Por razones que comparto con muchos murcianos, mi vida está unida al Mar Menor desde que nací y gocé de una de las maravillas más hermosas de la Naturaleza. No hablaré de que no es el mismo verano de mi infancia que el que viene ... siendo en los últimos años, sobre todo para quien ha conocido La Manga sin un solo edificio, cuando descubrí, en la playa del Estacio, frente a la isla Grosa, a la edad de siete años, el frasco de una botella de whisky en la que leí las primeras palabras en un idioma, el inglés, exótico entonces para un niño. Era 1960. Otras veces viajaba con el velero de mi padre, de vela latina, a la parte de La Manga cercana a la isla del Ciervo que entonces llamábamos La Embestida, donde cavando en la arena, obteníamos agua potable (mala pero bebible). Ningún edificio había, solo dunas entre el Mar de Homero y el Mar Menor, ese mar por el que todos los años navego en un barquito de vela (lo que se llamaba entonces un bote, no crean, pero sin motor, solo a vela). Pido disculpas al lector por estas evocaciones personales, que confieso únicamente para que entiendan mejor el dolor que viví en 2019 y he vuelto a sufrir este verano, cuando decidí incluso dejar de salir por el Mar Menor, incapaz sufrir el espectáculo de una sopa casi negruzca, con peces muertos flotando...

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Son varias las veces en que estuve tentado de acudir a la hospitalidad de LA VERDAD para escribir. No lo hice porque nada nuevo podía decir, y distinto a lo que estaban diciendo madres y padres bañistas, tristes declaraciones de tantos indignados, y corroboraban científicos y ecologistas, alarmados por la pregunta: ¿pero cómo es que no se ha actuado desde el anterior episodio de 2019? ¿cómo es posible tanta incompetencia y tanta dejadez? También he de confesar que mi silencio se debe a un pecado cometido: haber perdido la inocencia de pensar que estos políticos van a arreglar algo y van a impedir la muerte del Mar Menor. Este episodio recuerda la novela de García Márquez, titulada 'Crónica de una muerte anunciada'. Nada deseo más que equivocarme, pero los hechos son los hechos.

Quiero hoy redimirme de ese pecado de desánimo y escribir, una vez más. Sabiendo, sí, que lo que digo no es nuevo, pero pensando que hemos de decir alto y claro un 'Basta ya', y que hemos de ser los ciudadanos, la sociedad civil, que hemos de tomar las riendas porque los políticos no van a hacer nada. No es que personalmente sean incapaces (tengo mi opinión sobre ellos, pero Dios me libre de insultar), es que la política se ha convertido en una superestructura incapaz de resolver problemas estructurales que sobrepasan la dimensión de los que la administran, porque los ha atrapado en un escenario actoral, convertido en la representación de una tragedia en la que ellos únicamente vociferan, los unos contra los otros, pensando en un público que ven como votantes, y calculando que si dicen que el Ministerio es culpable (por la vía de la Confederación Hidrográfica del Segura) van a reforzar los votos agrarios. Y los otros pensando que el Mar Menor puede ser quizá una buena ocasión para que López Miras cave una fosa para él y su partido en Murcia.

Resulta que el problema son los nitratos y los vertidos de agua dulce, bien por las ramblas, bien por el acuífero a rebosar de nitratos por una sobreexplotación del Campo de Cartagena, donde incluso se ha sobrepasado lo legal en miles de hectáreas. Nadie discute que hay regadíos ilegales, vertidos ilegales, y afluencia de nitratos debido a prácticas contaminantes bien conocidas. Resulta que, pese a matices diferenciadores, hay evidencias científicas que reclaman actuaciones muy definidas, y ya conocidas en 2019. ¿Qué pasa? Que los votos de las organizaciones agrarias son muy importantes, al menos hasta que lo sean los de las empresas del turismo y los miles de puestos de trabajo que se irán al garete si el Mar Menor muere. Quizá será cosa de que estos nuevos agentes se organicen y visibilicen a los políticos que basta ya de echarse la pelota, basta ya de esta representación de una tragedia ante un escenario que es siempre, y años y décadas, escenario electoral, incluso a años de las elecciones. En España dejó de haber consenso para todo, se ha hecho un imposible incluso para salvar una joya económica y natural como el Mar Menor. Lo titulado: los políticos son peores que los nitratos. Tendremos que acabar pensando que únicamente podremos descontaminar si echamos a estos políticos a la calle, por lo menos hasta que nos dejen terminar con los nitratos.

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