
Finalmente, pregunto por el asunto del transporte del hidrógeno. Y la respuesta es un tanto desconcertante: «No hay que transportar el hidrógeno como se hace con el gas. Lo que se debe hacer es transportar la electricidad». Si esto es así, ¿para qué hace falta la proyectada tubería entre Barcelona y Marsella si dicen que no llevará gas? Ya saben, las cosas se ven diferente dependiendo del color del cristal con el que se mira. Y en el hidrógeno, no será por colores para elegir, incluido el rosa.
Primer mes por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.