Muchos pensaban que la cultura era algo decorativo y poco importante hasta que el 28 de junio de 2022 los presidentes de los países de la OTAN se fotografiaban delante de las Meninas. Cuando hagamos una valoración de esta legislatura, tal vez lleguemos a la ... conclusión de que esa imagen fue el momento más alto de Pedro Sánchez, recibiendo a Biden, Macron, Johnson o Scholtz. España lució lo mejor de sí en el momento en el que los focos estaban sobre nosotros. Esta no es la razón principal de este artículo pero evidencia que, aunque pensemos lo contrario, la cultura es central en la estrategia de nación, de región y de ciudad en España, un país cuya historia militar nos depara derrotas desde hace cinco siglos y triunfos gloriosos en la pluma de Cervantes, los pinceles de Velázquez o Picasso y la voz de Rosalía o, por qué no, en las cifras de alojamiento en la Málaga de los museos, el Bilbao del Guggenheim, la Cartagena de La Mar de Músicas o la Caravaca del Jubileo. Pero podemos ir más allá.

Publicidad

Hace tiempo sabemos que el petróleo no tiene futuro. Abu Dabi era un sitio que hace unos años no hubiésemos situado en los mapas y que hoy solo escuchamos por la presencia allí del rey emérito y por la riqueza petrolífera: uno de esos lugares a los que se va únicamente a hacer negocios, pero hoy ha inaugurado una sede del Museo del Louvre proyectada por Jean Nouvel y anuncia la inauguración para 2025 de una sucursal del Guggenheim construida por el mismísimo Frank Gehry. Como colofón, Norman Foster prepara un tercer museo de una espectacularidad arquitectónica no vista antes. Los tres se encuentran en las esquinas de una isla que se convertirá en un eje mundial del turismo cultural. Probablemente no para europeos, aquí tenemos las matrices de esos museos, pero sí para el enorme mercado indio y chino, además del resto de países asiáticos, claro. La conclusión de este párrafo es que un país inmensamente rico piensa en un futuro distinto y recurre a la cultura como eje estratégico.

Murcia no puede seguir aferrándose al modelo turístico actual porque el futuro no nos lo va a permitir. Hasta los más recalcitrantes negacionistas saben que el clima del futuro nos depara formas de vida diferentes, que el modelo del Mar Menor ha sido un fracaso ecológico, que los metros de playa son limitados en nuestra región... es evidente que una de nuestras principales industrias, la turística, va a cambiar, y ese cambio debe pasar por la cultura.

Partamos para esta idea de un fracaso palmario: Orihuela. La vecina ciudad es un tesoro arquitectónico y artístico impresionante, pero es descorazonador pasear por su ruinoso centro histórico en el que los museos sobreviven vacíos por inercia mientras el casco antiguo se deshabita en el perfecto ejemplo de mala política cultural. Murcia sí tiene vivacidad cultural, pero habría que hacer un balance técnico y estadístico del estado de las infraestructuras culturales de cara a las cercanas elecciones. Tenemos una región con un patrimonio histórico artístico notable y desconocido. Todos vivimos constantemente la sorpresa de nuestros invitados foráneos al ver por primera vez la Catedral o el Teatro Romano. Si ha habido una región que se ha vendido mal es la nuestra, aunque ese patrimonio es suficientemente atractivo como para basar en él una estrategia de ampliación de camas hoteleras que nos haga competitivos frente a los touroperadores. Los casos de Lorca y Caravaca son referenciales, pero ni Cartagena ni Murcia tienen tampoco las camas necesarias para una estrategia de proyección.

Publicidad

El arte contemporáneo, mi terreno, es profundamente deficitario. La comparación con Málaga es imposible, la distancia es excesiva, aunque desde los 70 fuimos el polo cultural del sudeste español. Hoy Alicante nos ha adelantado gracias al MACA, sin olvidar su extraordinario museo arqueológico. Granada sobrevive y Albacete es un páramo, pero Murcia no ha avanzado. Las políticas culturales sucesivas no han tenido la necesaria ambición y la única vez que se dispuso de dinero en grandes cantidades durante la consejería de Pedro Alberto Cruz se dilapidó en eventos de los que no ha quedado ni la Conservera. Quién sabe, tal vez si llega a consejero con el PSOE construya redes.

Hoy la ciudad de Murcia cuenta con propuestas interesantes, empezando por el Centro Párraga y Verónicas, una sala que tuvo un bache gris hace unos años pero hoy está en forma y aporta proyección nacional. Sería necesario mantener ese nivel, no caer en errores del pasado en los que la sala fue usada para compromisos políticos. Es nuestro buque insignia, condición que debe compartir con San Esteban, otro tesoro expositivo regional. De la Cárcel, todos esperábamos mucho más. Lo que debió ser nuestro Matadero es un centro cultural de barrio. El Ayuntamiento, en general, debería reconsiderar su estrategia. La cercanía de lo local es importante pero la forma de proyectar lo local es acompañarlo de lo nacional y, en la medida de lo posible, de lo internacional.

Publicidad

Todo esto son apuntes fugaces pero es necesaria, repito, una estrategia global, un proyecto de región cultural que siente en una mesa a gobierno y ayuntamientos con los agentes en condiciones de aportar. Pensar en cuatro años, si no hay más remedio, pero diseñar un futuro que revertirá en todos los ciudadanos en términos culturales, económicos y, no menos importante, simbólicos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad