Excmo. Señor Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez:

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He leído su carta de 4 del presente mes, publicada en redes sociales y dirigida a la ciudadanía, ... y no puedo menos que expresarle mi admiración por la destreza con la que gestiona el manejo de la manipulación y el victimismo que destila su mensaje. Resulta patético ver cómo intenta desviar la atención de los graves indicios de corrupción que pesan sobre su esposa, Begoña Gómez, culpando a la oposición y a supuestas conspiraciones de ultraderecha, sin aportar una sola prueba tangible.

Para empezar, usted debería ser el primero en saber que los procedimientos judiciales son independientes de los tiempos políticos. La citación a su esposa no es un ataque político, sino una decisión de un juez de instrucción, refrendada por la Audiencia Nacional, basada en indicios suficientes para abrir una investigación. Pretender que todo esto es un montaje suena más a una táctica desesperada para eludir responsabilidades que a una defensa legítima.

Es curioso cómo denuncia una conspiración de la oposición cuando usted mismo llegó al poder utilizando una moción de censura. ¿Dónde está aquella regeneración que prometió en aquella moción de censura? Al margen del posible delito penal o no, que surja de la instrucción judicial en la que está inmersa su esposa (y es posible que más adelante usted también), lo que no es admisible ética, estética, moral, ni políticamente, son los peligrosos movimientos económico/empresariales, con que se ha relacionado su esposa Begoña Gómez. Ahora que las circunstancias le son adversas y los hechos hablan por sí solos, ¿el juego democrático se convierte en un complot? Acusar sin pruebas a Feijóo y Abascal de estar detrás de esta denuncia es un acto irresponsable y calumnioso, propio de quien se siente acorralado y sin argumentos.

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Respecto a los supuestos logros económicos de los que presume, (con el solo fin de desviar la atención sobre el asunto principal, que es el caso Begoña/Sánchez), permítame recordarle que los números admiten interpretaciones al gusto, que admiten contar la historia según a uno le interesa. Habla de crecimiento y creación de empleo, pero omite convenientemente: 1) que si bien hay más personas empleadas, el total de horas trabajadas sigue siendo inferior al de antes de la pandemia, debido al incremento de la contratación a tiempo parcial, así como a la mayor cantidad de contratos de menor duración temporal, o sea, que no es que haya más trabajo, sino que este está más repartido; 2) que la renta per cápita ha retrocedido en los últimos años en comparación con la media de la UE; 3) Que la Deuda Pública está en niveles insostenibles, lo que lamentablemente augura un negro futuro para las siguientes generaciones, y todo para mantener una clientela subvencionada, que preste apoyo a su cada vez más frágil equilibrio de poder.

Habla usted de luchar contra la mayor de las injusticias, que es la desigualdad. Hay que tener mucho cuajo para decir eso, cuando usted, con su Ley de Amnistía, ha creado dos clases de ciudadanos: los que estamos bajo el peso de la ley, y los que se les invita a redactar el código penal a su gusto, para sentirse exonerados de su cumplimiento. ¿Puede haber mayor grado de desigualdad?

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Sobre la política exterior, su gestión ha sido desastrosa y descoordinada. Se jacta de contribuir a la paz en Ucrania y Palestina, pero ha actuado de manera unilateral, sin consensuar con la oposición, rompiendo una norma tácita esencial para la coherencia y estabilidad de nuestra política exterior. Su reconocimiento casi solitario del estado palestino ha erosionado nuestro prestigio internacional, mostrando una vez más su inclinación por decisiones populistas y de corto plazo. Y podríamos seguir hablando de los conflictos que usted ha originado con Marruecos, Israel, Argelia o Argentina. ¿Quién se encargará de solucionar los embrollos que usted solito ha provocado?

Además, usted acusa a los medios de lanzar bulos contra su esposa, pero no ha tenido la decencia de desmentir ninguna de las informaciones ni de llevar a los tribunales a esos medios. ¿Será porque, en el fondo, esas noticias están basadas en hechos reales y comprobados?

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La transparencia y rendición de cuentas, algo que en su caso brillan por su ausencia, son pilares fundamentales en la gestión pública. Las noticias aparecidas en los medios de comunicación sobre su esposa Begoña Gómez, han sido detalladas y documentadas. La falta de desmentidos o acciones legales contra dichos medios refuerza la percepción de que hay elementos sólidos, que requieren una aclaración judicial exhaustiva.

Es irónico que quien no ha dudado en ensuciar a sus adversarios políticos con mentiras y manipulaciones (familiares de Ayuso y esposa de Feijóo), ahora se queje de ser víctima de «fango y bulos». Parece que el ladrón piensa que todos son de su misma condición. Sus constantes mentiras e incumplimientos han deteriorado hasta niveles mínimos la confianza en las instituciones, y han dejado claro que su gobierno, con usted a la cabeza, está más interesado en perpetuarse en el poder que en servir al país.

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Termina su carta afirmando que le quedan tres años de legislatura. No nos queda más remedio que resignarnos a que, pase lo que pase, incluso si España se hunde, usted se aferrará a su silla presidencial con uñas y dientes. Su actitud egoísta y autoritaria es una vergüenza para nuestra democracia.

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