La paridad de género en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) sigue siendo una asignatura pendiente, ya que la brecha sigue existiendo a ... favor de los varones. Hace 5 años se analizaron 10 millones de artículos científicos firmados por 36 millones de autores llegando a la conclusión de que, por ejemplo, a este ritmo, la paridad en física no se alcanzaría hasta el año 2276, dentro de 253 años.
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Recientemente, se ha determinado que el porcentaje de mujeres funcionarias en puestos de trabajos STEM de Estados Unidos, en el siglo XXI, es menos del 30% de los puestos. Pero lo más llamativo es que, a pesar de todas las políticas de igualdad y de que son muchas las jóvenes que inician la carrera, la mayoría no continúa. Es decir, las mujeres se habían incorporado a profesiones tecnológicas, pero desde el año 2005, el número de mujeres en profesiones STEM se ha estancado. Como dijera el austriaco Niki Lauda, leyenda de la Formula 1, «si ganas es porque has hecho un buen trabajo, pero no por eso te debes estancar; sino empezar a pensar en el siguiente paso».
La palabra estancarse proviene del latín vulgar 'extancare' que, a su vez, proviene del término celta 'ektanko', que significa sujetar o fijar. Sus acepciones, según la Real Academia de la Lengua Española, indican: detener y parar el curso y corriente de un líquido, prohibir el curso libre de cierta mercancía o suspender el curso de una dependencia, asunto o negocio. Los sinónimos de estancado son atascado, detenido, encharcado, inmovilizado, parado o paralizado. Estos significados asustan cuando los aplicamos a la incorporación de niñas y jóvenes a las carreras STEM y cuando pensamos que todos los esfuerzos que se han hecho, y se hacen, por aumentar el número de mujeres en profesiones científicas y tecnológicas están abocando a un encharcamiento.
Las razones por las que un individuo puede estancarse son variadas, pero consciente o inconscientemente, sumen en la confusión, en la melancolía, en la ansiedad y en la parálisis. Como colectivo y como sociedad, hay que asumir los hechos y enfrentarlos. Sin ánimo de sucumbir ni en la desesperación ni en el pesimismo, se debe concluir o que algo no se ha hecho del todo bien o que se puede hacer de otra manera. Hay que ser optimista ideando medidas proactivas y, con estos datos en la mano, se ha de reflexionar para enmendar, antes de que se convierta en una rutina tóxica. Primero, para tratar el problema, al igual que se procede en psicología, se debería explorar e intentar deliberar sobre las causas probables del problema. A continuación, habrá que diseñar un plan de acción, que incluya medidas de efectividad recurrente, que se evalúen de forma periódica y, en consecuencia, se puedan rectificar para mejorar permanentemente.
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El primer aspecto es que quienes idean las políticas deben referenciarse al presente mirando al futuro. Se debe reconocer que las chicas de hoy no son como las chicas de ayer. Tienen y viven circunstancias diferentes, con gustos diversos. Esta puede ser una de las trampas que han contribuido al estancamiento. Hay que preguntar a las jóvenes de hoy. Pero antes, hay que educar a niños y niñas con modelos y juegos adecuados que no solo entrenen la mente, sino que también definan preferencias de elección tanto racionales como intuitivas. Educar en equidad, con equilibrio, para desarrollar el andamiaje cerebral y que elijan siendo conscientes de que la elección, en libertad, es un proceso mental que depende de las opciones que se presenten y de las circunstancias personales. La ventaja es que, en este casi acabado primer cuarto del siglo XXI, conseguir que las niñas elijan profesiones STEM podría ser más sencillo ya que, desde la cuna, viven la tecnología como un fenómeno natural y cotidiano en sus vidas.
Estancarse en el acceso de las mujeres a los campos científicos y tecnológicos punteros es un riesgo que nos conduciría al pasado. Un retroceso que no nos lo podemos permitir. Del análisis realizado en las funcionarias de Estados Unidos se deduce que para mantener a las mujeres en los puestos de trabajo de profesiones STEM, se tiene que conseguir no solo una masa crítica de mujeres en esos puestos sino, sobre todo, aumentar el número de mujeres en cargos de dirección para que las que accedan tengan modelos de referencia. Por ello, para superar el riesgo de estancarse en la paridad STEM se debe propiciar el desarrollo de programas de formación para niñas y mujeres que alienten la ambición sana y el papel de liderazgo.
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