España es uno de los reinos más antiguos del mundo y su trono ha sido ocupado por reyes buenos, malos y peores. El último de ... los Austrias, Carlos II 'El Hechizado', murió sin descendencia y, tras una cruenta guerra de sucesión, Francia impuso al nieto de su rey, un Borbón. La mayoría de esos monarcas de apellido francés, Felipe V, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XIII, no han sido santos de mi devoción, no obstante me declaro monárquico institucional, creo que en esta nuestra España tan cainita, tan enfrentada, tan desmemoriada e insolidaria, la más alta representación del Estado no debe ser sometida a elección, solo la monarquía constitucional y hereditaria garantiza la independencia del árbitro y la estabilidad de nuestro sistema democrático.
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Franco decidió que, a su muerte, España fuera de nuevo una monarquía y, porque podía, proclamó heredero de la dinastía no a Don Juan, el hijo de Alfonso XIII, que huyó cobardemente al exilio por el puerto de Cartagena, sino al hijo de Don Juan. Lo que el designado Juan Carlos hizo por restablecer la paz, la democracia y el entendimiento es digno de reconocimiento y aplauso. El protagonismo del Rey en las relaciones exteriores, su colaboración para inversiones de empresas españolas en contratos internacionales y su contribución al prestigio de lo español en el mundo es innegable y debe ser motivo de agradecimiento. Por contra, el afán desmesurado por mantener relaciones extraconyugales, la obsesión por el lujo y sus amistades peligrosas son algo que ha tenido que pagar con su renuncia al trono, una medida obligada e inteligente.
Para su hijo Don Felipe, y para don Sánchez, la renuncia al trono no fue suficiente y le obligaron a exiliarse. Cumplidos sus compromisos con Hacienda, cerradas judicialmente las causas pendientes, a pesar del celo de la fiscal general en demorar el archivo, y habiendo pagado con la abdicación sus otras faltas, nada le impide volver a su patria de la que nunca debió salir. ¿Hay algo anormal en que un español sin ninguna causa judicial pendiente regrese a su país cuando quiera? La llegada a Sangenjo, con una cobertura mediática apropiada y el recibimiento cordial de los sangenjinos, no debería haber sorprendido y enfadado a Zarzuela como algunos dicen. Desconozco si hubo condiciones del hijo al padre para su regreso pero, desde mi punto de vista, el comportamiento de Don Felipe no ha sido el adecuado: obliga a su padre a exiliarse, lo aparta de cualquier misión, le suspende su asignación y, en su ultimo viaje a Abu Dabi, el contacto que mantiene con él es telefónico y no personal. Nuestro Rey, que lo es por ser hijo de Juan Carlos y ni siquiera el primogénito una vez que su padre, libre de toda culpa legal y pagadas las otras con la abdicación decide volver, debería haber dispuesto que el palacio de la Zarzuela fuera su primera escala en el regreso a España. La foto del abrazo entre padre e hijo, certificando la normalidad institucional y familiar, aplaudida por una gran mayoría de españoles, habría sido un gran apoyo para la monarquía, pieza clave en el entramado democrático y constitucional a la que los dinamiteros de nuestras instituciones, nuestra paz y nuestra convivencia están empeñados en derribar, y así aprovechan cualquier ocasión para, con sus despreciables maneras cínicas y farisaicas, exigir a los demás comportamientos que ellos jamás cumplen
N. B. Doña Letizia pudo casarse con Don Felipe y ser ahora reina porque su suegro hizo caso omiso de la Pragmática Sanción, promulgada por Carlos III en 1776, por la que, siguiendo una inveterada costumbre desde la época de los Reyes Católicos, los sucesores al trono debían casarse con personas de casa soberana. Todos los miembros con derecho a la sucesión han debido ajustarse a lo establecido en la Pragmática y, así, aquellos que contrajeron matrimonio desigual con persona no perteneciente a casa soberana, debieron renunciar a la sucesión.
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Desde el agradecimiento por la derogación de esa norma de obligado cumplimiento a los representantes de la dinastía real española, Doña Letizia, protagonista de un matrimonio muy desigual, debería tener en cuenta que enfrentar a padre con hijo, hermano con hermanas, nietas con abuelos, no es la mejor forma de consolidar la institución monárquica, indispensable para la salvaguarda de la Constitución, la democracia, la paz y la concordia. Dios salve al Rey y a la monarquía.
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