De sobra es conocido que la cuaresma cristiana es un tiempo fuerte de vivencia interior, pero también lo es de actividad etnográfica, llena de experiencias, que en unos casos perviven pujantes en su desarrollo, y en otros languidecen e incluso están a punto de desaparecer ... si no se actúa con rapidez en su recuperación. Este es el caso de los Muñecos de Cuaresma, seguramente generalizados otrora en los pueblos y ciudades de la Región, y reducidos en la actualidad a lugares del Valle de Ricote como Abarán (sobre todo) y Villanueva del Río Segura.

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Los Muñecos de Cuaresma, como las Bombas en el Auto de Reyes Magos de Aledo o Los Mayos de Alhama e incluso el Carnaval, son escenificaciones plásticas de críticas sociales, en mitad o al final de un tiempo de prohibiciones. El alivio corporal y espiritual que deja rienda suelta a la imaginación y también a la sátira y ridiculización, durante un espacio de tiempo reducido. Los Muñecos de Cuaresma están vinculados temporalmente al denominado en la liturgia católica Domingo de Laetare o dominica de alivio en mitad de la misma, en que los sacerdotes cambian el color morado de sus ornamentos por el rosa, y se permiten en los templos adorno floral y música. El pueblo llano se une a esa celebración de alivio, tras semanas de privaciones, colocando en balcones y ventanas de sus domicilios muñecos de elaboración casera, que aluden a personas, situaciones o acontecimientos locales, todo ello con carácter satírico o burlesco, ridiculizando a sus protagonistas en un mensaje plástico y del todo simbólico.

Los Muñecos de Cuaresma debieron ser plantados, en origen, de la forma mencionada, o en lugares públicos de muchos lugares de la Región (como sucede en Los Mayos de Alhama), y de toda España, y me atrevo a sugerir que son el origen de las Fallas, no solo de Valencia sino de toda su provincia, cuando el gremio de carpinteros valencianos tomó como suya la elaboración de estos muñecos, con desechos de sus talleres, pero con el mismo concepto satírico y burlesco. Al alcanzar proporciones que imposibilitaron guardarlos, o destruirlos como se hace en Abarán y Villanueva, comenzaron a quemarse dando pie al festejo fallero como hoy se celebra, en la festividad litúrgica de San José, coincidiendo con las inmediaciones temporales del ya citado Domingo de Laetare.

La recuperación de la fiesta de los Muñecos de Cuaresma de Abarán y Villa Nueva posibilitaría el estudio y conocimiento de las entrañas de su origen, posiblemente barroco o quién sabe si anterior, al igual que teorizar sobre el pasado ignoto de las Fallas de Valencia, y de otros lugares, aislados, del territorio regional y nacional.

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