Las puertas de Plensa y el silencio en Caravaca

No dejemos que los intereses particulares de un señor trunquen el sueño de honrar a Dios con los mejores artistas, pero, sobre todo, no dejemos que nos callen

Sábado, 15 de marzo 2025, 07:34

ADios se le honra con los mejores artistas. Es algo que sabían los papas desde el primer medievo, es lo que llevó a Bernini a ... hacer sus obras maestras en el Vaticano, es lo que motivó que Julio II le encargase a Miguel Ángel los frescos de la Capilla Sixtina, lo que provocó que el Maestro Mateo hiciese ese prodigio que es el Pórtico de la Gloria. Es la razón por la cual el Viernes Santo desfilan los Salzillos por las calles de Murcia.

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Pero la contemporaneidad alejó a la Iglesia del mecenazgo artístico. Durante el siglo XX pocas fueron las grandes obras de artistas y arquitectos para una Iglesia que abandonó el camino del gran arte. Notre Dame de Ronchamp, las casullas de Matisse en el Vaticano o la maravillosa basílica de Aránzazu con Oteiza, Lucio Muñoz y Sainz de Oiza son testimonios de una relación que se debilitó, la de la fe con los grandes artistas contemporáneos. No podemos olvidar el San Juan de la Cruz que Santiago Ydáñez regaló a la ciudad de Caravaca y que hoy es uno de sus símbolos.

Cuando la Cofradía de la Vera Cruz me pidió un escultor que pudiera hacer unas puertas para la Basílica no dudé, debía ser Jaume Plensa, el más universal de los escultores actuales nacido en España. En T20 trabajamos con grandes artistas pero hubiera sido poco ético ni siquiera proponerlo, no podíamos aprovechar este encargo para vender una obra. Nunca hemos trabajado con Jaume, ni lo conocíamos antes de pedirle que viniera a Caravaca a conocer el Noroeste.

Jaume vino con Laura, su mujer. Era Navidad. Pasó unos días con nosotros y se enamoró de la ciudad. Dijo que sí y la alegría fue muy grande entre los que estábamos persiguiendo ese sueño para Caravaca y para la Región de Murcia. Las esculturas de Plensa son iconos globales en Chicago, Nueva York, Tokio o Madrid. Las de Caravaca se harían preservando la puerta actual, para evitar conflictos con Patrimonio. Serían removibles, no afectarían al edificio. Se podrían desmontar y conservarían la puerta de madera actual, que no tiene mérito artístico pero es antigua. La fachada ha sufrido intervenciones contemporáneas, como la cruz dorada que la preside, hace unas décadas. Jaume sería mucho más respetuoso, no usó el dorado para no competir con una fachada tan potente. A pesar de su enorme fama no quiso ir más allá, no quiso completar lo que faltaba, es decir, rellenar las hornacinas vacías. Uno de los mejores artistas españoles honraría a Dios en el templo más importante de la Región.

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Jaume hizo un proyecto maravilloso: una mano que bendice, dos manos que se abren y acogen al peregrino. Volvió a la ciudad y se emocionó contando lo que quería hacer. Aquella noche, en la Iglesia de la Compañía, el entusiasmo fue total.

Entonces, en Facebook, un señor escribió un post. Yo no había oído hablar de él pero según escribió estaba intentando que Caravaca pagase una escultura de Carrilero, una Santa Teresa. No lo había conseguido y, según explicaba, entendía que las puertas de Plensa habían sido el motivo. Imagino que pensó que el dinero que se invertiría en ellas debía ser para su escultura de Carrilero. No era así. Las puertas serían financiadas por la Fundación Camino de la Cruz, es decir, por empresas privadas en el marco del Año Jubilar. No costarían un euro a la ciudad.

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Empezó una campaña muy agresiva basada en mentiras. Decía que la fachada estaba ya completa, que las puertas cambiarían un estrambótico e imaginario significado que tenía, que no se había hecho ninguna intervención moderna... el caso es que un núcleo muy activo comenzó una campaña muy violenta en redes. Se dijo que las letras de Plensa tenían mensajes satánicos, luego que eran masónicas. En definitiva, se sembró todo tipo de insidias y se generó tensión hasta el punto de que en la calle se dejó de hablar del tema para evitar confrontaciones con el activo grupo negacionista.

Y las puertas se quedaron en el limbo.

No hablamos de gustos. Hay a quien le gustan y a quien no. Hay a quien no le gusta el arte moderno o Plensa, y es respetable, hay también a quien le vuelven loco, le encantan. Creo que la mayor parte de la ciudadanía querría que Caravaca tuviese ese icono tan importante porque su monumentalidad e historia inigualable lo merece. Cada caravaqueño puede y debe opinar pero hay que explicarlas sobre la realidad, no con barbaridades y postverdades en redes sociales. Lo que pierde la ciudad y la Región es mucho, hablamos de un símbolo universal que reforzaría la Basílica como centro internacional tanto para peregrinos como para turistas.

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Me ofrezco a explicarlas a cada caravaqueño. Iré a las aulas a proyectarlas y contarlas, a las salas de conferencias, debatiré en televisiones o en este periódico, si así quiere su director. Me sentaré a hablar de ellas con quien quiera en ese templo de la alegría que es el 33. Como Churchill, lucharé en las playas por conseguir que Caravaca y la Región consigan esta maravilla. No dejemos que los intereses particulares de un señor trunquen el sueño de honrar a Dios con los mejores artistas pero, sobre todo, no dejemos que nos callen. Hablemos de este sueño, de las Puertas del Alma coronando ese prodigio que es la ciudad de Caravaca.

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