Hay momentos en la vida de una generación que la Historia sale a nuestro encuentro, con mayor o menor intensidad, para que el ciudadano descubra, o simplemente recuerde, los orígenes o acontecimientos que nos sirven para sentirnos orgullosos de nosotros mismos o de quienes nos ... precedieron. Este encuentro podemos soslayarlo o valorarlo en su justa dimensión. Dejarlo pasar sin prestarle atención o celebrarlo según la mentalidad o sensibilidad de la sociedad en cada momento.

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En el mes de noviembre próximo se cumplirán 800 años del nacimiento del rey Alfonso X, personaje trascendental para la historia del territorio geográfico conocido en la actualidad como Región de Murcia, a quien la Historia conoce y reconoce como El Sabio por su atención y dedicación a la Cultura y el Saber (en todos los sentidos) del momento.

En Toledo (donde nació el 23 de noviembre de 1221) y en Sevilla, donde falleció (el 4 de abril de 1284 y donde se encuentra parte de su cuerpo, junto a los de sus padres, en la capilla de la Virgen de los Reyes de la Catedral), ya andan preparando actos conmemorativos para que no pase desapercibida la efemérides. Murcia no debe descolgarse de las celebraciones, por agradecimiento a su persona, a su tarea reconquistadora, a su obra creativa, a su cariño por nuestra tierra y a su estela histórica, que llega a nuestros días con la dedicación de calles, plazas y monumentos a lo largo y ancho de la Región.

Y cuando me refiero a Murcia no lo hago solo a la capital sino a toda la Región. En mi modesta opinión deberían implicarse en las celebraciones (en el caso de que haya alguna) las instituciones públicas y también las privadas. Toda la sociedad murciana, para conmemorar un centenario que, de pasar desapercibido, las generaciones futuras nos lo recriminarán.

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La figura de Alfonso X es universal, pero ciñéndonos a nuestra Región, cuya geografía coincide parcialmente con el antiguo reino por donde Castilla salía al Mediterráneo, hay que recordar que fue él, en representación de su padre (S. Fernando), quien siendo príncipe incorporó este en 1243 no solo a Castilla, sino también a la modernidad. Y en 1266, en la persona de su yerno Jaime I puso al viejo Reino de Murcia en el mapa de la civilización occidental, sin derramamiento de sangre alguna en ningún momento. Roturó y repobló nuestras tierras. Implicó a las órdenes militares en la defensa posterior del mismo, llegando a crear una de ellas en la actual Región con el nombre de Santa María de España, con sede en Cartagena, para la protección de nuestras costas.

Detenerme en la ingente obra de Alfonso X excedería en mucho la extensión de este texto, con el que solo busco concienciar a la sociedad murciana (capitalina y regional) de la importancia de este personaje para la historia de la Región, y espero que no pase desapercibido el acontecimiento en el que otros ya se ocupan.

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Sugiero dedicar el Día de la Región 2021 a la figura del Rey Sabio, con la implicación de la Asamblea Regional, del Gobierno de la Región, de los ayuntamientos, de las instituciones públicas y privadas. De las academias y colegios profesionales. De las Universidades y del resto de la enseñanza pública y privada. De la Iglesia Diocesana (que custodia en la Catedral las entrañas del Monarca, que él mismo decretó en su testamento reposaran en Murcia hasta el final de los tiempos, por amor a esta tierra y sus gentes)... Y de la población en general, conocedora, o no, de la obra del Rey Sabio. Esa población que conserva tradiciones vinculadas a la presencia del Monarca entre nuestros antecesores, como la devoción a imágenes de la Virgen, que él mismo dejó para su veneración, dando por patrona del reino a Sta. María del Arrixaca, a la que compuso alguna de sus 'Cantigas'.

Tampoco deberían quedar al margen de la hipotética celebración del centenario los medios de comunicación, e incluso las redes sociales; divulgando y creando conciencia regional en esta tierra en que no valoramos el 'hecho diferencial', quizás porque no lo hay o porque no nos hemos preocupado de buscarlo y ponerlo en valor.

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De toda la sociedad murciana depende que el 800 aniversario se celebre o pase desapercibido. De hacerlo, la Historia y nuestros hijos y nietos lo agradecerán. De no hacerlo, o hacerlo a medias, ella y ellos nos juzgarán. Las circunstancias políticas, de nuevo encauzadas, son ahora las apropiadas para que todos nos centremos y miremos al futuro, con pie firme en el presente y agradecidos con el pasado.

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