Un día estábamos los cuatro viendo el programa de Arús a las 7 de la mañana y en la sección de vídeos divertidos salió un niño mirando a la cámara. De repente un gusano gordo como un dedo salió de su nariz y volvió a ... meterse. Ese gusano ha sido nuestra mascota imaginaria durante años, lo llamamos 'Timmy'. Cuando vimos aquello nos quedamos tan flipados como todo el que veía la tele en 'Mars Attacks!' cuando el embajador marciano le dispara a la paloma y empiezan a matar a todo el mundo, estábamos con la boca tan abierta como todo Springfield cuando Krusty soltó aquella palabrota en directo. Así nos quedamos Carolina y yo el jueves cuando saltó lo de Errejón.
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Hay en mi generación una contradicción. Nuestros padres nos dijeron que existía como una especie de orden divino en el que los buenos ganaban al final y el mal acababa pagando pero crecimos con aquel escándalo de Kurt Waldheim, el secretario general de las Naciones Unidas que resultó haber sido antes un nazi. Un criminal de guerra llegó a presidente democrático de Austria, aunque no podía entrar a Estados Unidos porque en su alegre juventud participó en crímenes de guerra.
Tal vez deberíamos agarrar a nuestros padres por la pechera y preguntarles por qué nos mintieron, por qué no nos dijeron que la mitad de la gente que camina entre nosotros lleva un lobo dentro, pero empezar tan fuerte con Waldheim para pasar a Errejón puede llevar a engaño, no lo voy a linchar. No me gustan los linchamientos, entre otras cosas porque he sufrido varios.
De alguna manera cuando se hizo público que Íñigo Errejón era otra cosa se desplomó una torre que ya estaba apuntalada, la del 15M. Los tres líderes más visibles de aquella revolución que debió cambiar todo, de aquel grito de esperanza de una sociedad cansada de bipartidismo, hoy son un pasado cuestionado y cuestionable. No los millones que los votaron, no aquella juventud que creyó que el mundo podía cambiar, no los que pensaron que era posible otra sociedad, me refiero a Pablo Iglesias, Monedero y Errejón. Podemos no son ellos, hay decenas de miles de cargos que hacen el partido y todas las divisiones, mareas, más países y ciudades, sumares más lo que queda de los herederos del PCE. Ellos tres tenían una responsabilidad ante la gente y ante la historia y los tres hoy han pasado. Cada uno de una manera, Monedero se apartó, Pablo no gestionó bien su propia figura, aunque poca gente resistiría el acoso fascista que sufrió en su casa durante meses o años, y Errejón ha resultado ser el reverso tenebroso de la fuerza.
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Los políticos suelen ser gente que trabaja en un cargo para el que unas veces están preparados y otras no. No suelen ser villanos malvados ni salvadores del mundo, suelen ser gente corriente. He repasado qué políticos de los que conozco son especialmente inteligentes y creo que tal vez Marlaska, Urtasun y Moreno Bonilla lo sean. He conocido muy brevemente a los tres y puede que sean excepcionales. No creo que lo sea Feijóo, de quien un tiempo pensé que sí y sobre Pedro Sánchez tengo que pensar mucho para llegar a una conclusión sobre el personaje más interesante de la política española moderna. El caso es que una noche conocí a Errejón. Fue en una fiesta en Madrid y me pareció un sobrado. Estaba allí haciendo un favor a todos, aunque aquello estaba lleno de 'celebrities'. No escuchaba, miraba por encima de todos (es más alto de lo que parece) como queriendo estar en otro lugar. Pero pensé que era de esos especialmente inteligentes, como también pensé que eran Pablo y Monedero.
Pero son tres chicos de la delegación de alumnos a los que una ola elevó hasta donde nunca soñaron, tres tipos que no supieron gestionar una gloria que no esperaban y por la que no se habían desgastado lo suficiente porque la delegación de alumnos, esa fábrica de políticos profesionales, produce una experiencia de la vida bastante limitada. La calle es otra cosa, la vida real desgasta y curva la columna. Tal vez el problema de la política española es que los políticos salen de esas delegaciones de alumnos, de los consejos universitarios, de las listas electorales de rectores y decanos en vez de la calle. Esto no es privativo de Podemos y su estirpe, es igual en el PP que en el PSOE. En Vox lo desconozco, la verdad, en mi época universitaria no existía.
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Cuando leí la carta de Errejón me acordé de 'Reunión en la cumbre' de Los Planetas, cuando Jota dice: «Se ha reunido un comité de expertos y han decidido que se acabó lo nuestro y a mí me hubiera gustado participar en el proceso». Errejón se va, le queda un calvario pero es merecido, el daño que ha hecho a las ideas que defendía es irreparable, esto es como llevar un camión con munición a la trinchera del enemigo. Mientras conducía ese camión Errejón escribía una carta en la que hablaba de subjetividad tóxica y del daño que le había hecho el patriarcado pero todo eran excusas. Si no hay deseo mutuo es acoso y todo el que se pasa con una mujer es, para empezar, un gilipollas, y para continuar otra lista de términos que ya irán definiendo los jueces.
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