Entre la ingente cantidad de propuestas y promesas preelectorales –sin pausa para asimilarlas–, suscitó gran interés la del derecho al olvido, un enunciado con reminiscencias proustianas. De interpretarse en sentido literal, sin matices ni análisis, rayaría en la ciencia ficción como facultad para borrar a ... voluntad recuerdos archivados en la memoria. Pero cualquiera se atreve a descartar tal posibilidad con respecto a manipulaciones tecnológicas mentales, en un correlato de la también ahora omnipresente inteligencia artificial. En caso de alcanzar semejante utopía actual se podrían eliminar a conveniencia vivencias desagradables, evocaciones de lances desafortunados, episodios luctuosos, esfumando dolor y sufrimiento. En semejante tesitura incluso recurrir a insertar recuerdos agradables y placenteros. Como sucedía de forma premonitoria para tal pretensión en la entretenida película 'Desafío total', cuando un musculoso Arnold Schwarzenegger, hastiado de una vida insulsa, monótona, sin alicientes, decide contratar –en establecimientos destinados a tal fin– una píldora que insertada en su cerebro le posibilita un placentero viaje a Marte, sin moverse de su sillón. Basada en el relato del magistral Philip K. Dick, 'Podemos recordarlo por usted al por mayor'.

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Si bien la propuesta política de establecer un olvido es posible. De naturaleza instrumental, administrativa, mediante un Real Decreto para reducir a cinco años el periodo transcurrido sin recaídas tras superar un cáncer, para solicitar un seguro. Hasta ahora requisito que suele exigirse para contratar productos o servicios financieros como préstamos e hipotecas, discriminando a quienes han sufrido la enfermedad. Aunque en España no sea obligatorio este trámite previo, las compañías de seguros se muestran reticentes, reservándose el derecho a no prestar tal cobertura o incluso aplicar una prima de mayor cuantía. Una negativa habitual de estar todavía en tratamiento de la enfermedad. Es una medida en línea con la Resolución del Parlamento Europeo que determina que aseguradoras y bancos no deben tener en cuenta los antecedentes de cáncer y en 2025 los países miembros garanticen el derecho al olvido a todos los pacientes diez años después de su tratamiento y hasta cinco años, cuando se trate de menores de 18 años.

Es una realidad que más de la mitad de los distintos cánceres se curan, gracias a las mejoras propiciadas por la investigación –prevención, diagnóstico precoz, tratamientos eficaces–, por lo que ha emergido el concepto de 'supervivientes'. Aplicado a quienes, tras finalizar el tratamiento, se encuentran libres de enfermedad transcurridos cinco años, periodo estimado durante el cual suelen ser más frecuente las recaídas. Enfermos que una vez superado el cáncer necesitan cuidados concretos relacionados o no con el proceso inicial, como apoyo psicológico y social, junto a medidas para afrontar necesidades económicas, por la pérdida de su trabajo y las dificultades para reincorporarse al mercado laboral. De este olvido se beneficiarían un número aproximado de 2,2 millones de personas, al que cada año se incorporan aproximadamente otras nuevas 100.000.

En la actualidad se vislumbra un horizonte de esperanza, más lejano de lo deseable para los afectados

Enarbolar estadísticas de supervivencia global puede inducir falsas expectativas, dado que la etiqueta de cáncer abarca a cerca de doscientas entidades distintas, cada una con peculiaridades específicas, con tratamiento, pronóstico y supervivencia desigual. Desde los altamente agresivos, complejos, poco frecuentes, diseminados, con escasa respuesta a cualquier medida terapéutica, hasta aquellos de fácil resolución. En su eclosión como problema médico emergente, durante la década de los cincuenta del pasado siglo, el empeño se enfocaba en establecer con prioridad el diagnóstico, con los limitados medios técnicos de la época. En el espacio de pocas décadas se ha operado un cambio significativo, con una precisión analítica hasta niveles moleculares o genéticos. Acciones positivas que descansan sobre el pilar esencial de la investigación. Nuevas técnicas de imagen que permiten acceder a espacios preservados del cuerpo, como nuevas formas de tratamientos de alta precisión, con mayor eficacia y menores efectos secundarios, en un contexto de medicina personalizada, en el que, a cada tipo de cáncer, dentro de su conjunto especifico, se le puede aplicar una concreta medicación.

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En la actualidad se vislumbra un horizonte de esperanza más lejano de lo deseable para los afectados. Centrados ahora en las trabas económicas, pero también con sensaciones de carácter intangible, en los que dolor y sufrimiento no sean por fortuna más que reliquias del pasado. En este sentido, cabría considerar otra acepción de la palabra olvido: la referente a la posibilidad de no tener algo en cuenta, en una entidad que marca a quienes han sobrellevado tal experiencia. Haber transitado por el compromiso de la enfermedad deja profundas huellas en la memoria, algo imposible de eliminar de raíz mediante regulaciones o normativas, pero sí paliar sus efectos de optimizar y corregir trabas e inconvenientes sociales y económicos, como persistente recordatorio de etapa sombría para tantos.

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