Si te va a afectar, mejor no leer nada, aconseja César Azpilicueta, defensa de la selección, sobre lo que periódicos y redes sociales dicen de los futbolistas. Pero una cosa es que te digan que has jugado mal. O incluso que te llamen «cementerio de ... canelones», como los aficionados argentinos a Higuaín. Por gordo. Aunque Ronaldo se haya quejado de la gordofobia. Pero los hijos. Mira. Casi todos tenemos ojos y vemos la belleza, la fealdad o las caras difíciles. Y tenemos mala baba. Anda que no nos hemos reído de Sergio Ramos desde el traje blanco con el que llegó a Madrid desde Sevilla. Con cualquiera de sus disfraces o peinados. Con su parecido a Stalin joven. Y de Pilar Rubio. Ayer, en la despedida de su marido, por su vestido de enfermera sexy de esos que denuncia el sindicato de enfermería si se venden como disfraz. Pero los hijos pequeños... Venga. Espero que ninguno de los dos haya leído lo que tantos tiparracos han escrito de sus niños.

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