Verano de 1957, se celebra en el Club de Regatas de Santiago de la Ribera la última verbena de la temporada veraniega. Gran ambiente, cena-baile con vocalista y como fin de fiesta, la actuación del famoso mago Sazhan y su número especial de hipnosis. El embaucador, desde el escenario, solicita la presencia de un voluntario y, sin comerlo ni beberlo, mis amigos de la peña me lanzan a los leones. Subo a la tarima y el mago me coloca de cara al respetable, dándole a él la espalda. Puesta una mano sobre mi cabeza y la otra sobre mi hombro, me susurra: «Soy de Callosa, tengo familia numerosa, me gano la vida con estas patrañas, si está dispuesto a cooperar haga un guiño con los ojos, si no diré que no es persona apropiada y lo devuelvo a su sitio». No lo dudé, cerré los ojos brevemente y nunca el callosino tuvo un espectador tan hipnotizado: sentí frío y calor a manos llenas, contesté como un autómata a todas sus preguntas y, al llegar a mi silla, aún dormido, desperté con tal sobresalto que nadie dudó del poder de Sazhan.
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Este mago de hoy, don Sánchez, ese que duerme en La Moncloa, ayudado por don Iván, tiene sofronizados a casi la mitad de los españoles, según nos cuenta Tezanos, pero tal vez sean solo unos pocos, y el resto, como yo aquel verano, esté simulando la hipnosis para echar una mano al patrañero.
Tengo relación con un buen numero de paisanos que han militado en el partido socialista, incluso con cargos públicos y también con otros que siempre han mostrado su simpatía hacia ese vetusto partido. A casi todos ellos los considero inteligentes, bien informados, incluso los creo capaces de separar el grano de la paja, a pesar de la intoxicación que reciben cada día de 'El País', 'La Sexta' o la 'Ser. Por eso me asombra que no sean capaces de protestar contra don Sánchez por llevar a comunistas bolivarianos al Gobierno, pactar con filoetarras que ni se han arrepentido de los asesinatos de la banda ni lo harán y apoyar el independentismo desde unas siglas socialistas que siempre han defendido la indivisible unidad de España. Consienten que su líder, el presidente del Gobierno de España, mienta un día sí y otro también con el único objetivo de seguir durmiendo en ese palacio que tanto le gusta. Permiten que el mago don Sánchez, con su almohadilla don Iván, deje en los huesos y sin molla alguna a un partido tan antiguo y necesario que cuando esta vorágine cese, que cesará, tendrá que refundarse porque no quedará del mismo ni la raspa.
Hipnotizados, van a por la piruleta que los magos de Moncloa les enseñan y, mientras se entretienen chupando, tragan con los perversos mantras cocinados en los fogones del temible Iván: la derecha es golpista y franquista y está en manos de imberbes fascistas, jamás podrán llegar al Gobierno; Madrid será su tumba; buscan destruir las libertades que tanto nos ha costado conseguir; quieren sacar a los okupas de los pisos que necesitan y devolver a sus países a los pobres inmigrantes ilegales que tienen derecho a vivir en paz y bien subvencionados. Pretenden, porque son unos despreciables elitistas, elegir la educación de sus hijos y que para tener un título académico haya que aprobar las asignaturas pertinentes. Quieren que los jueces sean independientes cuando deben estar sometidos al mandato del pueblo como en la revolución francesa y rusa, y así hasta un ciento más de mentiras con las que tratan de tapar sus estrepitosos fracasos.
Nunca supe qué fue del mago Sazhan, pero aventuro lo que va a ser de otro llamado Sánchez; cuando se le acaben los trucos con que hipnotizar a sus inocentes seguidores terminará disputando a su primo don Zapatero el favor de sátrapas como Maduro o algún otro tirano. España necesita cuanto antes que aquellos socialistas de bien que ahora andan seducidos por un ejército de incapaces y sectarios despierten de su hipnosis verdadera o falsa, repudien a todos estos gobernantes y vuelvan a ser un partido político necesario en el Gobierno o en la oposición, capaz de volver a ilusionar a unos ciudadanos que quieren vivir unidos, en paz, sin mentiras, con libertad y con un gran proyecto de vida en común.
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Herodes no pudo engañar a los Magos de Oriente y al final quienes lo pagaron fueron los Santos Inocentes. A tiempo estamos: no permitamos que se pueda repetir esa triste historia, no seamos tan inocentes. FELIZ AÑO
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